ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

La problemática de la Industria Cultural y lo Patrimonial, en Latinoamérica


Enviado por   •  19 de Diciembre de 2015  •  Ensayos  •  2.122 Palabras (9 Páginas)  •  260 Visitas

Página 1 de 9

La problemática de la Industria Cultural y lo Patrimonial, en Latinoamérica. [1]

  Cuando hablamos de industria cultural nos referimos a bienes y servicios, encargados de producir, reproducir, conservar y difundir en serie, empleando una estrategia económica. Esta posee un campo de acción, el cual esta íntimamente con los medios de comunicación masiva, tales como diarios, revistas, canales de televisión, de radio, publicidad, cine, video y música. Todo esto relacionado al consumo masivo.  La industria cultura consiente realidades hibridas, por un lado el factor económico y por otro el cultural, ambas en tensión. Pero al elaborar el producto cultural aparece la pregunta: lo propio lo patrimonial ¿Que reconocimiento tiene desde la industria cultural? Aquí es donde nos detendremos.

Sabemos que Latinoamérica es un intricado andamiaje cultural. Las regiones culturales son múltiples, por un lado nos encontramos con los procesos culturales de los pueblos testimoniales (mesoamericanos y andinos), pueblos nuevos (como es el caso de Chile), pueblos transplantados (Río-platences) a esto debemos sumar el influjo afro y las cultura propiamente urbanas. Latinoamérica es multicultural, por eso es necesario pensarla por regiones, teniendo en cuenta  su diversidad geográfica, étnica, sus cultural hibridas, sus procesos sociales y ciertamente su producción cultural, entonces, hablar de “la cultura” latinoamericana es imposible.

Para tratar de dar respuesta a esta pregunta partamos por lo heredado o patrimonial. La industria cultural permite el ingreso de lo patrimonial, que seria la puerta de incorporación del “otro” y de la posibilidad de dar testimonio del “verdadero poder” en pugna con lo impuesto como legitimo este discurso testimonial deja en evidencia la trasgresión, la brutalidad del poder. El testimonio proyectaría al subalterno, ficticiamente como ciudadano, lo  que interpelaría a la ley, la cual se tendría que hacer cargo del sujeto doliente y del trasgresor, de aquí la necesidad de enmudecer al sujeto popular, ya que dar cuenta de sus miserias implica remecer el mito fundacional de la Nación. Por lo tanto lo hegemónico se pregunta,   que sector de lo patrimonial.

