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Historia Judia


Enviado por   •  1 de Agosto de 2014  •  9.071 Palabras (37 Páginas)  •  303 Visitas

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La cultura judía abraza varios fenómenos relacionados entre sí; sobre todo, es la cultura de las comunidades del pueblo judío, pero incluye las contribuciones culturales de los individuos que se identifican como judíos, e incluso la de los religiosos judíos cuando no están relacionadas con la religión.

El pueblo judío es una comunidad etnoreligiosa: en tanto que religioso, el judaísmo dirige a sus miembros en prácticas y creencias y a un estilo de vida. Esto hace difícil el dibujar una línea clara entre la producción cultural de miembros del pueblo judío y la cultura específicamente judía. Además, no todos los individuos o todos los fenómenos culturales pueden ser clasificados fácilmente como seculares o religiosos, una distinción de la cultura europea que también se aplica a la mayoría de la historia de los judíos no europeos.

A través de la historia, en épocas y lugares tan diversos como la Grecia Antigua, Al-Ándalus, Magreb, India o China o en el actual Estado de Israel, las comunidades judías han desarrollado fenómenos culturales afectados por un cierto sentido característico judío sin ser específicamente religiosos. Algunos factores en esto vienen del judaísmo, otros de la interacción de los judíos con la sociedad que les rodea, y otros de la dinámica interna social y cultural de la comunidad, a diferencia con la religión sí misma. Este fenómeno ha producido diferentes culturas judías considerablemente diversas y únicas en sus propias comunidades, cada una tan auténticamente judía como las demás.

Origen de la cultura secular judía

Durante al menos 2000 años no ha habido una unidad cultural judía. Los judíos han estado geográficamente dispersos. A finales del siglo XIX los asquenazíes estaban en principalmente en Europa, especialmente Europa Oriental; los sefardíes en diversas comunidades del norte de África, Turquía, y varios núcleos más pequeños en una amplia gama de otros lugares; y los mizrajíes estaban principalmente extendido por todo el mundo árabe, y otras poblaciones en lugares como Etiopía, el Cáucaso, y la India.

Aunque había un alto grado de comunicación y de tráfico entre estas comunidades (exiliados sefardíes mezclados en la comunidad askenazí europea; askenazíes emigrados aOriente Medio, comerciantes judíos iraquíes formaron una comunidad distinta en la India, y así sucesivamente), muchas de estas comunidades estaban aisladas de las que les rodeaban, por la formación de guetos, por las leyes musulmanas de la dhimmah, y por otras circunstancias.

Antes de 1931 el 92% de la población judía mundial era de origen askenazí, incluyendo la mayoría de los judíos europeos y los de habla inglesa. Por otra parte, el secularismo como concepto era en gran parte una idea europea, y una serie de movimientos en Europa crearon un nuevo, y hasta entonces insólito, concepto de judaismo secular. Dada la abrumadora mayoría de askenazíes y que la difusión de esas ideas fue debida a locutores anglo-parlantes, la "cultura judía secular" es, esencialmente, la cultura judía de la Europa Central y Oriental, así como de su desarrollo subsecuente en Norteamérica.

Literatura

Las expresiones literaria y teatral de la cultura judía están tanto en lenguas específicamente judías, como hebreo, yiddish o ladino, o en el idioma de la cultura que rodea a su autor, como inglés o alemán. La literatura y el teatro secular en yiddish se inició en el siglo XIX, y declinó a mediados del siglo XX. El renacimiento del hebreo más allá de su uso en la liturgia es un fenómeno de principios del siglo XX, y está estrechamente asociado con el sionismo. En general, si una comunidad judía utiliza o no un lenguaje judío depende de lo aislada o asimilada que esté con respecto a la sociedad que la rodea. Por ejemplo, los judíos de los shtetls de Polonia y del Lower East Side de Nueva York hablaban yiddish durante los primeros años del siglo XX, mientras que los judíos asimilados de Alemania (o en E.E.U.U. actualmente) utilizan el alemán e inglés.

Política

Incluso en el más estricto judaísmo religioso hay espacio para diferentes puntos de vista políticos o morales, y esta diversidad es aún más evidente entre los judíos seculares, aunque incluso la cultura judía secular está a menudo influida por creencias morales que se derivan de las Escrituras y la tradición judía. En los últimos siglos, los judíos de Europa y las Américas han tendido tradicionalmente a la izquierda política, desempeñando un papel clave en el nacimiento del movimiento obrero y del socialismo. Si bien en la diáspora también han sido representados como situados en el lado conservador del espectro político, incluso los judíos políticamente conservadores han tendido a apoyar el pluralismo de forma más coherente que muchos otros miembros de la derecha política. Algunos eruditos,1 lo atribuyen al hecho de que no se espera que hagan proselitismo, y por lo tanto no desean un Estado mundial, lo que difiere de las creencias de otras religiones, como la católica romana y las tradiciones islámicas. Esta falta de una universalización de la religión se combina con el hecho de que la mayoría de los judíos viven como minorías en sus países, junto con el hecho de que no hay una autoridad religiosa judía central desde hapce más de 2.000 años.

El pueblo judío es un grupo étnico descendiente de los antiguos israelitas del Oriente Próximo. La religión constituye, por tanto, un aspecto de la pertenencia étnica al pueblo judío, así también como prácticas culturales, sociales, lingüísticas, etc. La definición precisa de judío es controvertida y puede variar dependiendo de que se haga mayor énfasis en la identidad religiosa o en la secular (étnica y sociológica).

Los judíos han sufrido una larga historia de persecución en diferentes lugares y su población ha ido variando a lo largo de los siglos. Hoy en día, la mayoría de las autoridades estiman que la actual población judía mundial oscila entre los 12 y los 15 millones,4 la mayoría de ellos residentes en Estados Unidos e Israel.

Etimología

El término judío (hebreo: יהודי / Yehudi) procede de Judá (o Yehuda, en hebreo, quien era uno de los hijos del patriarca bíblicoJacob). Judá (o su variante griega Judea) designaba también a una entidad política que existió en la región oriental delMediterráneo, al menos desde mil años antes de la Era Común y hasta un siglo después. Los habitantes de Judea eran los judíos, término que luego fue ampliándose también a los que habían emigrado desde Judea y a sus descendientes. En castellano, el término judío procede del latín judaeus, a su vez derivado del griego Ioudaios (Ἰουδαῖος). Existe equivalencia etimológica en otras lenguas; por ejemplo, Jude en alemán, juif en francés, jueu en catalán, Jew en inglés, xudeu en gallego, chodigo en aragonés, jødeen danés, zsidó en húngaro, etc.

La palabra Judío ('Alaba al Eterno') no aparece en la Torah (los 5 libros de Moshéh), sino que viene a aparecer en el resto de los libros del Tanaj; esto no significa que la palabra Iehudi/Judío ('Alaba al Eterno') sea peyorativa frente a la palabra Ivri/Hebreo.

Judíos y judaísmo

Hasta el siglo XVIII, los vocablos judíos y judaísmo eran prácticamente sinónimos. Sin embargo, la llegada de la Haskalá(ilustración judía) supuso un cambio radical en la mentalidad de muchos judíos que se vieron a sí mismos como miembros de un mismo pueblo, pero separados de la tradicional adhesión a la fe judaica.

