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La relación del Trabajo Social con el tema de la pobreza

fefamTutorial1 de Diciembre de 2012

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Resumen

La relación del Trabajo Social con el tema de la pobreza es fundante y se articula a los profesionales desde diversos referentes. El nexo de la profesión con el tema posee la singularidad de moverse desde lo local a lo global y en lo local en un movimiento de corto plazo, de tipo microscópico, pero que puede reconocerse y transformarse en un movimiento consciente e intencionado de tipo macroscópico y global en una mirada de largo plazo. Las coyunturas macro enmarcan estos movimientos de corto plazo, de alguna manera generan una dialéctica central - local que encuentra a los Trabajadores Sociales permanentemente en una interfase "de cara" a la gente y "de lado" respecto a las líneas macro, haciendo esfuerzos por reinterprestarlas para los sujetos en las nuevas coyunturas que nos plantean los cambios macro económicos y de las políticas sociales. En su segunda parte, el artículo hace un recorrido respecto a las líneas centrales que han seguido las estrategias de superación de la pobreza en Chile en la última década, comentando la significación que para la profesión pueden llegar a poseer.

INTRO;

No es difícil relacionar la superación de la pobreza con Trabajo Social. Histórica y constitutivamente ha sido un espacio de identidad con el cual nos hemos relacionado en la acción cotidiana desde el inicio del Trabajo Social profesional y antes de éste.

Los tres referentes de acción que han movido y mueven a la profesión se articulan allí, el político, el religioso y el vocacional. De alguna manera constituyen el núcleo de reconocimiento social e individual del ser profesional.

Esos tres referentes marcan también los enfoques que la profesión ha privilegiado a la hora de enfrentar la problemática de la pobreza.

El polo político desde los cambios estructurales y en las políticas sociales, el religioso en la toma de conciencia de un común origen y destino, y por lo tanto, en una visión de comunidad, de hermandad, de ayuda mutua. El polo vocacional, centrado más bien en el don de sí mismo por los demás que brota de una singular convicción de que las profesiones deben servir y no servirse desde sus posiciones sociales.

Cualquiera sea el origen de la relación con el tema de la pobreza que tenga la articulación profesional todas ellas pueden hoy singularmente compartir el fenómeno histórico que se consolida en la década de los noventa, el cual de alguna manera se expresa en la Cumbre Social Naciones Unidas de 1995, el que la pobreza es creada por los hombres y que es una situación humanamente inaceptable, por los que debe ser erradicada del planeta.

Nunca como en esta última década, tantos profesionales de diversas disciplinas, como desde la educación, la economía, la sociología, la lingüística, la antropología, han estado realizando esfuerzos de reflexión en torno a estrategias para la superación de la pobreza. Un variado arsenal de perspectivas ha enriquecido el diálogo interdisciplinario respecto al tema, constatándose que ya no es un territorio exclusivo de ninguna en particular aunque sí cada uno constituye mapas diferenciados de éste, marcado por las singulares manera de mirar el problema.

Escuché decir a un alto funcionario del Banco Mundial que le da envidia el tratamiento que de la pobreza hace en el Informe del Consejo Nacional para la Superación de la Pobreza de Agosto de 1996 porque que contiene en su primera parte la palabra de los dirigentes sociales sobre el tema de la pobreza en Chile, la cual fue recogida mediante grupos de discusión, analizada sistemáticamente y expuesta. Esto hace pensar en un sentimiento de "incumpletud" por parte de los enfoques macroeconómicos respecto a dar cuenta de los fenómenos. Leer los últimos informes de Naciones Unidas Desarrollo Humano en Chile nos hacen percibir en su metodología y estructura una nueva óptica para entender de qué se trata la satisfacción de las necesidades humanas, de la cual se puede deducir la presencia de la dimensión subjetiva y social comunitaria de la pobreza. Se ha pasado de las definiciones de variables del desarrollo centradas en lo económico y de satisfacción de necesidades básicas al de calidad de vida y calidad de vida socialmente organizada, socialmente articulada.

Hay múltiples indicaciones que evidencia estas nuevas miradas, miradas que dan mayor centralidad a la realidad de los espacios en que se mueve trabajo social, esto debido a que la pobreza es un tema complejo, que rehusa reducirse a un conjunto de indicadores y estrategias estructurales reproducidas a escala mundial, esto debido a que las mayores claves de su resolución, particularmente en lo que a pobreza dura se trata, están en los niveles locales - situacionales, dado que sólo desde allí se puede superar el enfoque de mera carencia por el de carencia - potencia.

