II Semana De Personalización.
1476223 de Diciembre de 2013
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Miguel A. Gimeno
XIII ENCUENTRO DE PERSONALIZACIÓN
“[...] el amor viene de Dios [...]”
(1 Juan 4, 7b),
principio y fundamento”
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Alcoz 31 Octubre-4 Noviembre 2001
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PRESENTACIÓN:
Estas notas son la transcripción del XIII Encuentro de Personalización
ofrecido por Miguel A. Gimeno a un grupo de jóvenes acompañados y
realizados en Alcoz los días 31 de Octubre al 4 de Noviembre de 2001.
Se ha respetado el estilo oral pero omitiendo ejemplos, situaciones
presentadas e incluso contenidos que surgieron al hilo de realizar la
meditación en el momento en que se presentó. Son las posibilidades del
“directo” y que esta transcripción no ha podido recoger pues se ha
redactado con anterioridad a su exposición oral.
Estas notas tienen un carácter privado y están orientadas principalmente
a los que participaron en estos ejercicios de personalización.
XIII Encuentro de Personalización. Alcoz. 31 Oct.-4 Nov. 2001.
ESTRUCTURA ESCRITURÍSTICA
* Meditación (mañana del Jueves):
“[...] el amor viene de Dios [...]”
(1 Juan 4,7b)
Texto: 1 Juan 4, 7-10.
* Meditación (tarde del Jueves):
“[...] y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios [...]”
(1 Juan 4, 7c)
Texto: Génesis 1, 26-27
* Meditación (mañana del Viernes):
“[...] El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor [...]”
(1 Juan 4, 8)
Texto: Ezequiel 16, 1-9, 14-15, 22, 26, 28-30,34-37, 60-63.
* Meditación (tarde del Viernes):
“ [...] En esto se hizo visible entre nosotros el amor de Dios: en que envió al mundo a su Hijo único [...]”
(1 Juan 4, 9 a)
Texto: Mt 13, 44-45 / Lc 10, 38-42.
* Meditación (mañana del Sábado):
“ [...] para que nos diera vida [...]”
(1 Juan 4, 9b)
Texto: Juan 4, 5-42
* Meditación (tardes del Sábado):
“[...] Por esto existe el amor; no porque amáramos nosotros,
sino porque él nos amó a nosotros y envió a su Hijo [...]”
(1 Juan 4, 10)
* Meditación (mañana del Domigo):
“ [...] Amigos míos, amémonos unos a otros [...]”
(1 Juan 4, 7 a)
Texto: Juan 1, 35-39
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XIII Encuentro de Personalización. Alcoz. 31 Oct.-4 Nov. 2001.
VIERNES 8-10-99.
AMBIENTACION
Hechos 17, 23-25, 27-29.
(v.23 a) El “Dios desconocido” como el punto de partida de esta experiencia de retiro. De algún modo Dios al igual que Pablo por el areópago evangeliza del mismo modo. Parte de donde esta cada uno de nosotros. Seguramente que este es un punto de partida común a nosotros “no acabamos de conocer a Dios”. Nuestro conocimiento sigue siendo parcial pues nuestra experiencia sigue siendo parcial.
¿Tengo experiencia de Dios? Por supuesto, por supuesto que insuficiente. ¿Puedo afirmar que Dios me ha amado y me ama? Sí pero todavía no he gustado todo el amor que me ha regalado y me está regalando ¿Puedo decir que me he encontrado con él? Sí, pero todavía no se ha dado ese encuentro pleno que se va constituyendo a través de innumerables encuentros a lo largo de la vida. Sigue siendo mi Señor, con todo el cariño del mundo, un Dios desconocido. De algún modo nuestros proyectos de vida no dejan de ser todavía un altar con inscripciones (oración moral y desafectiva, misión voluntarista, afectividad desordenada, fraternidad cómplice, “pobres light”, ...) Son altares que no acaban de conocer a ese Dios desconocido. Eso explica su narcisismo constitutivo.
(v. 23b) “...eso que veneráis sin conocerlo es precisamente lo que yo os anuncio: ...”. A esto venimos aquí, a que se nos anuncie, a que se nos revele lo que no acabamos de conocer del todo. Venimos a que la Palabra a través de la Escritura, a través de las meditaciones, a través de la vida compartida del hermano nos anuncien a ese todavía “dios desconocido”. Venimos a que esos momentos de relación personal con mi Dios desconocido me vayan progresivamente revelando su auténtico y verdadero rostro. Ése es el punto de partida del anuncio, lo que no conoceís. Así la experiencia de encuentro con ese Dios va a ser nueva, absolutamente nueva pues siempre el encuentro con este Dios es novedoso, pues siempre tiene algo o mucho de “desconocido”. Eso sí “desconocido” no porque Él no haya revelado todas sus cartas (muerte de cruz y resurrección) sino porque yo no acabo de jugarlas todas, ésa es la fuente de mi desconocimiento.
