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11 maneras efectivas de disciplinar a un niño


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2012  •  Tesis  •  1.787 Palabras (8 Páginas)  •  440 Visitas

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11 maneras efectivas de disciplinar a un niño

La consistencia en reglas y rutinas es clave en la educación de un hijo. Maneras simples de lograrlo.

La disciplina es un marco de referencia para hacerle saber a los niños cuáles son sus límites. A través de ésta pueden organizarse en su vida cotidiana y aprenden a anticiparse a ciertas situaciones.

Las rutinas y las reglas son parte esencial de este proceso y son los padres a quienes les corresponde esta labor. Algo importante: si bien hay que actuar con firmeza esta no implica maltrato, brusquedad ni malas palabras. Los papás pueden sentir rabia pero tienen que aprender a controlarse. Ante todo, el amor y el respeto.

Un niño se portal mal cuando no se siente importante y hay que mostrarle cómo se debe comportar en el mundo. Es vital buscar los motivos detrás de un mal comportamiento: es posible que el niño se sienta relegado, le falte atención o esté acostumbrado a que lo miren todo el tiempo.

La idea es que un pequeño se sienta protegido, no perseguido. Estas son 11 maneras de disciplinar a un infante entre los 2 y los 4 años de edad.

1. Firmeza. Cuando los padres dicen algo, deben estar preparados para actuar y cumplir. La consistencia es importante. Si afirman ‘es hora de dormir’, es necesario que acompañen su expresión con hechos: ayudar a ponerle la pijama, cepillarle los dientes y leerle un breve cuento al menor. Nunca deben gritar desde el otro cuarto. Es básico que el niño aprenda que las palabras vienen acompañadas de acciones.

2. Rutinas claras. Es clave que existan horarios para cada momento del día, entre ellos, las comidas principales, la hora de ir a acostarse, de levantarse o de bañarse. Hoy por hoy se ha comprobado que durante el tiempo que los padres dejan de establecer rutinas, los niños se vuelven más nerviosos, tienen mayores inconvenientes para dormir y son de difícil manejo.

Entre los 2 y 4 años de edad, los infantes aprenden todo lo que tienen que saber en la vida. Su cerebro está listo para recibir esta información. De allí la importancia de las rutinas.

3. Reglas. Un hogar funciona adecuadamente cuando se le explica al infante qué se espera de él, qué es adecuado y qué no. No hay que tener muchas pero tampoco muy pocas. Las de convivencia (no pegarle al hermano, por ejemplo), entre otras, son necesarias.

Cuando no cumpla una regla, debe mostrársele que hizo algo inadecuado y que existen cosas que no se pueden aceptar. Todo comportamiento tiene consecuencias (‘le pegaste a tu mamá, te tienes que ir’).

4. Hablar sólo lo necesario. No hay que amenazar, más bien advertir. La advertencia es un aviso de que algo va a pasar. Si el niño hace una cosa que los padres no aprueban, estos deben hacérselo saber. Pueden aislarlo un tiempo (para que reflexione); si botó la comida, retirarle el plato o si le pegó al hermano, detenerle la mano y retirarlo del lugar.

Nada de cantaletas: menos palabras y más acciones.

5. Pataletas, ¡ignórenlas!. No hay que asustarse. Sólo debe prestársele atención al menor cuando esté tranquilo. Mientras esto no suceda, no hay que mirarlo ni tocarlo. Puede decírsele: “En el momento en que te calmes, hablamos”.

6. Escogencias limitadas. Es necesario darle a escoger entre dos opciones y no múltiples. A esta edad, los pequeños tratan de hacer muchas cosas y es conveniente guiarlos. Cuándo existen únicamente dos posibilidades, es más fácil para un infante decidir: ¿quieres jugo o agua? ¿Deseas lavarte los dientes o ponerte la pijama?

7. Disciplina protectora. Se le retiran privilegios. “Este juguete se va a descansar un rato mientras te pones de acuerdo con tu hermano cómo se lo pueden turnar”.

8. Autonomía. Hay que estimularla. Una manera de hacerlo es motivar al pequeño a vestirse y a bañarse solo. Aquí es clave modelarle: ¡mira, así se ponen los zapatos!

9. Batallas que vale la pena luchar. Debe tenerse en cuenta que es clave priorizar ciertas conductas. ¿Qué es más importante, que salude a los tíos o que no le pegue a la hermana? Si no se logra lo primero, hay que insistir en lo segundo. Los padres no deben ser persecutorios.

10. No abusar del NO. Los niños no entienden el mensaje sino la acción (¡No más, se acabó¡ y se le saca del sitio). Así mismo, cuando hagan algo positivo, es vital felicitarlos. Los pequeños necesitan mensajes de aprobación; es una manera de estimularlos.

11. Calidad vs. cantidad. Debe dedicársele a cada hijo un tiempo individual y exclusivo. Se sentirá importante y se fortalecerá su autoestima. Es importante, además, que el tiempo que se pase con el pequeño sea realmente divertido, sin interrupciones ni afanes.

Fallas comunes de los padres

Cuando no existe disciplina, los niños carecen de organización interna, no son eficientes, no cumplen, no saben planear una actividad, no saben organizarse y no tienen hábitos ni habilidades básicas para triunfar en la vida.

Con frecuencia, los padres cometen errores como:

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Exceso de reglas. Se les va la mano y se vuelven ‘molestos’.

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Pocas reglas. Son muy permisivos.

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Ausencia de consistencia. Un día si y al otro no.

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Culpa, mala consejera: con regalos tratan de comprar el afecto de sus hijos por la ausencia en el hogar.

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Cantaleta.

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