A la fecha no se ha fortalecido suficientemente el enfoque de potencia, de resilencia social, de partir desde las capacidades de los más pobres. Este ha sido un discurso subordinado durante una década de políticas sociales globales que han seguido un patrón centrado en los modelos clínico en salud, conductista en educación, de mercado en vivienda, de capitalización individual en seguridad social.

Hace unos días una profesional historiadora, a propósito de un coloquio sobre tercera edad nos compartía que ella veía un enorme potencial en lo que trabajo social estaba haciendo en los municipios con los talleres organizados por las oficinas del adulto mayor, allí se estaba generando una nueva base de identidad para el adulto mayor, de invalente a valente, de marginado y aislado a asociado y consciente de sus derechos y posibilidades. Esto decía, constituye un fenómeno de corta duración en las coordenadas históricas, pero que incuba una historia de larga duración, que constituye lo que se conocerá en un futuro no muy lejano como las sociedades de tercera edad, en que se irá reposicionado la vejez como una fuerza activa en la sociedad dado su mayor horizonte temporal con capacidad funcional junto a la tendencia a la nuclearización de los hogares.

Esto, tan micro como un conjunto de talleres de trabajo educativo, recreativo, deportivos, etc., decía tienen una perspectiva macro social, de la cual muchas veces los trabajadores sociales no estamos conscientes. En muchos campos los trabajadores sociales están "tejiendo" coordenadas de futuro, coordenadas de sociedad, de alguna manera a veces silenciosa y a veces sin darnos cuenta, estamos dando dirección a perspectivas. Esto es más que una terapia para una profesión que muchas veces quisiera reivindicar una consideración más central en los temas de superación de la pobreza.

Yo me preguntaba, en cuántas áreas como la de la mujer, las etnias, el trabajo con niños en el tema de los derechos, del maltrato, el autocuidado en salud, el trabajo social no está conscientemente trabajando en coordenadas de futuro o en historias de largo plazo. Puede alguien sugerir que pensar lo que hacemos como procesos de larga duración puede ser una forma de conformismo, pero la lectura es ¿cómo podemos hacer eso conscientemente, cómo miramos en el presente el futuro y cómo articulamos los acontecimientos para que eso suceda? ¿Cómo ir más allá de la trivialización, del activismo, del cosismo? ¿Cómo articular estratégicamente, como ir de los movimientos cotidianos a los de mediano y largo plazo? Hay muchas señales en esta dirección, los historiadores de la vida cotidiana, y las teorías de construcción social, las teorías de los microespacios de poder en las relaciones sociales, personales y organizacionales, nos están instrumentando para entender que las legitimaciones de "colectivo" van tanto de abajo hacia arriba como de arriba hacia abajo.

Somos protagonistas de un espacio privilegiado en relación a los cambios en lo social, con un enorme potencial de recreación y transformación, ¿lo habíamos pensado tan así algunas veces, tal vez más como un sentimiento no expresado?

Tampoco se trata de entrar nuevamente en uno de esos círculos de autopotenciación en que nos sentimos el centro de escenario, de la revolución o de no se qué tremenda mejor causa, sólo es un llamado de atención a mirar lo que hacemos cotidianamente en las coordenadas de construcción de la historia como potenciadores, creadores de futuro, como colaboradores de tendencias sociales maximizadoras del bienestar, en articulación con otros profesionales.

En lo señalado hay la definición de un espacio de trabajo social en lo socio educativo, en lo organizativo, en lo referido al empoderamiento de grupos sociales marginalizados, un espacio que reencante las políticas sociales desde las personas y no para las personas, para los grupos sociales y no sólo para los individuos frente al mercado y el Estado, para dar curso a las capacidades y no para proveer en la incapacidad.

Considerando los cambios que en la manera de pensar el tema de la superación de la pobreza se han ido dando este último tiempo, estaba revisando el libro (de hace unos meses) del Centro de Estudios Públicos, en que bajo el título de "La Transformación Económica de Chile" publica un artículo de Arístides Torche titulado: "Pobreza, Necesidades Básicas y Desigualdad: Tres Objetivos para una sola Política Social". En este el autor, después de hacer análisis de las políticas de superación de la pobreza desde la década de los sesenta termina concluyendo respecto a la agenda pendiente señalando entre otros aspectos que: "La noción de carencia enfatiza lo que falta, lo que no se tiene y, por lo tanto, dificulta la incorporación en pleno de los propios afectados.... Una alternativa es partir del camino

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