Únete Al Camino Del Maestro
dvilches6 de Octubre de 2012
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Únete al Camino del Maestro
“Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Señor, que sean abiertos nuestros ojos. Entonces Jesús, compadecido, les tocó los ojos, y en seguida recibieron la vista; y le siguieron. “
San Mateo 20:32-34
En nuestro diario vivir, nos vemos enfrentados a diferentes desafíos que se nos van poniendo constantemente en frente, ocupamos nuestro tiempo, recursos e incluso sacrificio por conseguirlos.
En el artículo anterior, se podía ver como los atletas se enfrentaban a distintos desafíos que resumidos en uno, era llegar a la meta y ser coronados al final de ésta.
Pero existe un personaje no menor de quien los atletas recibían instrucciones, ese alguien los instruía y les marcaba el camino para que pudiesen estar en esa instancia. Son los llamados directores técnicos de la disciplina.
En el mundo futbolístico, ellos son los encargados de poner objetivos menores, como lograr que bajen los tiempos en algo específico, aumentar la resistencia o fuerza, puedan dar pases más precisos e intentar hacer regates con el fin de doblegar al adversario. La idea de estos mini-objetivos, es que vayan encausados a conseguir objetivos mayores, como por ejemplo ganar la Champions League.
Además de las funciones anteriores, los directores técnicos van marcando pautas en los desempeños que pueden incluir: restricciones con respecto a las cosas que deben comer (eliminando las no saludables), delimitan las cosas que practican en sus tiempos libres, también buscan un sistema de entrenamiento que se vaya adaptando a las capacidades y funciones que cada uno tiene en el equipo, se preocupan de que no hayan disidencias al interior del camarín y además deben buscar la mejor táctica contra el adversario.
Es así como Jesús se presenta ante este par de ciegos que vagaban en un mundo que sólo era tinieblas y que en su condición no existía un rumbo, no existía una meta y por lo tanto, no existía un premio final, ellos “estaban destituidos de la gloria de Dios”. Pero algo ocurrió, estos afligidos y menesterosos pedían a gritos ayuda, clamando y pidiendo a un personaje del cual seguramente escucharon hablar que realizaba milagros, con el único fin de que “tuviese misericordia de ellos”. Tal fue la determinación que Jesús mismo se detiene, escucha lo que quieren y les concede sus peticiones.
Pero generalmente nos quedamos con sólo esta primera parte del relato, dejando de lado lo más importante de la lectura ya que al recibir la vista, por obra y gracia del Amor de Dios, ellos “le siguieron”. La palabra “siguieron” viene de la traducción del griego “Akalautheo” que es la unión de dos palabras: “A” que es referente a unión y “Kalautheo” palabra referente a camino, por lo tanto lo que nos dice Mateo es que estos personajes que eran ciegos, estando destituidos de la Gloria de Dios y que no tenían un rumbo en sus vidas, han aceptado y decidido seguir un rumbo, un camino que el Señor les ha presentado; han decidido “Unirse” al “Camino” del Maestro.
En el libro Éxodo, se nos presenta algo más que debemos saber sobre caminar la senda de Jesucristo:
“Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.
Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.”
Éxodo 3:4-5.
Moisés nos habla que al ir a ver la zarza ardiendo, el Dios Todopoderoso le dice: detente, quita el calzado con el cual anduviste en tus propios caminos, que quiero que me sigas por uno que “tierra santa es”. Se nos muestra que unirse al camino del Señor, es dejar atrás nuestros propios caminos, es quitar aquella suela desgajada por lugares llenos de suciedad marcada por otros “maestros”,
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