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ANTECEDENTES HISTORICOS DEL POBLADO DE TIRIPETÍO

spokInforme21 de Julio de 2017

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ANTECEDENTES HISTORICOS  DEL POBLADO DE TIRIPETÍO

  • Tiripetío es una población cuyos orígenes se remontan a tiempos prehispánicos, la fecha o época de fundación se desconoce con precisión.  
  • Existió desde tiempos anteriores a la consolidación del poder de Tariacuri en la región central de Pátzcuaro.
  • Se convirtió en un pueblo sujeto a Curínguaro; por tanto, Tiripetío remonta su existencia, por lo menos hacia finales del siglo XIII o inicios del siglo XIV.
  • los primeros años posteriores a la conquista de Michoacán, Tiripetío  conformó uno de los sitios más poblados fuera de la cuenca de Pátzcuaro.  Ello conllevo  a su reconocimiento como pueblo cabecera.
  • Una de las primeras acciones llevadas a cabo por los frailes agustinos fue la planeación del nuevo pueblo de Tiripetío como caso poco común fueron auxiliados por un grupo de oficiales españoles que residían en México y que habían sido traídos por el encomendero.

Los frailes dispusieron que el nuevo asentamiento para el pueblo, que antes se encontraba disperso en la ladera del cerro del águila , se ubicara sobre un terreno más plano, trazado a la manera española con calles , plazas, lotes para las nuevas casas y agua potable. Una vez terminada la traza urbana comenzó la edificación del convento.

        La primera obra que se construyó fue el convento incluso antes que el templo. Inició apenas estuvo dispuesta la planta urbana del poblado en 1537 y termino en 1539. Consistió en una casa de adobe con varios cuartos a manera de celdas.

La descripción del convento que tenemos por boca de los frailes cronistas es muy vaga,  ello ha dificultado la reconstrucción histórica de este espacio.

Pocos religiosos en el siglo XVI tuvieron conocimiento pleno de los fundamentos de la arquitectura y construcción. Esta falta de preparación arquitectónica de los frailes produjo una arquitectura libre, innovadora, y creadora de un estilo que sintetizó el conocimiento europeo y el indígena.

ANTECEDENTES HISTORICOS CONSTRUCTIVOS DEL TEMPLO

El templo de Tiripetío que vemos actualmente ha sido objeto de numerosas mutilaciones, adiciones y reparaciones que le han dado un aspecto muy distinto al que lucía en el siglo XVI. No existen planos constructivos o dibujos de la época que nos muestren con exactitud la construcción de forma original. El templo de Tiripetío es una de las construcciones religiosas de los mendicantes  típica del siglo XVI, es decir, reúne las características generales de los templos de su tiempo, pero tiene una serie de particularidades que la hicieron única en su tiempo. La arquitectura del templo de Tiripetío respondía de manera general a los estándares de su siglo, es decir, a los templos de una sola nave, cuyas características primarias son las siguientes:

  1. Su ubicación casi siempre está en función de representar el centro de la población.
  2. Su planta es sencilla, de una sola nave.
  3. Presenta un presbiterio poligonal ciego (sin ventanas) en el extremo oriente, y en ocasiones puede presentar un crucero.
  4. La estructura puede mostrar ciertos elementos góticos o renacentistas, de acuerdo a la disponibilidad de los materiales y la presencia de mano de obra calificada, haciendo de las construcciones obras de carácter refinado.
  5. La estructura es bastante simple, una planta estrecha con gran altura.
  6. El volumen se distingue por los contrafuertes, dispuestos en forma más o menos regular.
  7. Las ventanas son escasas y por lo general se localizan en la parte alta de los muros laterales y una en la portada principal para iluminar el coro.

Los templos de una sola nave, como el de Tiripetío, al parecer correspondía a las reformas religiosas que se experimentaban en Europa desde el siglo anterior, reformas que buscaban el regreso a la sencillez de los primeros tiempos del cristianismo. No existen planos constructivos o dibujos de la época que nos muestren con exactitud la construcción en su forma original.

El edificio del templo de Tiripetío comenzó a  construirse a mediados de 1538, casi un año después de que los frailes llegaran al pueblo, pues sus primeras acciones se encaminaron a la organización del mismo y se terminó hacia 1548. Sin embargo, el que el templo no se hubiera comenzado sino hasta después de un año, lo cual no significa que no se tuviera un lugar en donde decir misa, pues era costumbre que las primeras iglesias fueran únicamente grandes jacales de adobe. La edificación de la nueva iglesia supuso el uso de materiales duraderos y resistentes, es decir, madera y piedra, que se encontraban con gran profusión en los alrededores del pueblo.

