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Quince Enfermedades De La Curia


Enviado por   •  27 de Diciembre de 2014  •  3.824 Palabras (16 Páginas)  •  276 Visitas

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El papa Francisco enumeró hoy en un discurso las que consideró las 15 "enfermedades" que acechan a la Iglesia y a la Curia romana, como el "alzheimer espiritual", "el sentirse inmortal" "la mundanidad y el exhibicionismo" o "la vanagloria".

El papa aprovechó el tradicional encuentro en la sala Clementina para felicitar la Navidad a los miembros de la Curia romana, que gestionan el Gobierno de la Iglesia, para advertirles del catálogo de los males que deben evitar.

Francisco comenzó diciendo que "sería bonito pensar que la Curia romana es un pequeño modelo de Iglesia" y agregó que "un miembro de la Curia que no se alimenta cotidianamente con el alimento (de Dios) se convierte en un burócrata".

Y después ante los cardenales presidentes de los varios dicasterios que conforman la Curia fue enumerando una a una las 15 enfermedades y comenzó por la de "sentirse inmortal o indispensable".

"Una Curia que no hace autocrítica y no se actualiza y no intenta mejorar es un cuerpo enfermo", e invitó a los presentes a visitar los cementerios para ver los nombres de tantas personas "que se creían inmortales, inmunes e indispensables".

Para Francisco, "esto deriva de la patología del poder, del complejo de sentirse un elegido y del narcisismo".

Otras enfermedades de este catálogo de males de la Curia es el "excesivo trabajo"; el "endurecimiento mental y espiritual", que "impide llorar con los que lloran y alegrarse con los que se alegran"; "la excesiva planificación" y "la enfermedad de la mala colaboración".

También destacó el "alzheimer espiritual", que se observa en "quien ha perdido la memoria de su encuentro con el Señor y depende sólo de sus propias pasiones, caprichos y manías y construye a su alrededor muros y costumbres".

Otro de los males que enumeró el papa fue el de la "rivalidad y la vanagloria", que surge "cuando la apariencia y el color de los vestidos y las insignias de honor se convierten en el objetivo primario de la vida".

"La enfermedad de la esquizofrenia existencial", está presente en los que viven "una doble vida fruto de la hipocresía típica del mediocre" y afecta a aquellos que "han abandonado el servicio pastoral sólo para hacer los asuntos burocrático", agrego.

"Las habladurías y los cotilleos", son otra de las enfermedades citadas por el papa, así como la de "divinizar a los jefes", al ser "víctimas del carrerismo y del oportunismo" pensando sólo a lo que se debe obtener y no a lo que se debe ofrecer".

Además citó "la enfermedad de la indiferencia hacia los demás"; la de la "cara fúnebre", pues el religioso "debe ser una persona amable, serena y entusiasta y alegre que transmite alegría", dijo

"Qué bien hace una buena dosis de humorismo", agregó el papa Bergoglio.

La enfermedad de "acumular bienes materiales", la de pertenecer "a círculos cerrados y la de la "mundanidad y el exhibicionismo", concluyeron la lista.

El papa Francisco también quiso recordar que un día leyó que "los sacerdotes son como los aviones que son noticia cuando sólo cuando se caen".

Entonces subrayó que, sin embargo, "hay muchos que vuelan", pero que "muchos critican, pero pocos rezan por ellos".

Y concluyó advirtiendo: "Cuánto mal puede causar un solo sacerdote que cae a todo el cuerpo de la Iglesia".

Discurso del Papa

"Tú estás sobre los querubines, tu que has cambiado la miserable condición del mundo cuando te has hecho como nosotros" (San Atanasio).

Queridos hermanos, Al término del Adviento nos encontramos para los tradicionales saludos. En pocos días tendremos la alegría de celebrar la Navidad del Señor; el evento de Dios que se hace hombre para salvar a los hombres; la manifestación del amor de Dios que no se limita a darnos alguna cosa o a enviarnos algún mensaje o ciertos mensajeros, sino que se nos da a sí mismo; el misterio de Dios que lleva sobre sí mismo nuestra condición humana y nuestros pecados para revelarnos su Vida divina, su gracia inmensa y su perdón gratuito. Es la cita con Dios que nace en la pobreza de la gruta de Belén para enseñarnos el poder de la humildad. De hecho, la Navidad es también la fiesta de la luz que no viene acogida de la gente ‘elegida' sino de la gente pobre y simple que esperaba la salvación del Señor.

Ante todo, quisiera desear a todos ustedes -colaboradores, hermanos y mujeres, representantes pontificios esparcidos por el mundo- y a todos sus queridos, una santa Navidad y un feliz Año Nuevo. Deseo agradecerles cordialmente por su compromiso cotidiano al servicio de la Santa Sede, de la Iglesia Católica, de las Iglesias particulares y del Sucesor de Pedro.

Puesto que somos personas y no números o denominaciones, recuerdo de manera especial aquellos que, durante este año, han terminado su servicio por razones de edad o por haber asumido otros roles, o porque han sido llamados a la Casa del Padre. También a todos ellos y sus familias van mis pensamientos y gratitud.

Deseo elevar con ustedes al Señor un profundo y sincero agradecimiento por el año que termina, por los acontecimientos vividos y por todo el bien que Él ha querido realizar generosamente a través del servicio de la Santa Sede, pidiéndole humildemente perdón por las faltas cometidas "en pensamientos, palabras, obras y omisiones".

Y partiendo de este pedido de perdón, desearía que nuestro encuentro y las reflexiones que voy a compartir con ustedes se conviertan, para todos nosotros, en un apoyo y un estímulo para un verdadero examen de conciencia para preparar nuestro corazón para la Navidad.

Pensando en este encuentro he recordado la imagen de la Iglesia como Cuerpo Místico de Jesucristo. Es una expresión que, como explicó el Papa Pío XII, "fluye y casi brota de lo que exponen con frecuencia las Sagradas Escrituras y los Santos Padres." En este sentido, San Pablo escribió: "Porque

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