Identidad judía

Generalmente, el uso del término judío se utiliza para referirse a tres grupos: aquellos que tienen orígenes étnicos judíos, aquellos que practican el judaísmo y aquellos que se identifican como tales por su identificación cultural e histórica. La halajá, la ley judía, da otra definición de la identidad judía. De acuerdo con la legislación judía, judío es aquel que: a) es hijo de madre judía (ley que deriva del pasaje de Deuteronomio 7:1-5)5 o b) aquella persona que se convierte formalmente al judaísmo bajo la supervisión halájica de un reconocido Bet Din (corte judía) presidida por tres dayanim (jueces). Este proceso de conversión está desarrollado en textos legales judíos, tales como el Talmud, el Shulján Aruj y las interpretaciones de la ortodoxia rabínica.

Pero además de esa definición ortodoxa existen otras definiciones, como las de las corrientes reformistas, reconstruccionistas y liberales, que afirman que es judío aquel que tiene un padre judío (en el sentido genérico, es decir, un padre o una madre). El humanismo judío afirma que es judío "quien se siente judío" sin importar si tiene ascendencia judía o si hace una conversión religiosa.

[editar]Por conversión

Si bien el judaísmo no fomenta la conversión y a lo largo de la historia no se conocen casos en donde el pueblo judío haya sometido a otro a convertirse, la misma está contemplada. Para hacerlo es necesario tener un estudio amplio sobre la Torá, capacitado por un Moré(Maestro). Los filtros para la conversión al judaísmo, si bien varían según las distintas corrientes, suelen ser muy exigentes, puesto que se busca por parte de los rabinos que la conversión sea sincera y sin motivaciones ulteriores.

En el pasado hubo ejemplos de conversiones en masa al judaísmo, como es el caso del pueblo de Samaria, que sin ser descendientes de Jacob en un sentido físico abrazaron el judaísmo aunque nunca perdieron del todo sus creencias y costumbres, por lo cual los judíos de Jerusalén nunca los vieron con total agrado. Otro caso de conversión en masa es la de los jinetes partos.

Pérdida de la condición de judío

En cuanto a la pérdida del judaísmo, acorde con la ley judía (Halajá), no existe modo de perder el judaísmo. Quien nace judío o se convierte, no pierde su condición de judío incluso después de cometer uno de los tres peores pecados: paganismo, asesinato o aberraciones sexuales. A pesar de esto la ley judía utilizó otra arma contra pecadores de mayor escala: el expulsar de la comunidad (“El Herem” o “El Nidui”). El poder de separar de la comunidad se remonta a las primeras épocas bíblicas, pero se empezó a usar en forma sistemática durante la época talmúdica en el Segundo Templo de Jerusalén, y se continuó su uso durante la era moderna. Baruch Spinoza, Uriel da Costa son algunos de los judíos más importantes que fueron depurados. Marx y Freud vivieron algo parecido. Cabe acotar que, de acuerdo con la ley judía, existen caminos para ser aceptado nuevamente en la comunidad, y esto marca el hecho de que, según ésta, no existe pérdida de la judeidad.

Historia de los judíos

http://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_los_jud%C3%ADos - mw-headhttp://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_los_jud%C3%ADos - p-searchLa historia de los judíos es la de la gente, la fe y la cultura. Esta historia abarca casi cuatro mil años y a centenares de diversas poblaciones.

Al igual que otras religiones, el judaísmo conoció distintas corrientes o cismas. La particularidad del pueblo judío, y lo que le diferencia de otros, es su distribución en el mundo y su unidad en torno a los valores culturales transmitidos por los libros religiosos (Torá, Talmud) y por las prácticas rituales (Shabat, Pésaj, Yom Kipur,Cashrut...).

El Génesis remonta el principio de la historia a tres patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, el último también conocido como Israel y del cual derivó posteriormente el nombre de la Tierra Prometida. No obstante, la primera mención es de fuentes asirias, que hablan de la victoria de Salmanasar III sobre Jehú, de la casa de Omrí, en838 a. C. Para Flinders Petrie, en la Estela de Merenptah se menciona por primera vez a los israelitas, ca. 1200 a.C.

Historia antigua

Artículo principal: Historia del Antiguo Israel.

Los primeros períodos de la historia de los judíos coinciden con la del Creciente fértil. Comienza con tribus que ocuparon el área comprendida entre los ríos Nilo en el oeste y elTigris y Éufrates en el este. Rodeado por los imperios de [Antiguo Egipto|Egipto] y Babilonia y por el desierto de Arabia, y las montañas de Asia Menor, la tierra de Canaán(conocida sucesivamente por Israel, Judá, Cele-Siria, Judea, Palestina, Levante y finalmente Israel otra vez) era un punto de unión de civilizaciones. La zona estaba atravesada por antiguas rutas comerciales, como la vía Maris, el camino de los Reyes y el camino de Horus, que unían el golfo Pérsico con la costa mediterránea y Egipto con Asiria, lo que llevaba al Creciente fértil influencias de otras culturas.

Los judíos de todo el mundo se consideran descendientes de los antiguos israelitas o hebreos, que remontaron su linaje al patriarca Abraham. La tradición judía sostiene que el origen de los israelitas está en los doce hijos de Jacob que se trasladaron a Egipto, donde sus descendientes se dividieron en doce tribus que fueron esclavizadas durante el reinado de un faraón egipcio, identificado a menudo de forma errónea como Ramsés II. En la tradición judía, la emigración de los israelitas desde Egipto a Canaán (el éxodo) conducidos por el profeta Moisés, marca la formación de los israelitas como pueblo.

El Tanaj cuenta que después de cuarenta y un años de vagar por el desierto ,los israelitas llegaron a Canaán y la conquistaron bajo el mando de Josué, que repartió la tierra entre las doce tribus. Durante un tiempo el pueblo fue regido por una serie de gobernantes llamados jueces. Saúl, de la tribu de Benjamín, fue el primer rey de Israel, seguido por David, de la tribu de Judá, quien establecería el linaje del que saldrían los demás reyes. Tras el reinado de Salomón, la nación se dividió en dos: Judá al sur, formada por las tribus de Judá y Benjamín, e Israel al norte, con las diez tribus restantes. En elsiglo VIII a. C. Salmanasar V conquistó el reino de Israel y deportó a sus habitantes, de los que se perdió constancia: se suele referir a ellos como las diez tribus perdidas.

Por su parte, el reino de Judá fue conquistado por el ejército babilónico a principios del siglo VI a. C. La élite fue deportada a Babilonia pero parte de ella regresó a su patria conducida por los profetas Esdras y Nehemías, cuando el rey persaArtajerjes I invadió Babilonia.

A partir de esta época comenzaron las divisiones entre los israelitas, con la formación de partidos político-religiosos, como los saduceos y fariseos.

Imperio seléucida

Artículo principal: Imperio seléucida.

En el año 334 a. C. Alejandro empezaba la conquista del Imperio persa, dominando el Oriente Medio en el 332. A su fallecimiento, tras la división del imperio entre sus generales, se impuso el Imperio seléucida en una zona que abarcaba desde el Mediterráneo hasta la frontera con la India.

