La Revolucion De Dios
elena5814 de Noviembre de 2012
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La revolución
de Dios
La justicia, la comunidad y
el reino venidero
E b e r h a r d A r n o l d
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Índice de materias
EL MUNDO EN DERRUMBE Y EL REINO VENIDERO.......................1
Al borde de la catástrofe.......................................................2
El advenimiento del reino.....................................................7
El Jesús del sermón de la montaña......................................12
El reino de Dios..................................................................17
ENCARNACIÓN DE UN ORDEN NUEVO......................................21
La iglesia............................................................................22
Unidad y Espíritu Santo.......................................................31
Comunidad........................................................................39
Arrepentimiento y bautismo................................................51
La cena del Señor...............................................................62
Culto y oración...................................................................66
Misión................................................................................71
EL INDIVIDUO Y LA COMUNIDAD...............................................80
El cuerpo de los creyentes...................................................81
Guiar y servir......................................................................88
Amonestar y perdonar........................................................96
El individuo y la comunidad..............................................102
La revolución de Dios
Índice de materias
El matrimonio y la familia.................................................113
Educación.........................................................................124
Vivir con naturalidad.........................................................133
LA PAZ Y EL DOMINIO DE DIOS................................................138
La no-violencia y el rechazo de llevar armas ¿qué dice
el evangelio?....................................................................139
Nuestra actitud hacia el gobierno......................................149
Pobreza y sufrimiento en el mundo...................................156
La revolución secular y la revolución de Dios ....................164
Epílogo de la edición del año 1983...................................171
EL MUNDO EN DERRUMBE Y EL
REINO VENIDERO
Al borde de la catástrofe
Tenemos un presentimiento aterrorizador de estar al borde de un catastrófico
enjuiciamiento. Está tan cerca que sólo la inmediata intervención de Dios
podrá evitarlo.
2 d e s e p t i e m b r e d e l 9 3 5
Hemos visto estupendos avances tecnológicos, que facilitan la conquista del
tiempo y espacio por medio de la máquina, el automóvil y el avión. Pero
esos mismos avances causan la pérdida de millones de vidas. En las grandes
metrópolis se han logrado asombrosos resultados, pero la mayoría de las familias
urbanas se extinguen en la tercera o cuarta generación.
Las más siniestras potencias de nuestra civilización son tres poderosísimas
organizaciones: el estado, el ejército y las estructuras capitalistas: Son la culminación
del espíritu de este mundo. Es increíble lo que ha logrado una creación
caída. Pero su obra llevará a la muerte, por más grande que parezca su poder,
por más firmes que parezcan sus méritos.
1 6 d e s e p t i e m b r e d e 1 9 3 4
A la funesta realidad de hoy—la de una humanidad que se destruye y arruina
en incesante locura—ha de oponerse otra realidad mucho más grande: la luz
del futuro. Esta luz llama a la humanidad hacia algo totalmente contrario a
la traición y al engaño, a la matanza y al odio, a la muerte y la destrucción (1
Tesalonicenses 5:4-5).
Hasta que no hayamos comprendido las tinieblas de la noche con su imLa
revolución de Dios
Al borde de la catástrofe
penetrable negrura e insondable sufrimiento, no sabremos con seguridad si
vendrá el amanecer.
7 d e a b r i l d e 1 9 1 9
El dominio del mal, que hoy en día ha alcanzado dimensiones sin precedente,
afecta a todo ser humano. Lo hallamos en cada forma de gobierno, en cada
iglesia, en cada grupo por más devoto que sea, en todos los partidos políticos
y sindicatos obreros, hasta en la vida de familia y en nuestra comunidad. Su
carácter demoníaco se revela en todas estas estructuras, aunque a primera vista
aparezcan ser muy diferentes. En su obstinado afán de autonomía manifiestan
una tendencia de representar la propia persona, la secta, el partido, el sindicato,
la familia propia, la comunidad—o por lo menos la propia forma de
pensar—como si fuese lo único que cuenta.
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Apenas si recordamos una época en la cual ha sido tan evidente como
hoy, que Dios aún no reina supremo con su justicia y su amor. Lo vemos en
nuestras propias vidas y en las noticias del día. Lo vemos en la miseria de los
desesperados, de los millones de desocupados. Lo vemos en la injusta distribución
de los bienes mientras la tierra, con generosa abundancia, nos ofrece todo
el potencial de su fertilidad. Apremia la tarea de socorrer a la humanidad, pero
está siendo impedida y deshecha por la injusticia de los sistemas imperantes y
sus intereses creados.
Nos encontramos en medio del derrumbe de nuestra civilización. “Civilización”
no es más que el trabajo ordenado y sistemático aplicado por los
seres humanos a la naturaleza. Pero este trabajo se ha vuelto en desorden, y su
injusticia grita al cielo.
No faltan signos de que algo de trascendental importancia está por acontecer.
Al mismo tiempo, nada ocurre en la historia que no tenga su origen
con Dios. Por eso imploramos que él haga historia, la suya, la historia de su
La revolución de Dios
Al borde de la catástrofe
justicia. Y cuando Dios hace su historia, nos sobrarán motivos para temblar,
ya que, en las condiciones actuales, Dios no puede obrar hasta que su ira haya
erradicado toda la injusticia, la animosidad, la discordia y la brutalidad que rigen
al mundo. Mediante su ira, Dios iniciará su historia. Primero llegará el Día del
Juicio; luego amanecerá el día de felicidad, amor, compasión y justicia.
Pero si rogamos a Dios que él intervenga, nosotros debemos estar dispuestos,
por nuestra parte, a que él nos alcance con sus relámpagos—ya que todos somos
culpables. No hay quien pueda absolverse de la perversidad del mundo actual.
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Nadie podrá negar que los movimientos revolucionarios han despertado a
la conciencia humana, sacudiendo violentamente el alma de toda una generación.
La conciencia no se aplacará hasta que su grito no haya penetrado en lo
más íntimo de cada ser humano.
Tanto el socialismo como el comunismo constituyen un ataque al statu quo,
así como un llamado a las conciencias de quienes nos consideramos cristianos.
Este llamado nos señala, más claramente que ningún sermón, que nuestra
vida debe ser una continua y activa protesta contra todo cuanto se oponga a
Dios en este mundo. Los cristianos hemos fallado en el cumplimiento de esta
obligación, y debemos preguntarnos: ¿Siquiera somos cristianos?
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Todo despertar de la conciencia colectiva de la humanidad tiene un profundo
significado. En verdad, hay una conciencia mundial, o sea la conciencia de la
humanidad. Se levanta en contra de la guerra y las matanzas, en contra de la
codicia y la injusticia social y en contra de toda forma de violencia.
7 d e a b r i l d e 1 9 1 9
Vivimos en la última hora. Hay que preparar a los hombres para que, mediLa
revolución de Dios
Al borde de la catástrofe
ante la fe, abran sus corazones a las fuerzas del mundo venidero, al Espíritu de
la nueva Jerusalén (Apocalipsis 3:12).
El Reino de Dios se acerca—el mundo entero debería estar velando. Pero el
mundo no prestará atención a menos que en la Iglesia de Jesucristo se materialicen
la unidad y la justicia de ese Reino y diariamente se pongan
...