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HISTORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCION

gabrielarizpeTrabajo12 de Julio de 2020

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RESEÑA DE LA INSIGNE E HISTORICA IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCION DE ARIZPE

Misión de Nuestra Señora de la Asunción de Arizpe

Esta Misión fue uno de los centros más notables de la expansión evangelizadora de España y misioneros. Recibiendo pues las nuevas noticias  estos indios ópatas Tegüimas que habitaban   el entonces llamado HEUC-ARITZPA,  desde 1540, sobre el anuncio del Evangelio que los Padres de la Compañía de Jesús, habían traído al sur de Sonora, y deseosos ellos también de recibir la Buena Nueva de Cristo, determino esta nación  ir hasta Sinaloa pidiéndoles vinieran a enseñar y bautizar, pues querían vivir en su ley y adorar al Dios verdadero.  

Vinieron los primeros padres hasta esta provincia del valle de Sonora, siendo el misionero Jesuita Bartolomé Castaños quien primero  entró a esta nación en 1638, logrando hacer sus entradas por todo este río hasta llegar a Teuricachi, pero fue hasta el año 1646 que se fundo la misión de Nuestra Señora de la Asunción de Arizpe, por el padre jesuita Jerónimo de la Canal: «Por orden de los superiores entré a los pueblos de Zenoquippe, Arizpe y Cucubarunichi. En el primero, junté la gente y me detuve quince días, declarándoles el fin de mi ida y la necesidad del bautismo. Después de todo me respondió el gobernador, que primero se dejarían morir que bautizarse. No me arredró esta respuesta por la experiencia que tengo de estos pueblos. Me contenté con bautizar algunos párvulos en peligro, y pasé nueve leguas adelante al pueblo de Arizpe. Aquí tuve la misma respuesta, y me dejaron solo luego que se los propuse. Perseveré con todo otros quince días, tratándoles del bien de la gloria y penas del infierno, y ya resuelto a partirme al tercer pueblo, volví a instar al gobernador, que me respondió en su idioma estas mismas palabras... “Padre, mañana me amanecerá el sol más claro: seré otro hombre, y tendré nuevo cuerpo y nueva alma”. Quiso decir que el día siguiente se bautizaría, como lo hizo, y con él muchos otros que desde antes de mi entrada estaban ya bien capaces. Ayudó mucho al bautismo de este pueblo el caso siguiente: Estaba un niño cazando pajarillos, y sin ver quien pasaba, clavó la flecha en el pecho de una india, cuatro dedos abajo de la garganta, y le entraría más de ocho. Acudí con toda prisa, y exhortela a que se bautizase, que quizá Dios la sanaría, y si no lograría el cielo. Vino en ello, y catequizada cuanto permitía la prisa, porque se creyó muriera luego, la bauticé, y al día siguiente yendo a verla, la encontré tan buena y sana que ni aun señal tenía de la herida.”La curación de esta india  ayudó mucho al bautismo de estos indios.

Quedando establecida  ésta como pueblo de misión y consagrada  bajo la advocación de “Nuestra Señora de la Asunción de Arizpe”  se le asignó la categoría de cabecera de misión, con Bacoachi y Chinapa como visitas, administrando el misionero  Felipe Esgrecho S. J.

Esta misión se fundó sólo con la industria de la compañía de Jesús y el trabajo de los mismos indios, ya que el Rey no dió las limosnas  acostumbradas a principios de cada fundación por estar en crecidos gastos de guerra.

Ya para 1678 se describió por el visitador Juan Ortiz Zapata, el templo  de esta misión dedicado a Nuestra Señora de la Asunción, como el más bello y equipado de la provincia. Y mas tarde fue el P. Francisco Javier Mora S. J. (1692-1720) quien se dedicó con mayor  ahínco al adorno del culto divino, y a su esmero se deben las más de las preseas que tuvo y en parte tiene. En 1730 el P. Cristóbal de Cañas S. J. (1720-1740), también nos habla en su informe sobre las riquezas que gozaba este,  como muy capaz y hermoso, dando noticia de sus altares de madera dorados, muchos y ricos ornamentos, lámparas y ciriales de plata, cálices y algunas alhajitas de oro. En 1740 a la muerte del P. Cristóbal de Cañas entra a administrar la misión el P. Carlos de Roxas S.J., quien  se encontraba en Arizpe ya desde 1727 y hasta la expulsión de los jesuitas en 1767. Fue este misionero quien remodeló el edificio, hizo más alta su estructura, agrandando toda la sección media, terminó la fachada. En el frontispicio del templo  se señala “Carlos de Rojas 1756”, como fecha de la conclusión del mismo. Al hacerle algunas reparaciones entre 1954-1957, aparecieron las diferentes etapas de ampliación y mejoramiento del templo. Se cree que en los arreglos de 1756  se elevo el techo de artesonado a la altura conveniente para colocar los ricos y artísticos retablos de madera tallados y dorados, enmarcando valiosos lienzos al óleo. En 1764 el visitador Manuel Aguirre S. J., informó que el Templo lucia excepcionalmente bien adornado. Con excelentes pinturas.

