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Sintesis del libro El Hombre en busca del sentido - Victor Frankl.


Enviado por   •  30 de Abril de 2016  •  Resúmenes  •  2.505 Palabras (11 Páginas)  •  1.205 Visitas

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Síntesis: Del hombre en busca de sentido

El texto trata sobre la vida del autor, el psiquiatra, el Dr. Viktor E. Frankl, dentro del campo de concentración de Auschwitz. Relata la crueldad con la que los soldados de las SS maltrataban y torturaban a los prisioneros, y a su vez explica cómo la mente de los prisioneros funciona dentro de aquellos campos.

Durante los momentos de alivios que se otorgan, no se determina la voluntad de vivir, si no que más bien, se contribuyen al aumento del sufrimiento en que se encuentra el prisionero. Según las palabras del mismo Dr. Frankl, vivir es sufrir y que el sobrevivir es hallar el sentido del sufrimiento.

Una vez que fue puesto como prisionero en campos de concentración, sin saber que sus padres, hermanos, a excepción de una de sus hermanas, y que además su esposa también había sido asesinada en las cámaras de gases en Auschwitz,  después de todo lo que había sufrido en los campos de concentración, se pregunta ¿cómo ha podido seguir viviendo y aceptar los hechos que le acontecieron? La respuesta a ello es simple a juzgar ante el relato del texto y las respuestas a las teorías que realizo sobre la mente humana.

Dentro del campo de concentración existían dos tipos de prisioneros: El prisionero corriente quien sufría duros castigo y la crueldad de los soldados nazis y los Capos, quienes eran prisioneros con ciertos privilegios y que además trataban tanto o más mal a los demás prisioneros que los mismos soldados de la SS.

El proceso de selección en cuanto se llega al campo de concentración; al prisionero se le quitaban sus objetos personales y sus documentos de identidad, luego el prisionero adopta un nombre y profesión falsa pero a los soldados lo único que les interesaba era un numero, el cual se les tatuaba en la piel para poder identificarles. Después se hacia una primera selección que para algunos tendría un destino diferente, para algunos incluso fatal, por último, se agrupaban a los enfermos, deformes, débiles y quienes tenían un defecto para trabajar y los enviaban a alguno de los campos centrales, abastecidos de crematorios y cámaras de gas.

Los trabajos forzados que tenían los prisioneros, a veces, se les otorgaba una recompensa en forma de cupón. Dicho cupón se podía canjear por una docena de cigarrillos o una docena de raciones de sopa. Normalmente los cupones se guardaban para la sopa para soportar la inanición que terminaba por acabarles, eso sino lo hacían los soldados, los capos o las cámaras de gas, pero, gracias a ello se podía distinguir, cuando un prisionero perdía las ganas de vivir se fumaba sus cigarros para disfrutar de sus últimos días de existencia.

De este modo, el autor divide en tres fases la vida y reacciones mentales que se pueden distinguir dentro del campo de concentración:

- La fase de internamiento en el campo

- La fase de la  vida en el campo

- La fase de liberación del campo.

La primera fase, el internamiento del campo.

El síntoma que caracteriza esta fase, según Frankl, es el shock. Para poder contextualizar con un poco de más profundidad, como se caracterizo este síntoma, el Dr. Frankl puso como ejemplo su propio internamiento.

Unos 1500 prisioneros viajaban en un tren que estaba abarrotado, en cada vagón iban unas 80 personas durante varios días y noches, con lo que quedaba de sus pertenencias, con la sola creencia que los iban a destinar a una fábrica de municiones. No sabían a donde iban ni por donde iban, pero entonces se dieron cuenta tras algunos gritos de angustia de algunos de los pasajeros que habían sido trasladados hasta Auschwitz, un campo de concentración.

Nada más llegar a la estación, las puertas del vagón se abrieron, dando paso a un  grupo de prisioneros que hablaban en varias las lenguas europeas y que además  parecían bien alimentados. Luego se sabría que era un grupo especial de prisioneros que hacían las funciones de comité de bienvenida para los nuevos prisioneros que llegaban a la estación, haciéndose cargo del equipaje y de los pocos objetos personales que poseían.

Horas más tarde tocaba lo que se llamaba la primera selección, el primer veredicto sobre la sobrevivencia dentro del campo, aferrándose a la ultima pisca de esperanza que poseían, sin embargo, para la gran mayoría de aquella expedición, cerca de un 90%, significó la muerte, para los que se salvaron, la verdad vendría horas más tarde.

En el momento en que llego la etapa de la desinfección, momento en que les quitaron todo lo que llevaban encima; a partir de ese momento lo único que tendrían aquellos prisioneros seria su sola existencia.

Después de la ducha a todos los prisioneros los embargó un humor macabro, aparte de aquel sentimiento, hubo otra sensación que les abrumo, la curiosidad, que puede aparecer en extrañas circunstancias, pero dentro de Auschwitz, se tenía aquella curiosidad como medida de protección, todos deseaban saber que pasaría a continuación, pero al poco tiempo, aquella curiosidad se transformo en sorpresa, al saber que después de haber estado mojados y desnudos en la intemperie no se enfermaron en lo absoluto.

El estado psicológico de los prisioneros no daba cuenta de que aun estaban recién comenzando las reacciones psíquicas que se les presentaron. La amenaza de muerte, lo desesperado de la situación y el preguntarse quién sería el siguiente.  En ellos albergaba el pensamiento de suicidarse o lanzarse contra la alambrada, siendo este el método de suicidarse más popular dentro del campo. En la primera fase del shock, el prisionero no le temía a la muerte, al paso de los días, las cámaras de gases perdían el horror que se les presentaba al inicio.

La segunda fase que se presenta en la vida del campo, fue a través de un sentimiento de apatía, del cual llegaba una especie de muerte emocional, ante todo lo que se presentaba día a día hasta que se acostumbran a ella. Este sentimiento era un mecanismo de autodefensa, ya que olvidaba todo dolor y sufrimiento con el solo propósito de conservar su vida y la de sus compañeros.  

Los sueños con los que solían frecuentar los prisioneros eran relacionados con  comida, un baño caliente, cigarrillos, entre otros deseos que en esos momentos encontraban muy alejados. A su vez, debido al alto grado de desnutrición que sufrían los prisioneros, era el deseo más natural que se presentaba en el entorno de su vida mental, a ello se le suma además, la ausencia de cada uno de sus sentimientos que provocaba la apatía, lo que hacía que deseo sexual fuese nulo.

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