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Ambiental


Enviado por   •  16 de Mayo de 2014  •  2.260 Palabras (10 Páginas)  •  166 Visitas

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Relación industria y medio ambiente:

las éticas antropocéntrica y ecocéntrica

Carlos R. Gutiérrez Descargar versión PDF

A lo largo de la historia, la relación entre el ambiente y la actividad humana, particularmente la industrial, ha sido conflictiva: contaminación, degradación del paisaje, sobreexplotación y agotamiento de recursos naturales, deterioro de las condiciones sanitarias, desaparición de especies, entre otras condiciones, han llevado –de acuerdo al modo imperante de desarrollo económico y productivo– a una situación extrema que lleva a plantearnos la necesidad de buscar formas alternativas de producción y consumo. Es de hacerse notar que mismo desde los sectores liberales inmersos en el modelo capitalista, se levantan voces de alarma y alerta contra un modelo de explotación y valoración de los recursos que muestra su total inviabilidad. John Fullerton, presidente del Capital Institute, haciendo referencia a los análisis aparecidos en Bloomberg Businessweek e informes del Banco Mundial sobre la crisis ecológica y su vínculo con los actuales modos de relación con la naturaleza, se cuestiona qué hace falta para que tanto economistas como financistas entiendan la conexión decisiva existente entre la economía y un ecosistema saludable: el diseño del sistema actual responde a condiciones que ya no rigen, las cuales concordaban con un planeta enorme y extenso, una economía pequeña y local, y depósitos de carbono abundantes y aparentemente inacabables. Eso ya no existe: se ha llegado al límite.

La complejidad y alcance de la crisis ambiental exige un cambio en el abordaje a la problemática: los problemas asociados al “progreso” y desarrollo industrial no pueden resolverse solo con métodos y visiones ingenieriles-tecnológicos. Como respuesta debe buscarse una metodología filosófica para enfrentar esta crisis, un cambio en la cultura y en las ideas; claramente lo observó Nash al afirmar que la clave para resolver la situación se encuentra en las ideas (“el tipo más grave de polución es mental. La reforma ambiental depende en última instancia de un cambio de valores”). Afirmación que nos conduce a inferir que la búsqueda de una solución al estado actual del deterioro del medio ambiente, de lograr una relación amigable y equilibrada con el entorno, no puede sostenerse solo en la búsqueda de innovaciones tecnológicas de mejora de procesos –para de tal modo hacerlos sostenibles– sino en la consolidación de una nueva forma de ética, la ética ambiental.

A continuación se propondrá una mirada comparativa de la relación Industria-Ambiente desde dos perspectivas éticas ambientales: la antropocéntrica y la ecocéntrica. Para ello se recurrirá a las ideas de John Passmore en el primer caso, y al pensamiento de Baird Callicott en el segundo (un claro exponente de la continuación de las ideas de Aldo Leopold en cuanto a su Ética de la Tierra). De allí se intentará dilucidar una resolución de dicha dicotomía –desarrollo industrial versus cuidado del medio ambiente– a fin de inclinarse por la más razonable, y en última instancia, viable.

PASSMORE Y EL ANTROPOCENTRISMO

De acuerdo con esta visión, solo el hombre tiene moral. Y si bien esta visión nace como una orientación de uso despótico y dominante de la naturaleza, Passmore “ablanda” la postura proponiendo una actitud de cooperación con la misma, en contraposición a las tendencias puramente despóticas y administrativas, instrumentalistas, del antropocentrismo. En el presente caso de estudio, la actitud de cooperación lleva a cuidar el entorno, partiendo del supuesto que si el ser humano no lo hace terminará al fin y al cabo perjudicándose: la actividad industrial consume recursos y libera desechos, lo cual conduce en última instancia a destruir y degradar el entorno. Es de ahí que el hombre, con su libertad como valor máximo y supremo a no perder, para cuidarla y seguir manteniéndola, debe asumir su responsabilidad en el cuidado de la naturaleza. En cuanto a la naturaleza, y todos los componentes no humanos de la misma, no se los considera con valor intrínseco, es decir valor por su sola existencia, sino que el valor va asociado al beneficio que puedan brindar a los seres conscientes –en definitiva al hombre.

Expuesto lo anterior, nada garantiza la sostenibilidad y viabilidad de tal modelo, pues en su ética no figuran las realidades de limitación y escasez de los recursos naturales, ni así tampoco los límites del planeta para soportar toda la descarga que la producción industrial y el consumo generan sobre él. En ningún momento Passmore plantea una revisión de la tradición filosófica occidental; es más, condena los casos en los cuales pretende cambiarse dichas tradiciones por otras concepciones alejadas de la visión occidental, si bien reconoce, como ya se expresó, que las sociedades deben “aprender a ser más prudentes en su actitud hacia las innovaciones técnicas, menos dilapidadoras de los recursos naturales, más conscientes de su dependencia de la biosfera”.

Al no alejarse de la base de la ciencia occidental, sigue la línea trazada por Bacon y Descartes referidas al dominio del hombre sobre la naturaleza: el hombre descubre sus secretos para beneficio propio, y tal como indica la concepción pelagiana aunada a la doctrina cristiano-estoica, alienta la visión del mundo como una fuente de recursos, como una máquina, vacía de contenido sagrado alguno.

Según Engels, la raíz de los problemas ecológicos se halla en la ignorancia y la codicia, atributos ambos que este autor identifica con el capitalismo, considerando al comunismo una vía de solución a la degradación de la naturaleza a causa de los modos de producción implementados. Vale decir que dichas afirmaciones cayeron por tierra al observarse los efectos de la industria y la agricultura en las praderas siberianas, cuando todavía existía la Unión Soviética.

En definitiva, y de acuerdo a la visión ética descripta, cabe observar que si bien se llama al hombre a un uso responsable del medio que lo rodea, el quid de la cuestión viene dado por abstraerse de esa realidad, no forma parte del “todo” sino que hace uso de él, lo que impide llegar a una resolución del problema ambiental referido al agotamiento de los recursos finitos y la imposición de límites físicos al crecimiento.

CALLICOT Y EL ECOCENTRISMO HOLÍSTICO

La base de este pensamiento ético viene dada por la ética de la Tierra leopoldiana, con enfoque holístico y no antropocéntrico, es decir una visión ecocéntrica integral con una clara sustentación

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