Un probable origen de la Imagen

Hasta aquí hemos hablado del inicio de la misión de Nuestra Señora de la Asunción de Arizpe, y hemos hecho un recorrido   sobre el adelanto que tuvo en esta época el templo que hasta nuestros días es la admiración de todos; sin embargo quise partir con esto porque lo considero de suma importancia para dar inicio al tema que nos trajo hasta aquí, y es hablar del origen de la Insigne Imagen de Nuestra Señora de la Asunción de Arizpe, imagen de gran historicidad y méritos ya que desde 1646 ampara y protege a este pedazo de suelo tan querido para todos nosotros, y desde 1779 vela por la diócesis de Sonora.  Además, considero muy conveniente en estos momentos tan importantes que celebra nuestra parroquia: “los 50 años de la segunda coronación de la imagen de Nuestra Señora de la Asunción”, celebrándola  con este pequeño homenaje, porque es nuestra Madre espiritual, y uno de los regalos más preciados dados por Cristo a su Iglesia, nuestro Señor y Salvador.

No pudiendo escudriñar en la historia documentos y fuentes que nos señalen el año exacto en que  esta gloriosa imagen llegó a nuestro pueblo y por carecer de estos,  probablemente   esta haya llegado en el periodo de 1727 a 1756, tiempo en que se cree se colocaron los retablos en el templo por el Jesuita Carlos de Roxas, como anteriormente se dijo, por lo tanto,  tomando  en cuenta estas consideraciones sabemos que dicha imagen era la titular del retablo de columnas salomónicas colocado en el altar mayor,  aun más antiguo que los dos colaterales del barroco churrigueresco que conocemos dedicados estos a Nuestra Señora de Loreto y San Ignacio de Loyola.  Se ha confirmado esto por las personas mayores que atestiguan y otras fuentes  confirman (fotografías),  que la imagen formaba parte de un antiguo retablo barroco de columnas salomónicas, siendo esta la titular de dicho retablo y de la misión que aun se conserva en parte en nuestra parroquia casi destruido totalmente por el tiempo , retirado aproximadamente en 1934.

La antigua imagen de Nuestra Señora de la Asunción se podía describir en  aquellos años, como una talla maciza de madera  estofada, teniendo pues estas características estamos hablando  de una imagen de estilo barroco, como muchos testimonios recogidos en nuestra comunidad que nos dicen que muy al estilo de la imagen de San Ignacio de Loyola y me refiero muy en especialmente a lo que nos dice Carmelita Pellat, María Dolores Pesquería (La Pía) y el profesor Manuel Shugert. Desafortunadamente la imagen ya no se conserva así por diferentes eventos ocurridos  de los cuales hablaremos.

En algunas descripciones hechas del templo, también nos dan noticias de que el altar donde se colocó para su veneración  la imagen de la Virgen de la Asunción, fue ricamente adornado por plata repujada o cincelada, conteniendo  jarrones y candelabros del mismo metal. El primero que nos habla de esto es en Ing. Manuel Agustín Mascaro en 1781, confirmando su testimonio Antonio Pineda Ramírez en 1791 y teniendo un tercer testigo John Rusell Bartlett en 1851. Esto nos muestra y nos da prueba de la gran bonanza económica que hubo en estas tierras aunado a la gran fe y dedicación de nuestros misioneros, indígenas y ricos mineros.

¿Pero de donde pudo ser traído este retablo? este retablo  de estilo barroco Salomónico, aun mas antiguo que los dos retablos que hoy tenemos, como ya se explicó, cuyo estilo artístico cubre el periodo aproximado de 1630-1730,  que si leemos un poco sobre el arte novohispano nos vamos a encontrar que en este periodo había gremios de artesanos que dotaban a los templos y conventos de retablos, conformados estos por  pintores, escultores, doradores, entalladores y por ultimo los ensambladores todos estos contratados  por un maestro de obra que a su vez éste se comprometía con los encargantes del retablo que  servían como enlace con los frailes o misioneros que eran los que manifestaban sus necesidades espirituales o sus necesidades estéticas, todo esto regulado ante un acto notarial. Los principales gremios se iniciaron en la Nueva España en 1660 en la Ciudad de México y Puebla principalmente, manejando un mercado interno, ya para 1680 se descentralizó esta industria participando otras ciudades como Guadalajara, San Luís Potosí, Tampico, Celaya, Durango, por no mencionar otras. Es en este tiempo en que se empiezan a elaborar retablos para  poblaciones diversas. Los principales materiales para la elaboración de estos eran principalmente la madera de pino real (ayacahuite) y el cedro mexicano, empleando para los acabados en oro el de 23 quilates y otro de ley mas bajo de 22.

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