 En Latinoamérica, en general y en Chile en lo particular, el patrimonio es visto como una herencia que posee su origen en lo hegemónico, Chile esta atiborrado construcciones: iglesias, casas, edificios que dan cuenta de la instauración del ideal modernista que predomino en nuestro continente desde el siglo XIX, estos monumentos a la desgracia no sólo de los naturales del continente, sino también, del  sudor de hombres y mujeres que con su miseria y dolor dieron sostén a estas instituciones y clase social, estos obeliscos son mudo reflejo de las políticas de disciplinamiento, blanqueamiento y exclusión, con las cuales  aprendimos a vivir este continente. Quedando no siempre al mejor resguardo y en algunos casos en la ausencia de este todo el patrimonio intangible o culturas vivas. Exceptuando a México, pero aun teniendo muy encuenta sus políticas de represión frente a las organizaciones indígenas,  no existe otro país en nuestro continente que en su Carta Constitucional resguarde la diversidad de raza, género, opción sexual y discapacidad. También se cierra el círculo de lo patrimonial para las culturas populares, ya que se establece que sólo es valido lo relacionado con la alta cultura o las bellas letras. Los significados de sentidos de las clases trabajadoras, son leídas desde lo hegemónico más bien como articulaciones rudimentarias y folklóricas, propias de clases sin educación. La creatividad para la sobrevivencia a generado ricos procesos culturales que han delineado la identidad cultural de los sujetos, estoy pensando en Chile y en esa “molestas costumbre” propias de la clase popular como el “pan de mujer” visto con gran desprecio por las clases oligárquicas, ya que manifestaba la miseria de las clases populares,  el “volantín de papel” pájaros libres que extendían su vuelo  desde los ranchos y conventillos. O estos mismos  que fueron producto de la migración femenina a las orillas de las ciudades, que son la matriz de origen de varios cerros de Valparaíso y reprodujeron en ellos conductas tales como el lavado ajeno, la comercialización de  actividades domesticas tales como la comida, bebida o alojamiento. De esta manera  algunos ranchos además de ser hogares se transformaron en ramadas, donde se entregaba entretención a los pasajeros, que en su mayoría fueron campesinos, durante sus viajes a la ciudad, y peones. Aquí además encontramos el origen en Chile de una amorosa labor, de las ramadas pasaron a las chinganas, lugares de recreo no sólo para el ciudadano popular, ya que con el tiempo se ira incorporando a las costumbres de los ciudadanos distinguidos. Las cuales dejaron  atrás  el piso de tierra el cual fue remplazado por el de madera, con él se reemplazo la sidra   por el  brandy,  la vihuela  por el piano. Así se transformo de chinganas en café y estos  en “casa de diversión para caballeros”  de clase media y alta,  donde el peonaje masculino quedo fuera. A fines del siglo XIX inicios del XX aparece la prostitución formal en Chile,  pero esa, es otra historia subalterna. Estos procesos culturales fueron traspasados al conventillo. No con mejor suerte, pocas siguieron con las ramadas, ya que el castigo moral y legal era alto.  Acusadas  de amancebamiento y prostitución, y las  que alguna vez fueron casadas de adulterio, eran castigas a servir, sin fecha de termino del castigo, como domesticas en “casas de honor”, ciertamente la oligarquía o deportadas a la frontera. Sus hijos confiscados eran entregados a familias de una moral idónea, para que allí, se terminara su crianza para transformarse en fieles sirvientes y nanas de la familia, esos niños son denominados  “guachos” por la clase hegemónica. Sin repara que muchas de estas niñas fueron también el objeto sexual de estos nobles caballeros. Todos estos procesos culturales son los que han generado la real identidad de un pueblo. Pero las palabras de O'higgins son una profecía que se cumple cada vez que los espacios de la patria son tomados por los populares: “Si no quieren llegar a ser felices por su propio empeño, los haremos felices por la fuerza. ¡Voto a Dios que han de ser felices!”[2].

Los espacio públicos que daban cuenta y  pisos para la producción cultural se están perdiendo en Latinoamérica, las plazas, los mercados, los barrios están muriendo y con ellos la posibilidad de reproducir los procesos culturales, los suplantan los mall y supermercados. Muertos espacios de transito que nublan la mirada y enturbian el pensamiento, olvidado que afuera la realidad, generada desde el capitalismo, es un espejo del infierno.  Este enajenamiento que producen los amplios espacios de la modernidad tapizados de anuncios, que invitan a ser lo que sólo una muñeca plástica podría ser. Nos aleja cada vez más  de lo patrimonial en cuanto a la memoria; memoria colectiva, memoria histórica son el principal patrimonio de nuestro continente. Frente a esto los medios de comunicación posterior a el holocausto producido por las dictaduras del cono sur, las guerras civiles y el genocidio étnico, al igual que cuando estos sucedían ha guardado silencio, en el mejor de los caso o han sido participes de las asas  del terror. Mientras el poner en uso el discurso de la memoria sea visto como una polinización de… (Estoy pensando en Chile, estoy pensando que en las mallas curriculares de nuestra educación y aun con el proyecto, hablar de nuestra memoria cercana es politizar la educación, como si no fuera necesario politizar el lenguaje para poder resistir y resguardar la esperanza), no podremos evitar por un lado los mismos errores, sino también, se imposibilita reestablecer el sitial de los cuerpos marginados.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (13 Kb)   pdf (143 Kb)   docx (18 Kb)  
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com