Herederos de la cultura helenística que procuraron difundir, los reyes de la dinastía gobernaron al modo de sus antecesores asirios, mesopotámicos y persas, haciéndose adorar como a dioses. Frecuentemente estuvieron en guerra con la dinastía Ptolemaica de Egipto.

Antíoco IV Epífanes inició una de las primeras persecuciones religiosas conocidas, fenómeno casi desconocido hasta entonces. A su vuelta de Egipto, organizó una expedición contra Jerusalén, destruyéndola y matando a muchos de sus habitantes. El deterioro de las relaciones con los judíos religiosos condujo a Antíoco a dictar decretos prohibiendo determinados ritos y tradiciones religiosas, por lo que los judíos ortodoxos se rebelaron bajo la dirección de los Macabeos.1

[editar]Judaísmo helenístico

A partir del siglo II a. C. todos los escritores (Filón, Séneca, Estrabón) mencionan poblaciones judías en muchas ciudades de la cuenca del Mediterráneo.

La corriente del judaísmo influenciada por la filosofía helenística se desarrolló notablemente a partir del siglo III a. C. entre la diáspora judía de Alejandría, culminando en la compilación de la Septuaginta. Un representante de la simbiosis entre la teología judía y el pensamiento helenístico es Filón de Alejandría.

[editar]Macabeos

Artículo principal: Macabeos.

Jonatán. garantizó a los judíos la independencia política completa, y, gobernó hasta el año 135 a. C., cuando fue asesinado.

[editar]Asmoneos

Artículo principal: Asmoneos.

Más preocupados que sus antecesores por el poderío militar, los asmoneos establecieron un reino desde el año 134 a. C. hasta el advenimiento del Imperio romano en Israel en el63 a. C. Con los asmoneos, las fronteras del reino judío llegaron a tener las dimensiones de los tiempos de David y Salomón, ya que anexionaron Samaria, Galilea e Idumea, y forzaron a los idumeos a convertirse al judaísmo.

La dinastía se desintegró como resultado de la guerra civil entre Hircano II y Aristóbulo II, hijos de Salomé Alejandra: la última de los asmoneos y la única mujer que gobernó en Israel. Las peticiones de ayuda a la República Romana trajeron como consecuencia la conquista del reino por Cneo Pompeyo Magno.2 un ejemplo es miguel

[editar]Roma

Artículo principal: Judea (provincia romana).

En el año 63 a. C. Pompeyo conquistó la región, convirtiéndola en reino tributario de Roma, que repartió el reino en 5 distritos bajo la jurisdicción de un Sanedrín y nombró sumo sacerdote a Juan Hircano II. A partir de entonces, el Sumo Sacerdote fue nombrado por los romanos.

En 40 a. C. el Senado romano nombró rey de los judíos a Herodes el Grande, concediendo una cierta autonomía, que fue casi anulada cuando Augusto unió el territorio de Israel con el de Siria, formando la Provincia de Judea bajo gobierno de un legado, Publio Sulpicio Quirino, aunque mantuvo en el trono a Herodes. La orden de Quirino de censar a la población (los censos estaban prohibidos por las leyes judías), encendió una revuelta duramente reprimida.3 Las relaciones entre judíos y romanos se deterioraron seriamente durante el reinado de Calígula, que ordenó colocar una estatua suya en el Templo, aunque su muerte calmó la situación.

Tras la muerte de Herodes el Grande el año 39, Claudio designó como rey de los judíos a Herodes Antipas (41-44), a Herodes de Calcis y posteriormente a Herodes Agripa II, (48-100), séptimo y último rey de la familia Herodes.

Posteriormente hubo tres rebeliones:

• En el año 66 estalló la primera Guerra Judeo-Romana, cuya causa fue la orden de Vitelio de adorar a los dioses romanos. Vespasiano y después su hijo Tito fueron enviados a sofocar la revuelta, destruyendo Jericó en 68, Jerusalén, cuyo Templo fue arrasado en el 70 y Masada en el 73. Se nombró un pretor y la X legión fue encargada de mantener el orden, quedando anulada la monarquía y encargado el Sanedrín, que fue trasladado a la ciudad de Yavne, de los aspectos religioso, político y judicial de la vida judía.4

• En 115 estalló una segunda sublevación, esta vez generalizada entre los judíos de todo el oriente del Imperio, comenzando en Cirene. En el 118 el emperador Adriano prometió autorizar la reconstrucción del Templo, lo que calmó la revuelta.5 6

• Entre 132 y 135 d. C. estalló una tercera guerra debido a las leyes de Adriano, que prohibió el Brit Milá, la celebración del Shabat y las leyes de pureza en la familia, así como por el rumor de que se iba a construir un templo en honor a Júpiter en el solar del Templo. Después de la derrota de los judíos, Adriano dictó varias normas para humillarlos y evitar nuevas sublevaciones: Jerusalén pasó a llamarse Aelia Capitolina y la provincia Syria Palaestina (Siria Palestina) en lugar de Judea. También se prohibió a los judíos vivir en Aelia Capitolina y la religión judía quedó prohibida.7 Los judíos permanecieron en Galilea, en los Altos del Golán, en el sur del antiguo reino de Judá y en alguna otra zona.

[editar]Diáspora

Artículo principal: Diáspora.

La destrucción de Judea y el que gran parte de la población judía fuera asesinada, esclavizada o exiliada, y la religión judía prohibida, trajo consigo que la autoridad religiosa pasara del Templo a los rabinos, que recogieron sus interpretaciones sobre el Tanaj en el Talmud: los que permanecieron en la recién creada provincia romana de Palestina lo hicieron en el Talmud de Jerusalén (Talmud Yerushalmi), y los exiliados en el Talmud de Babilonia (Talmud Bavli), que fue redactado en esa ciudad.

Los judíos fueron aceptados en el Imperio romano e incluso llegaron a ser ciudadanos, pero con la llegada del cristianismo las restricciones crecieron. Las expulsiones y persecuciones forzadas dieron lugar a cambios substanciales en los centros de la vida judía a los que las comunidades de lugares alejados seguían, aunque no se mantuvo la unidad debido a la dispersión. Hubo asentamientos en todas las provincias romanas de Oriente Medio, Europa y África.

[editar]Periodo bizantino

Era política oficial el convertir a los judíos al cristianismo (catolicismo para ser exactos), y se utilizó el poder oficial de Roma en estas tentativas. En el 351 los judíos se rebelaron contra las presiones de su gobernador, Gallus. Gallus aplastó la rebelión y destruyó las principales ciudades de Galilea, donde la rebelión había comenzado. Tzippori y Lydda (sitio de dos de las academias legales principales) nunca fueron reconstruidas.

En este período el Nasi del Sanedrín, Hillel II creó un calendario oficial basado en cálculos matemáticos y astronómicos y que prescindía de las observaciones empíricas de que se valieron hasta entonces. También entonces la academia judía de Tiberius comenzó a redactar la Mishnah, bajo la dirección de Yehudah Ha-Nasi. El texto está organizado de forma que cada párrafo de Mishnah fue seguido por una compilación de todas las interpretaciones, historias y respuestas asociadas a ese Mishnah.