El templo era una estructura tan grande que superaba holgadamente los sesenta metros de longitud, por lo que era capaz de congregar un gran número de fieles. De acuerdo a lo que mencionan los cronistas agustinos, el templo originalmente debió ser de unas dimensiones mucho más generosas que lo que observamos actualmente pues ésta se redujo después del incendio que asoló al templo en el año de 1640. En aquellos momentos, cuando el convento gozaba de su estructura original el templo medía aproximadamente 63.36 metros de largo; mientras que su eje menor es el que vemos en la actualidad, pues los muros laterales nunca se sustituyeron. Por lo que respecta al ancho de la nave, sabemos que éste no cambió, pues actualmente sus medidas son de 12.23 metros en su interior y 18.4 a paños exteriores. Las tareas de reconstrucción posteriores a 1640 obligaron a reconstruir la fachada, que tal vez resultó dañada por el incendio. Estas nuevas modificaciones alteraron completamente las medidas del templo, pues la fachada se construyó doce varas atrás de la original, que es la que actualmente conocemos. Sólo una parte de la fachada sobrevivió al paso de los años, tal y como mencionan las crónicas.

Existe plena seguridad que las dimensiones del templo fueron recortadas durante la reconstrucción, pues es un hecho que el segundo convento que se construyó en el pueblo siempre estuvo alineado perfectamente con la iglesia, para evitar que se rompiera la armonía arquitectónica de todo el conjunto religioso (atrio, capillas, iglesia y convento).

En el interior de la iglesia se levantaban dos corredores de arcos que servían como división para los neófitos, es decir, una especie de división para los hombres y para las mujeres, creándose con esto la impresión de que el templo estuviera conformado con una planta basilical, a pesar de estar diseñada en una sola nave, quizá en la idea de imitar las basílicas de los primeros siglos del cristianismo. La danza de arcos desapareció, pero es posible que los arranques de los arcos sean los mismos que hoy sirven para apoyar las pilastras de madera, que a su vez soportan la estructura de madera del techo de la iglesia.

Los muros de la iglesia sostenían una techumbre de madera, sobre la que descansaba una cubierta de teja a dos aguas. El techo era de media tijera, es decir, constaba de una estructura cóncava de madera compuesta por vigas cruzadas. Un techo aparente lo constituía una elaborada y bien trabajada cubierta de madera, toda en forma de delicados y coloridos artesones, que pendían de la estructura de la media tijera.

Basalénque describió el techo del templo de la siguiente Manera  

                 “La  maderazon de la yglesia es una de las más galanas y curiosas que ay en esta tierra y yo e bisto en España de muy agraciadas pinturas y dorados y talla. Toda era muy buena obra, pero lo que más se aventajaba era la cubierta, que era de media tijera, toda llena de artesones, tan         primos y obra tan delicada, que nadie la vía que no se admirara; y su grandeza se coligirá, que no se imitó en otro pueblo, por su gran costa. ”

La forma en cómo se realizaba la ceremonia del bautismo exigía que la pila bautismal se encontrara al centro del pasillo de la iglesia, por casi debajo del límite del coro.

Las ventanas de la iglesia respondían a las necesidades propias de la iluminación, aunque cuidando la estética y ritmo, procurando dejar poco iluminado el presbiterio, que era donde se encontraban los altares y los retablos. Las dimensiones de éstas variaban de acuerdo a la cantidad de luz deseada en cada zona. Las ventanas originales del templo actualmente se encuentran tapiadas, pero desde el exterior aún se puede observar el exquisito diseño y talla en cantería de estos vanos. Junto al muro norte del templo, los frailes levantaron una torre en la que colocaron abundantes campanas fabricadas con el metal obtenido de la fundición de los ídolos prehispánicos. Las campanas eran visibles desde el suelo a través de una serie de arcos que adornaban la torre, bajo los cuales se encontraba un reloj mecánico que los frailes fundadores habían traído de Castilla.

La decoración de las iglesias durante la primera mitad del siglo XVI corrió a cargo de los frailes y los indígenas adiestrados para ello. Los primeros profesionales llegaron a México hasta 1550, por lo que para fechas anteriores los frailes debieron utilizar algunos libros dónde obtener imágenes para los muros y los retablos. Aunque para Tiripetío se menciona la presencia de españoles que enseñaron a los indígenas las técnicas europeas de la pintura, no podemos saber qué tipo de preparación tenían los maestros. Todavía en la década de 1540, la decoración en el interior de las iglesias consistía en pinturas murales que se aplicaban con la técnica llamada “al temple”, la cual se aplicaba directamente sobre el muro con una pintura preparada con tierras. En el presbiterio se encontraban los tres retablos que poseía la iglesia, todos ellos pintados con esta técnica.

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