(v. 24) [mis ídolos, mis idolatrías,] “no habita en los lugares que yo le he preparado”. Son muchos años dedicados a llevarle a mi terreno o mejor, mis terrenos, mis lugares, mis altarcicos, los realizados a imagen y semejanza de mis ideales. A mi ideal de auto-imagen, a mi ideal proyecto de vida, a mi ideal de relaciones afectivas, a mi ideal de opción por el pobre, a mi ideal de pareja cual salvación eterna fuese, a mi ideal de comunidad fraterna, a mi ideal de maduración personal, a mi ideal de autoconocimiento, ...a mi ideal, ...a mis lugares ideales, a mis lugares. “ ahí, nos dice Pablo, no habita es Señor de todos los lugares de cielo y tierra. A estos lugares no venimos.
Nos hemos ido de nuestros lugares y venimos a uno ajeno externo. Así nos adentraremos no a nuestros lugares, a nuestros terrenos queremos poner los medios para ir a tus lugares. Abandonamos nuestros lugares de ruidos, interferencias, atracciones, apegos cotidianos y ya ordinarios, en cuanto habituales en nuestras vidas de allá, afecciones desordenadas, ruidos que entorpecen, demonios atrayentes, tendencias nocivas, ... Cambiamos de lugar y con todo ello venimos a tu lugar, lugar de paz, de silencio, de contemplación, ...Venimos a gustar de tus lugares, a “sentir-gustar” la relación contigo. Pero venimos con nuestro bagaje, es decir, con esos lugares que hemos dejado allí. Los traemos aquí a compartirlos contigo, a pasarlos por tu mirada cariñosa, por tu sabiduría, por tu corazón. Es desde esos lugares mirados con tu mirada desde dónde hemos de seguir profundizando en ese adorar al dios que se nos ha prometido, señor de cielo y tierra, el que da la vida, el aliento y todo.
Así se trata de abrirnos a ese señor de todo desde nuestra realidad, desde nuestro lugar, donde estoy ubicado, desde mis deseos, mis espectativas. Que afloren, nombrádlos. Que Dios mire con su amor los deseos. Él lo ha puesto en mí, experimentarlos. Los ambigüos e interesados, los muy locales, muy de mi lugar personal, no taparlos, Dios ha de madurarlos. Él nos quiere entregados, es decir, nos quiere enteros con todo lo que somos, nos guste más o menos, con todo. Es señor de todo. Es el dios de la totalidad frente a la parcialidad, de la unificación, de la integralidad. Entero, todo, toda entera.
(vv. 27-28) La motivación fundamental para buscarlo es que Él lo quiere. ¿Qué más queremos? Va a poner todo lo que esté de su parte por hacerse el encontradizo. Va a intentar penetrar en nuestros fondos por muchas interferencias, obstáculos y resistencias que vivamos en esos fondos.
En él nos movemos. Si vivimos desde él se van a dar en nosotros permanentes y continuos movimientos internos. Conviene aprender a discernir qué significan esos movimientos, pues en él nos movemos.
Quiere que le busquemos por ello se lanzará a nuestra existencia. Existencia personal determinada por las preguntas de sentido del para quién, el para qué, el con quién vivir trabajar, entregar el tiempo, etc,..., Él se va a agarrar a nuestros interrogantes existenciales actuales más de sentido para salirnos al encuentro pues en él existimos. En definitiva “no está lejos de ninguno de nosotros”, pues en él vivimos.
Los movimientos, las preguntas existenciales, en definitiva, la vida ésos van a ser los lugares donde posiblemente lo percibamos cerca de nosotros, cercano pues es en él donde realmente nos fundamentamos o estamos llamados a estar fundamentados. No se trata de preguntar si estoy o no fundamentado o no en Él. No dependen de tí ya lo estás, se trata de si lo reconoces o no, de si acoges o no tal fundamentación. Así conviene que los momentos de oración y reflexión personal atiendas fundamentalmente esos movimientos internos, esas cuestiones contestadas o no de sentido que en el aquí y en el ahora y desde siempre constituyen el camino por donde él te va a salir al encuentro, pues quiere que le busques.
“Que
...