Los judíos de Judea recibieron un breve respiro en la persecución oficial durante el reinado del emperador Juliano, que animó a los judíos a reconstruir Jerusalén. Su breve reinado impidió la realización de esta promesa antes de que el cristianismo fuese de nuevo impuesto en el imperio. En el 398 fue consagrado Patriarca Juan Crisóstomo, que hizo una serie de sermones contra los cristianos judaizantes que construirían un clima de desconfianza y odio en los establecimientos judíos grandes, tales como los de Antioquía y Constantinopla.

En el siglo V, Teodosio I convirtió el cristianismo en religión oficial del Imperio, prohibiendo a los judíos el tener esclavos, construir sinagogas nuevas o acceder a cargos públicos. El matrimonio entre judíos y cristianos se consideraba delito capital, al igual que un cristiano se convirtiese al judaísmo. Teodosio eliminó el Sanedrín y suprimió el puesto de Nasi. Con Justiniano I las autoridades restringieron los derechos civiles de los judíos y amenazaron sus privilegios religiosos.8 El emperador también interfirió en los asuntos internos de la sinagoga prohibiendo, entre otras cosas, el uso de la lengua hebrea en la adoración divina.

Justiniano y sus sucesores tenían abandonada la provincia de Judea, por lo que, irónicamente, en el siglo VI se construyeron allí sinagogas nuevas con los suelos cubiertos de hermosos mosaicos. Los judíos asimilaron en sus vidas las formas de arte de la cultura bizantina, y en los mosaicos se muestran gentes, animales, menorahs, zodiacos y caracteres bíblicos. Ejemplos excelentes de estos suelos se han encontrado en Beit Alpha (que incluye la escena de Abraham sacrificando un carnero en lugar de a Isaac, junto con un zodiaco magnífico), Tiberius, Beit Shean y Tzippori.

[editar]Medievo

Como consecuencia de la diáspora, un gran número de judíos se instalaron en la península arábiga, lejos del control romano que, tanto en su época pagana como en la cristiana, los perseguía. Su vida fue también inestable allí: tras la muerte de Mahoma a mediados del siglo VII fueron expulsados de la Arabia occidental.

Peor les fue cuando las cruzadas cristianas conquistaron Jerusalén en 1099, ya que fueron considerados deicidas y, en muchos casos, masacrados. No había habido un movimiento general contra los judíos por parte de los cristianos desde las conversiones forzosas del siglo VII, salvo algunas persecuciones locales, hasta que el Papa Urbano IIdespertó las bajas pasiones del populacho, que se movilizó contra los judíos.

El antisemitismo era evidente; así, Godofredo de Bouillón:

...juró que él no abandonaría la Cruzada antes de vengar la sangre de Cristo [con los judíos]... de modo que allí no pudiera seguir vivo ningún resto de ellos.

El emperador Enrique IV (al ser avisado de este compromiso por Qalonymus, dirigente judío de Maguncia) publicó una orden prohibiendo tal acción; Godofredo aseguró que nunca se propuso matar judíos, aunque había admitido un soborno de las comunidades judías de Maguncia y Colonia, que le enviaron 500 marcos de plata cada una.9

[editar]Califatos musulmanes

Los judíos siguieron controlando parte del comercio en Palestina y prosperaron bajo la institución del dhimmi. A pesar de ser ciudadanos de segunda, no sufrieron ninguna persecución, ya que los preceptos sobre dieta e higiene eran parecidos y, lo que no es menos importante, nunca fueron una amenaza política. Los judíos se adaptaron al mundo árabe, aprendieron el idioma y se encontraban en todos los escalones de la escala social, incluso en la corte.10 Culturalmente continuaron evolucionando; por ejemplo, el sistemaniqud fue desarrollado en Tiberíades durante el califato.

[editar]Imperio otomano

Los judíos han vivido en Asia Menor durante más de 2400 años. La prosperidad inicial en épocas helenísticas se deterioró bajo los bizantinos, pero se recuperó bajo los varios gobiernos musulmanes. Durante el período otomano, Turquía era un asilo seguro para los judíos que huían de la persecución, y continúa teniendo una pequeña población judía hoy en día.

Cuando se libró la batalla de Yarmuk y el Levante pasó a poder otomano, había comunidades judías en muchas poblaciones. Entre ellas Safed, que se convirtió en un centro espiritual para los judíos y en donde fue compilado el Shulján Aruj y otros textos cabalísticos. El primer periódico hebreo comenzó a editarse en el Imperio en 1577.

[editar]España

Como en el resto de los países musulmanes, los judíos fueron bien tratados en Al-Ándalus, experimentando una Edad de Oro entre los años 900 y 1100, en el Califato de Córdoba. También eran aceptados en la corte de algunos reyes cristianos, como en la de Alfonso X.11

A partir del siglo XI hubo alborotos que obligaron a los judíos a refugiarse en guetos, sobre todo en Marruecos, Libia y Argelia.12 Asimismo hubo varias persecuciones por parte de los musulmanes, como en Córdoba en 1011 y en Granada en 1066.13 Se dictaron decretos que pedían la destrucción de sinagogas en Egipto, Siria, Irak yYemen, y en algunos casos forzaron a los judíos a convertirse al Islam.14 Losalmohades, que conquistaron la península Ibérica en 1172, fueron fundamentalistas que trataron mal a los dhimmis. Expulsaron a judíos y cristianos de Marruecos y de Al-Ándalus, con lo que muchos huyeron al este a tierras más tolerantes, comoMaimónides.15

En los reinos cristianos de la península la situación se fue deteriorando con el tiempo, hasta llegar a la expulsión de 1492. Estos expulsados son los sefarditas, y mantienen vivo el ladino, un lenguaje derivado del antiguo castellano. Los judíos que se quedaron fueron obligados a convertirse al catolicismo y fueron víctimas frecuentes de laInquisición.16 17

[editar]Europa

Ha habido poblaciones judías en Europa desde épocas muy tempranas, especialmente en la zona que formó parte del Imperio romano, constituidas por conversos al judaísmo, comerciantes y, más adelante, por los judíos expulsados por Adriano. Según James Carroll, los judíos constituían el 10% de la población total del Imperio romano. Según esta proporción, y si no hubieran intervenido otros factores, hoy habría 200 millones de judíos en el mundo en vez de algo más de 13 millones.18

Hay registros de comunidades judías en Francia y Alemania a partir del siglo IV, y comunidades judías en España desde épocas anteriores. Generalmente, fueron perseguidos. Puesto que eran los únicos a quien les estaba permitido prestar dinero con interés, (algo prohibido a los católicos por la Iglesia), algunos judíos se convirtieron en importantes y conocidos prestamistas. Los reyes cristianos comprobaron la ventaja de tener unos súbditos que pudieran proveerles de capital para su uso sin ser excomulgados, así que el comercio de dinero en la Europa occidental recayó en manos de los judíos.

Las persecuciones fueron más intensas a partir de la Primera Cruzada y fueron seguidas por expulsiones. Los judíos expulsados de Francia (1396) y Austria (1421) huyeron a Polonia; son los askenazíes, que hablan yidis, lenguaje derivado del alemán.19 La mayoría de los cerca de 200.000 sefarditas se refugiaron en el Imperio otomano, Holanda y África del norte.

