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Formacion Misionera


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2013  •  2.311 Palabras (10 Páginas)  •  295 Visitas

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FORMACION MISIONERA.

Concepto de misión:

 Trabajo o encargo que una persona o un grupo tiene la obligación de hacer. Cometido.

Concepto de misión en la iglesia:

 Tarea de evangelización y promoción del desarrollo que se lleva a cabo en pueblos que no conocen mayoritariamente la religión cristiana o que están subdesarrollados.

Mi definición de misión:

 Una misión existe cuando, además del enviado, hay alguien que envía con autoridad para hacerlo y un servicio que prestar o un mandado que cumplir.

¿En qué me sirve tener claro el concepto de misión?

 Para entender que la misión es un movimiento de amor de Dios al mundo; la Iglesia es un instrumento para esa misión. Existe la Iglesia porque existe la misión y no al revés. Participar en la misión o ser misionero será, pues, participar en el movimiento del amor de Dios hacia su pueblo.

Beato P. Miguel Agustín Pro Juárez, Mártir

Publicado el Julio 2, 2011 » Categoría: Beatos Mártires |

El Padre Pro es un Beato del siglo veinte. Se caracterizó por su profunda humanidad. Conocedor de su gente, cercano a todos. Murió en 1927, y fue beatificado por el Santo Padre Juan Pablo II en 1988.

En el pueblo minero de Guadalupe, Zacatecas nació Miguel Agustín el 13 de enero de 1891.

Miguel fue un niño muy inquieto, le gustaba hacer travesuras, también hacía renegar a sus hermanas. Cuando tenía 7 años, el 19 de marzo de 1898, hizo su primera comunión, el Sr cura, don Mateo Correa, quien le dio la comunión al pequeño Miguel, sería un futuro mártir, muerto el 6 de febrero de 1927. Para Miguel y su familia, aquel fue un día inolvidable, además, era el onomástico de su madre.

Era un jovencito muy alegre, trabajador y optimista, pero ponía toda la casa en revolución. Un día escuchó a su madre, llena de angustia, exclamar: “Oh Dios mío: convierte a este hijo mío”. Y el joven que amaba inmensamente a la buena mamá, le dio un abrazo y le dijo: “Mamá: mi segundo nombre es Agustín, y San Agustín fue un gran convertido. Ya verás que yo también me voy a convertir”. Y desde aquel día mejoró notablemente su conducta.

Tenía predilección por la música y la poesía. Al escucharle sus discursos en las veladas estudiantiles, las ancianas decían: “Este sí que serviría para sacerdote predicador”. Con sus hermanos y hermanas organizó una pequeña orquesta que amenizaba las reuniones del barrio.

Por un corto tiempo estuvo estudiando lejos de Concepción, pero, por su enfermedad no pudo continuar sus estudios y regresó a la casa paterna. El Sr. Pro se llevó a Miguel a trabajar con él en la administración de los negocios, pero éste siguió sus estudios regularmente. Le gustaba charlar con los mineros y, así, fue conociendo los problemas del pueblo pobre y se iba encariñando con los más necesitados.

A medida que pasaba el tiempo, aquel joven de veinte años se sentía insatisfecho, un gran vacío lo agobiaba. Afortunadamente llegaron unos sacerdotes jesuitas e invitaron a los jóvenes a unas reflexiones y convivencia de tres días; allí encontró la paz y algunas respuestas a sus dudas.

Miguel fue cambiando, aquellos días de oración y convivencia con otros jóvenes de su edad y la acertada orientación de los jesuitas, marcaron su vida juvenil. Otro acontecimiento que ayudó a Miguel fue la maternal intervención de la Sma. Virgen en un grave accidente: al pasar por una carrilera se le queda un pie trabado entre los rieles, y el tren ya está cerca. Invoca a la Sma. Virgen y logra sacar el pie, precisamente cuando ya está por llegar. En acción de gracias le ofrece a la Virgen María el sacrificio de no tratar con muchachas durante un año. Y lo cumple.

Dos de sus hermanas, Luz y Concepción se fueron de religiosas y esto lo dejó a él vacío y bastante deprimido. Finalmente decidió ser jesuita, él sintió también un gran deseo de entrar a una comunidad.

En 1911 su padre lo acompañó al noviciado de los jesuitas ubicado en El Llano, Michoacán, un poblado cerca de Zamora. Para él tan inquieto, el silencio y seriedad del noviciado se le volvieron supremamente duros. El Padre Maestro de novicios lo invitó a resistir siquiera por seis meses, y entonces Miguel, que todo lo que hacía lo hacía con toda su alma, se dedicó de lleno a la oración, a la meditación y a las buenas lecturas, llegando a ser un novicio muy alegre y simpático, pero también muy piadoso y cumplidor de sus deberes.

En 1913 hace sus votos o juramentos de pobreza, castidad y obediencia y queda admitido como jesuita. Por aquellos días estalla una revolución en México y el papá de Agustín pierde sus bienes que pasan a manos de los guerrilleros. El noviciado jesuita es invadido y los religiosos tienen que salir huyendo disfrazados. Miguel viaja disfrazado de charro y por entre maizales y montes logra llegar a Guadalajara. Los superiores viendo el peligro que corren los jóvenes novicios los envían a Estados Unidos a seguir sus estudios. Pero el no saber inglés les trae muchas molestias y entonces lo envían a España, país neutral durante la primera guerra mundial (1914 – 1918).

Aprovechando sus cualidades naturales, Miguel hace de payaso, actor, equilibrista, y caricaturista, y así distrae mucho a los demás compañeros y hasta a los superiores, en aquellos años de horribles angustias mundiales. Llega la terrible gripa asiática en 1917, que lleva al sepulcro a miles y miles de personas, y entonces Miguel se va a los salones donde yacen montones de enfermos con fiebres y los distrae muy sabrosamente con sus representaciones cómicas. Los enfermos piden frecuentemente que les envíen al joven seminarista para que los distraiga en aquellas horas monótonas de su enfermedad.

Terminando sus estudios de Filosofía en España, fue enviado a Granada, Nicaragua para sus 2 años de magisterio, “los años más difíciles” en palabras del mismo Hno. Pro.

Llegó al Colegio Centro América del Sagrado Corazón, el cual estaba a media construcción. No tenía enladrillado, y los salones y oficinas tenían piso de tierra. La maleza tropical llegaba a las paredes y alimañas grandes y pequeñas se mostraban continuamente, algunas veces eran alacranes, otras víboras o mosquitos diminutos que estaban por todos lados, esto, aparte del extremo calor tropical.

Tuvo a su cargo a los más pequeños y la vigilancia de los externos

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