Como consecuencia, en el siglo XVII casi no vivían judíos en la Europa occidental. La tolerante Polonia tenía la mayor población judía de Europa, pero la tranquilidad acabó tras lasublevación de los cosacos en 1648 y las guerras suecas de 1655.

[editar]Renacimiento europeo

Durante el Renacimiento y la Ilustración hubo cambios en la comunidad judía. La Haskalá fue paralela a la Ilustración, pues los judíos comenzaron en 1700 a hacer campaña para integrarse en la sociedad europea. La educación secular y científica se agregó a la instrucción religiosa tradicional y el interés por una identidad judía nacional, y comenzó un interés por el estudio de la historia judía y del hebreo. La Haskalá dio a luz tanto a movimientos reformistas como conservadores y plantó las semillas del sionismo al mismo tiempo que animaba a la asimilación cultural dentro de los países en los cuales residían los judíos.

Al mismo tiempo surgía el Judaísmo jasídico, predicado por el rabino Israel ben Eliezer, que reclamaba el seguimiento estricto de los preceptos de la Toráh. Estos dos movimientos, haskalá y jasidismo, formaron la base de las divisiones modernas dentro de la sociedad judía.

Mientras cambiaba el mundo interior en las comunidades judías, comenzaron las discusiones para aplicarles la desigualdad de derechos políticos. El primer país en hacerlo fueRumania, durante la revolución de 1789. Incluso así se esperaba que los judíos se integraran, abandonando sus tradiciones. Esta ambivalencia se demuestra en el famoso discurso de Clermont-Tonnerre ante la Asamblea Nacional en 1789:

Debemos rechazar contundentemente a los judíos como nación, y aceptarlos como individuos. Debemos retirar el reconocimiento de sus jueces: deben solamente tener nuestros jueces. Debemos rechazar la protección legal al mantenimiento de unas supuestas leyes judías; no se debe permitir que formen dentro del Estado un cuerpo político o una orden aparte. Deben ser ciudadanos individualmente. Pero, algunos me dirán, ellos no desean ser ciudadanos. ¡Fuera entonces! Si no desean ser ciudadanos, deben decirlo así, y entonces los desterraremos. Es repugnante tener dentro del Estado una asociación de no ciudadanos, una nación dentro de la nación.

[editar]Siglo XIX

Aunque todavía había persecuciones esporádicas, la emancipación se extendió a través de Europa, por la invitación de Napoleón a abandonar los guetos amparados en el Código Napoleónico. Antes de 1871 cada país europeo, excepto Rusia, había emancipado a sus ciudadanos judíos.

A pesar de la integración surgió una nueva forma de antisemitismo, basado en las ideas de la raza y del nacionalismo más que en el odio religioso de la Edad Media. Esta teoría sostuvo que los judíos eran una raza separada e inferior de la gente aria de la Europa occidental, y motivó la aparición de partidos políticos en Francia, Alemania, y Austria-Hungría que hicieron campaña para anular la emancipación. El episodio más conocido es el caso Dreyfus, en Francia. Estas persecuciones, junto con pogromos patrocinados en Rusia por el Estado, llevaron a un gran número de judíos, como a Theodor Herzl, a creer que solamente estarían seguros en su propia nación.

Al mismo tiempo, la migración judía a los Estados Unidos creó una nueva comunidad liberada de las restricciones existentes en Europa. Alrededor de 2 millones de judíos llegaron a EE UU entre 1890 y 1924, la mayoría desde Rusia y la Europa Oriental. Un caso similar sucedió en el extremo sur del continente, concretamente en los países de Argentina yUruguay.

Siglo XX

Aunque los judíos se integraron cada vez más en Europa, luchando con sus países de origen en la Primera Guerra Mundial y formando parte de los movimientos artísticos y culturales de los años 20 y 30, el antisemitismo racial permanecía. Alcanzó su forma más virulenta en la matanza de alrededor de seis millones de judíos durante el Holocausto, borrando una historia de 2000 años.

El 29 de noviembre de 1947 las Naciones Unidas aprueban la creación de un Estado judío y otro árabe en el Mandato Británico de Palestina, y el 14 de mayo de 1948 el Estado de Israel se declara independiente, representando la primera nación judía desde la destrución de Jerusalén. Andréi Gromyko, embajador de la URSS en la ONU, propone que Israel sea aceptado como miembro de pleno derecho. El pleno de la ONU lo aprueba.

El día siguiente, 15 de mayo de 1948, comienza la guerra árabe-israelí, al no aceptar los países árabes la declaración unilateral de Israel. Fue la primera de las subsecuentes guerras entre Israel y sus vecinos árabes, que han traído el éxodo de los palestinos y la persecución de los casi 900.000 judíos que vivían en países árabes.

La perspectiva judía del amor

¿Ha habido alguna vez un misterio más grande? ¿Hay alguien que no haya deseado aprender los secretos del amor? ¿Puede ser creada una fórmula para el amor? ¿Qué es lo que el judaísmo y la Torá dicen sobre el amor?

por los rabinos Noaj Weinberg zt''l y Yaakov Salomon

La primera y quizás más enigmática cosa que necesitamos entender sobre el amor es que el judaísmo no trata al amor como un ideal, una convicción, un principio, un concepto hermoso, o una pasión indómita. Es una obligación. Un deber. Una responsabilidad. Un requisito.

Sí, puedes leer eso de nuevo. A pesar de todo lo que has visto, sentido, oído o creído sobre el esplendor, el encanto, la fascinación y la magia del amor, a fin de cuentas es una obligación.

Ahora, no te desanimes. El hecho de que el judaísmo trata al amor como una obligación no significa que no tiene magia, encanto o fascinación. Tiene todo eso, ¡y más! El amor tiene una cantidad infinita de intriga y de poder, pero es principalmente una obligación.

¿De dónde viene esto? ¿Qué significa esto?

Esto es lo que dice la Torá:

“No te vengarás y no guardarás rencor, amarás a tu prójimo como a ti mismo, yo soy Dios” (Levítico 19:18).

Examinemos este concepto clave más profundamente y, en el proceso, descubriremos algunos de los secretos más grandes sobre cómo alcanzar una relación realmente exitosa y satisfactoria.

Las Preguntas…

Dios nos instruye, de hecho nos ordena, a amarnos el uno al otro. Y mientras lo hace, rodea al mandamiento con información aparentemente extraña. Esto nos incita a hacer lo que mejor hacemos los judíos: ¡preguntar!

El versículo de arriba es uno de los más de 5.000 versículos en la Torá, y es uno de los más importantes. Léelo de nuevo y fíjate si te molestan las mismas cosas que nos perturban a nosotros.

1) ¿Cómo puede “amar” ser una obligación? ¡O amas a alguien o no! ¿Quién escuchó alguna vez sobre legislar una emoción? No es algo que puedes obligar a alguien a hacer.

2) El mismo versículo de la Torá que nos obliga a amarnos el uno al otro también dice: “No te vengues y no guardes rencor”. ¿Qué tiene que ver vengarse o guardar rencor con amar a nuestro prójimo? ¿Qué hacen estos mandamientos juntos en el mismo versículo?

3) ¿Por qué dice el versículo: “…ama a tu prójimo como a ti mismo?”. La Torá nunca utiliza palabras extra, entonces ¿Qué es lo que la frase “como a ti mismo” viene a agregar?

4) Las palabras del texto original en hebreo: ‘veahavta lereeja’, que generalmente son traducidas como: “ama a tu prójimo” en realidad deberían ser traducidas como “ama a tu amigo”. ¿Por qué la Torá se refiere a nuestro prójimo como nuestro “amigo”?

5) El versículo termina con las palabras: “Yo soy Dios”. ¿Qué tiene que ver esto con amar a tu amigo?

Responder estas cinco preguntas nos dará lo que necesitamos para entender lo que es realmente el amor y cómo podemos adquirirlo.

1) ¿Cómo es posible obligar a “amar”?

A primera vista, el pensamiento de obligar cualquier emoción parece absurdo, incluso imposible. Exigir que alguien “sienta” algo parece ser completamente contrario a lo que son los sentimientos. Y sin embargo, si Dios nos instruye hacerlo, debe ser posible.

Y lo es.

Considera el siguiente ejemplo:

Tienes dos hijos – una niña de 6 y un niño de 9 años de edad. Un día entras a la casa y escuchas gritos. La voz de tu hijo es la más alta, por lo que naturalmente lo convocas primero.

“Hey… ¿Qué es todo este griterío?”. Preguntas.

“Odio a mi hermana” es la repuesta. “¡¡¡La odio, la odio, la odio!!!”.

“¿Cuál crees que sería tu respuesta a este arranque?

“Bueno, puedo entenderlo. Si la odias, la odias. Es un sentimiento, por lo que supongo que está bien. ¿Qué hay para cenar hoy?”.

¡Obvio que no!

¡No harías nada como eso! Probablemente dirías lo que la mayoría de los padres dicen en momentos como ese:

“¡No digas eso! ¡Tienes que amar a tu hermana!”.

Después de lo cual es muy probable que él diga:

“Pero te estoy diciendo sólo la verdad. ¿Quieres que mienta? ¿Cómo puedo amarla? En serio que la odio”.

Y si quisieras preguntar por qué odia a su hermana, puede que escuches:

“Porque agarró el pedazo más grande de torta”. O: “Agarró mi goma de borrar sin pedírmela”. “Movió mi silla” (Debes tener hijos para poder apreciar esto).

Ahora, si esto dura mucho, es muy probable que pierdas el temperamento. No lo tolerarás. Dirás:

“¡¿Es por eso que odias a tu hermana?! ¡Es una tontería! ¡Tienes que amar a tu hermana!”.

No estás simplemente sugiriendo que el hermano ame a su hermana, lo estás exigiendo. Entre hermanos y hermanas, el amor no es algo que es solamente preferible, es algo esperable. Nada en el mundo debería interponerse en el medio de su amor.

Entonces no sólo que exigir amor no es imposible, es algo que la mayoría de nosotros está acostumbrado a hacer todo el tiempo. Más aún, es precisamente cuando aceptamos la obligación de amar a alguien que comenzamos a entender el proceso de cómo amar.

Los padres, aún antes de que nazcan sus hijos, están comprometidos naturalmente a amar a sus hijos, y por lo tanto están determinados a enfocarse principalmente en lo que es bueno sobre su hijo.

Sin embargo, la verdadera pregunta es: ¿Cómo podemos activar este proceso en todas nuestras relaciones – poder amar de acuerdo a “nuestra voluntad”? Para hacerlo necesitamos tomar conciencia de las dinámicas que tienen lugar dentro de una persona que acepta la obligación de amar.

Los Judíos vs. Cupido.

Para comenzar a entender esto mejor, contrastemos la definición de amor como es vista por los judíos versus la visión de amor de la civilización occidental. El judaísmo define al amor como: el placer emocional que un ser humano experimenta cuando entiende y se enfoca en las virtudes de otro ser humano. Entonces, la emoción de amar es apabullantemente dependiente de cómo uno mira a la otra persona. Si elegimos enfocarnos en las virtudes de una persona, entonces la amaremos. Si elegimos enfocarnos en sus deficiencias, nos desagradará.

[No es tan simple como suena, pero tampoco es tan complicado como podrías pensar.]

Esto explica cómo la Torá puede obligarnos a amar a alguien. La forma en la que elegimos ver a otra persona está completamente bajo nuestro control. Para lograr el sentimiento de amor, la Torá nos obliga a enfocarnos en las virtudes de las otras personas. Por extensión, los amaremos. Y cuanto más íntimamente conocemos a alguien y a sus virtudes, más profundo será nuestro amor. La cultura occidental, por el otro lado, está muy influenciada por las ideologías seculares, en este caso el concepto griego del amor – Cupido. Sabes la historia. Cupido revolotea con sus alas, le dispara a un hombre y a una mujer con una flecha, ¡y listo! – están enamorados.

Este concepto del amor domina el mundo occidental. Nos engaña, haciéndonos creer que el amor es un “suceso” místico. No te esfuerzas para amar a la gente. Simplemente pasa o no.

En la conciencia occidental, el amor es un golpe del “destino”. No hay una explicación lógica. No hay un esfuerzo involucrado. El amor no está basado en compromiso ni en ningún entendimiento profundo de la persona que amas.

En el estilo de amor griego/occidental, el amor se “enciende” entre dos personas y se casan. Sólo por “casualidad” se “enciende” el amor – como si fuesen víctimas. ¡Amar a alguien no es una elección en absoluto! Entonces, si quieres seguir casado, ¡todo lo que tienes que hacer es tener esperanza y rezar para que Cupido no te dispare otra flecha! No es sorprendente que esta filosofía haya producido una sociedad con una tasa de divorcio de más del 50%.

Por otro lado, la perspectiva judía consiste en que el amor está basado en el entendimiento y en la apreciación de las virtudes de la otra persona. Cuando la gente está verdaderamente comprometida a enfocarse en las virtudes de la otra persona, el amor no es una “casualidad”. Esta es la razón por la cual tan poca gente abandona a sus hijos.

Pregúntale a un padre:

“¿Alguna vez tus hijos te han mantenido despierto toda la noche, gritando y tosiendo, y volviéndote loco? “Sí”. “¿Alguna vez has perdido el control y has pensado: ‘quisiera estrangular a este monstruo’?”. “Bueno, ocasionalmente, ha pasado, soy humano”. “¿Todavía amas a tus hijos?”. “Por supuesto que amo a mis hijos”.

Ningún padre se levanta a la mañana siguiente y dice: “No te doy desayuno porque me mantuviste en vela toda la noche”.

No dejamos de cuidar a nuestros hijos porque nos molestan. No se “enciende casualmente nuestro amor” por nuestros hijos, porque entendemos que amar a nuestros hijos no es sólo un “suceso”. Es una responsabilidad que aceptamos desde el momento en que nacen. Conocemos sus virtudes porque como padres aceptamos la obligación de amarlos a pesar de la incomodidad.

Si tan sólo pudiésemos llevar ese mismo compromiso a nuestros matrimonios y amistades, estaríamos mucho mejor.

2) ¿Cómo están “no vengarse” y “no guardar rencor” relacionados al amor?

En realidad hay tres mandamientos separados contenidos en el versículo:

* No vengarse,

* No guardar rencor y

* Ama a tu prójimo como a ti mismo.

¿Por qué están estos tres mandamientos en el mismo versículo? ¿Qué es lo que tienen en común?

Su ubicación no es para nada accidental. Al yuxtaponer estos mandamientos, la Torá está revelando otro secreto sobre cómo amar.

Si te entrenas a no tratar de “emparejar la cuenta” vengándote, entonces no te molestarás en recordar las veces que la gente te hace mal y así no guardarás rencor. Luego, la única opción que queda es enfocarte en las cosas positivas. De esta manera, nada negativo evitará que veas los méritos de esa persona y que la ames. En otras palabras, el camino ahora está libre para que pongas una atención cuidadosa en perfeccionar la fórmula – entender y enfocarte en las virtudes de otro ser humano.

3) ¿Por qué ordena el versículo de la Torá amar a tu prójimo “como a ti mismo”?

Supón que estás trozando un queso y accidentalmente te haces un tajo en un dedo. ¿Te vengarías tomando el cuchillo y cortando tu otra mano? Después de todo, fue la otra mano la que perpetró la ofensa, ¿no?

¡Por supuesto que no! Tu otra mano es tan parte de ti como todo lo demás. ¡Vengarse sería demente!

Cuando aprendemos a apreciar que estamos todos realmente unidos, entonces herir a la otra persona “devolviéndosela” es tan ridículo como herirte a ti mismo. Es por eso que la Torá dice: Ama a tu prójimo “como a ti mismo”. Si me doy cuenta de que la otra persona y yo somos parte de la misma unidad, entonces la venganza es tan tonta como cortar mi otra mano con el cuchillo.

Ahora, toda esta charla sobre unidad te puede sonar irreal, pero de hecho eso es lo que Dios quiere de nosotros. Este estado de armonía por alguna razón continúa eludiéndonos, y nosotros, como pueblo, estamos más y más hundidos en el abismo de la desunión y la disonancia. Es triste.

Con demasiada frecuencia, hace falta un conflicto o una guerra en contra de un enemigo en común para que entendamos el mensaje. La historia corrobora esto con demasiado dolor.

No necesitas ir más lejos que las consecuencias del ataque terrorista a las Torres Gemelas para ver este punto con claridad. Los ciudadanos de todo Estados Unidos en seguida dejaron de lado las diferencias insignificantes para consolidar al presidente y a la democracia. Coaliciones de todos los colores, razas y credos imaginables se formaron en los frentes locales, nacionales e internacionales. La lealtad política y las inclinaciones previas no estuvieron a la altura del súper patriotismo que fue forzado por los enemigos de ese país. Así de grande es el poder de la unidad cuando lo necesitamos.

Fenómenos similares han sido registrados durante toda la historia, ya que Dios debe recurrir periódicamente al más doloroso de los caminos para resaltar los mensajes de compañerismo. Cuánto más sano y prudente sería si la humanidad aprendiera sola esta lección – sin la agonizante intervención Divina.

Los padres se relacionan con sus hijos de esta forma con naturalidad. Sin importar qué tan mal se porten los niños, los padres no dejan de amarlos. ¿Molestias? Sí. ¿Reprimendas? Por supuesto. Pero los padres normales no se vengan de sus hijos. No guardan rencor, porque se relacionan con sus hijos como una extensión de sí mismos, por lo que lastimar a nuestros hijos es en realidad herirnos a nosotros mismos. Como los padres no desean vengarse, pueden olvidar las cosas malas y enfocarse en las buenas. Es por eso que para los padres es fácil amar a sus hijos.

¡Esta misma dinámica puede funcionar con cualquier relación! Con padres e hijos, el proceso es más instintivo. Pero cuando se trata del matrimonio, ¡el potencial para la unidad es más grande todavía! Pero lleva mucho más trabajo… naturalmente.

4) ¿Por qué la Torá se refiere a nuestro prójimo como “amigo”?

La palabra hebrea reeja, “tu amigo”, transmite con más precisión que “tu prójimo”, el mensaje de que estamos juntos en esto, que estamos en el mismo equipo. Y ese es el sentimiento que todos deberíamos tener por los demás.

Por supuesto, la amistad, al igual que el amor, es otro tema sobre el que se ha reflexionado extensivamente. Y los dos temas están conectados inexorablemente. Obtener un entendimiento más profundo sobre las dinámicas de la amistad también puede ayudarnos en nuestra odisea para conocer y lograr amor real.

Las dos historias siguientes sobre amistad, tomadas del folklore judío, brindan claridad al significado de amistad y de amor. La primera nos ayuda a responder la pregunta Nº4, la segunda nos ayuda con la pregunta final. Juntas hablan mucho sobre los ingredientes del amor y por qué Dios le da tanta importancia a amarse el uno al otro.

Una vez un padre estaba intercambiando ideas con su hijo sobre el tema de la amistad.

El padre dijo: “Sabes, hijo, es difícil hacer amigos”. El hijo dijo: “¿A qué te refieres papá? Yo tengo muchos amigos”. “¿Cuántos amigos tienes? Preguntó el padre. El hijo pensó un momento y dijo: “Los he contado. ¡Debo tener 200 amigos!”. “¿200 amigos? ¿Un hombre joven como tú?” dijo el padre. “Es asombroso. No lo puedo creer”. “¿Por qué papá? ¿Cuántos amigos tienes tú?” “¿Yo? En toda mi vida he trabajado muy duro y sólo conseguí medio amigo”. “Pero papá, todos te quieren. Eres un hombre maravilloso. ¿De qué estás hablando - medio amigo? ¿Y qué es medio amigo?”. “Mira hijo, tienes que saber si tus amigos son realmente tus amigos. Un amigo en los malos momentos es un verdadero amigo. ¿Por qué no haces la prueba y ves si tus amigos son realmente amigos?”.

El padre tuvo una idea. Siendo que esta historia tuvo lugar durante la ocupación romana de Israel, hace más de 2000 años, debes saber que los romanos eran especialmente estrictos en ley y orden. Si agarraban a un asesino o a un ladrón, imponían un juicio rápido y duro. Y le hacían lo mismo a cualquiera que fuera cómplice del crimen. Hablaban en serio.

“Esto es lo que puedes hacer”, sugirió el padre. “La sangre de una cabra se parece a la humana. Toma una cabra, mátala y ponla en un saco. Luego a la noche, ve a lo de tus amigos y diles: ‘Tienen que ayudarme. Anoche fui a un bar y tomé demasiado. Había un hombre que comenzó a insultarme y nos pusimos a discutir. Me golpeó, y yo lo golpeé también, la pelea siguió en la calle, y lo golpeé demasiado fuerte y lo maté. Ahora tengo que deshacerme del cuerpo. Si no, estoy muerto’. Luego pídele a tus amigos que te ayuden a deshacerte del cuerpo”.

El hijo pensó que era una gran idea y lo intentó. Noche tras noche, tomó el saco de carne de cabra y se lo llevó a todos sus amigos. Se demoró un par de semanas y unas cuantas cabras, pero visitó a los 200 amigos.

Como puedes adivinar, ninguno quiso ayudarlo. Ellos le creyeron que no era responsable, y que el otro hombre comenzó la pelea, pero no quisieron participar de ningún modo.

Finalmente, el hijo volvió a su padre y dijo: “Papá, supongo que tenías razón. Mis amigos no son tan buenos amigos. ¿Qué hay sobre tu medio amigo? Quizás él ayudará”.

El padre dijo: “Seguro, pruébalo. Ve a su casa, y dile que eres el hijo de Jaím. Dile lo que pasó, y ve si te ayuda o no”.

Esa noche el hijo golpeó la puerta del amigo de su padre.

“¿Quién es?” preguntó una voz asustada. “Es el hijo de Jaím”. “Oh, ¡el hijo de Jaím! Entra. ¿Qué puedo hacer por ti?”.

El hijo le contó toda la historia sobre el bar y la pelea y el cuerpo.

“Bueno, en realidad no debería ayudarte, pero qué puedo hacer, eres el hijo de Jaím”.

Sacó el cuerpo al patio, cavó un hoyo y enterró el saco.

“Ahora vuelve a casa. Permanece lejos de los bares. Si alguien te insulta, permanece tranquilo. Pero sobre todo, olvida que alguna vez me conociste”.

El hijo volvió donde su padre y le dijo: “Papá, ¿Por qué lo llamas medio amigo? ¡Es el único que me ayudó!”.

“¿Qué es lo que te dijo?” “Dijo: ‘En realidad no debería ayudarte, pero eres el hijo de Jaím, ¿Qué puedo hacer?”. “Eso es medio amigo”, dijo el padre. “Alguien que hace una pausa y dice: ‘En realidad no debería hacer esto’. Ese es medio amigo”. “Entonces, papá, ¿Qué es un amigo de verdad?”.

Entonces su padre le contó la historia siguiente (citada en Shtei Yados) que nos ayudará a responder nuestra última pregunta.

5) ¿Por qué el versículo termina con “Yo soy Dios”?

Dos hombres jóvenes habían crecido juntos y se hicieron muy buenos amigos. Vivieron en la época en la que el Imperio Romano estaba dividido en dos partes –una parte estaba controlada por un emperador en Roma y la otra mitad estaba dirigida por un emperador en Siria. Después de que los amigos se casaron, uno se mudó a Roma y el otro a Siria. Comenzaron juntos un negocio de importación y exportación, y aunque vivían muy lejos, siguieron siendo muy buenos amigos. Una vez, cuando el amigo de Roma estaba visitando Siria, alguien lo acusó de ser un espía de Roma y de complotar en contra del emperador. Era un hombre inocente, sólo era un rumor falso. Entonces, lo trajeron ante el Emperador Sirio, y fue subsecuentemente condenado a muerte.

Cuando lo estaban llevando para ser ejecutado, le preguntaron si tenía un último pedido. El hombre acusado suplicó: “Por favor, soy un hombre inocente, pero no puedo probarlo. Entonces, si voy a morir, al menos por favor déjenme volver antes a Roma, acomodar mis negocios, y decirle adiós a mi familia. Ellos no saben de mis negocios, no saben quién me debe dinero ni dónde están mis bienes. Déjenme volver a Roma, poner mis asuntos en orden, y luego volveré y podrán ejecutarme”.

El emperador se rió de él. “¿Es que estás loco? ¿Crees que te dejaremos ir? ¿Qué garantía podríamos tener de que volverás?”.

El judío dijo: “Espere. Tengo un amigo aquí en Siria que quedará en mi lugar. Será mi garante. Si no vuelvo, lo puede matar a él en mi lugar”.

El emperador estaba intrigado. “Esto lo tengo que ver. Está bien, trae a tu amigo”.

Fue llamado el amigo de Siria. De acuerdo a lo esperado, accedió a tomar el lugar del judío romano sin dudar, y a ser matado en su lugar si el amigo no volvía.

El emperador estaba tan sorprendido por este arreglo que accedió a dejar ir al judío romano. “Te daré 60 días. Pon tus asuntos en orden. Si no estás de regreso para el atardecer del día 60, tu amigo está muerto”.

Y fue el judío romano, corriendo hacia su familia para decir adiós y para poner sus asuntos en orden. Después de muchas lágrimas y adioses, partió con tiempo de sobra antes de que terminaran los 60 días.

Esos eran los tiempos de viajar en galeras, y a veces podías esperar días hasta que llegaba el viento indicado. Como lo quiso la suerte, no hubo viento por varios días, el barco fue retrasado, y para cuando el judío llegó a Siria estaba empezando el atardecer del día 60.

Como fue acordado, los carceleros sacaron al amigo de Siria para la ejecución. En esos días, una ejecución era un evento de gala, y temprano en la mañana las multitudes comenzaban a juntarse. Finalmente, cuando estaban a punto de realizar la ejecución, el amigo de Roma llegó corriendo. “¡Esperen! ¡Deténganse! Estoy de vuelta. No lo maten. ¡Yo soy el prisionero real!”.

El verdugo dejó ir al amigo de Siria y estaba a punto de poner al judío de Roma en su lugar. “Espera un minuto”, discutió el garante indultado. “No lo puedes matar a él. Su plazo se cumplió. Yo soy el garante. ¡Tienes que matarme a mí en su lugar!”.

Los dos amigos fueron inflexibles por igual. “¡Mátame a mí en su lugar!”. “¡No, mátame a mí!”. El verdugo no sabía qué hacer. La multitud estaba escandalizada, mirándolos pelear.

Finalmente, el Emperador intervino. Sorprendido y asombrado, se volvió hacia los dos amigos y dijo: “Los dejaré ir a ambos con una condición. ¡Háganme su tercer amigo!”.

Eso es amistad. Eso es unidad verdadera.

Es por eso que el mismo versículo que dice: “Ama a tu prójimo”, también dice “Yo soy Dios”. La unidad y la amistad entre los hijos de Dios es tan valiosa que Dios mismo dice, por así decir, “Si se aman entre ustedes, quiero ser su tercer amigo”. Eso significa que si estamos unidos, tenemos el poder de Dios detrás de nosotros.

La unidad es tan preciosa para Dios que incluso cuando no somos tan buenos como deberíamos ser, nuestra unión nos permite lograr mucho más que lo que cualquier individuo piadoso, talentoso o grandioso podría alguna vez lograr solo. En los deportes, lo llamamos “trabajo en equipo”. Los equipos unidos a menudo baten a oponentes con más talento y poder.

En la vida, lo llamamos “amor”.

Vemos ejemplos de esto en la historia judía. Ahab –a pesar de que era un rey malvado— fue más exitoso en la batalla que cualquier otro rey que el pueblo judío haya tenido en la historia. ¿Por qué? Porque se benefició de la unión excepcional entre la población judía. Dios le concedió a los judíos el éxito militar a pesar de las intenciones siniestras de su líder. La unión es la cualidad que más quiere Dios para todos Sus hijos. Puesto de manera simple, cuando estamos unidos, Dios es nuestro “tercer amigo”.

La lucha interna y el conflicto entre nosotros es, por lo tanto, nuestro enemigo más insidioso y debilitante. La discordia evita que seamos una fuerza predominante, y nos reduce a una colección de individuos absorbidos por sí mismos.

Si estamos unidos, Dios está con nosotros. Si estamos divididos, estamos solos.

Eso es “el poder del amor”.

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