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BIOÉTICA Y EPISTEMOLOGÍA

caro_95Ensayo25 de Julio de 2014

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BIOÉTICA Y EPISTEMOLOGÍA

El discurso bioético quiere darle al acto humano una fundación y unos cri¬terios que presiden el discernimiento entre el bien y el mal, cuando el cien¬tífico, el médico, la persona singular o la familia intervienen sobre la vida misma o de otros.

ELIO SGRECCIA

La calidad de una sociedad y de una civilización se mide por el respeto que ella manifiesta hacia los más débiles de sus miembros.

JUAN PABLO II

El mandamiento de la modernidad es "no matar a la humanidad".

H. JOÑAS

Importancia de la bioética en la cultura del siglo XXL

Estamos en un momento histórico cargado de grandes expectativas por el papel importante y prometedor que hoy tienen las ciencias de la salud y la biomedicina, con respecto al destino de la humanidad. "Las nuevas fronteras abiertas por el pro¬greso de las ciencias de la vida, y las aplicaciones que derivan de ellas, han puesto en las manos del hombre un poder y una responsabilidad enormes". Este ambiente genera grandes promesas, pero también se advierte un temor frente a la responsabi¬lidad que tienen los profesionales, los científicos, las instituciones de salud, el poder político sobre la acción y legislación en la vida de una cultura y en el ecosistema.

En este contexto, la dimensión ética ha sufrido un incremento de atención enor¬me en el mundo de la salud debido a factores como: la difusión de una cultura ciu¬dadana que refleja acciones irresponsables frente a la vida y la salud; la gestión de la responsabilidad laboral que refleja el cuadro de valores sobre el cual se inspiran los protagonistas de la salud; las nuevas tecnologías que han llevado a una excesi¬va medicalización en todas la fases de la vida; el aumento de las pruebas diagnósti¬cas en detrimento de las posibilidades terapéuticas; las dificultades a la atención de pacientes débiles; la comprensión de la palabras salud y enfermedad; el uso ideoló¬gico del término persona: "En el pasado cuando se hacía referencia a este término se entendía claramente la separación entre lo humano y lo que no lo es. El vocablo es utilizado como elemento de separación entre quienes de la especie humana son efec¬tivamente personas y quienes no lo son más, o no lo son todavía". De igual forma, los conceptos de calidad de vida y sacralidad de la misma no se armonizan, pues se constata que en la actualidad, se subordina y se selecciona la sacralidad a la calidad de la vida, aplicando esta relación por ejemplo a la diagnosis prenatal o a pacientes en su fase final de vida.

En este panorama hay que entender el movimiento bioético nacido y fortalecido en las últimas tres décadas, el cual ha generado en la cultura moderna una reflexión multidisciplinar (médica, biológica, jurídica, política, filosófica y teológica) que busca salvar y proteger la dignidad humana en la intervención que el hombre hace sobre el hombre durante el nacimiento, la vida y la muerte, tanto en la dimensión microcósmica como en la macrocósmica. La bioética tiene por cometido concentrar su atención y reflexión sobre la vida humana, .pues está en juego el presente y el futu¬ro de la humanidad, y se requiere de un debate público con profundidad.

Jean Dausset, premio Nobel de medicina, afirmaba que el advenimiento de la bioética es de gran importancia para la conciencia del hombre moderno, pues cada día se ve la importancia de tomar una actitud ética frente a los efectos del avance de .a Tecnología, la biología y la genética sobre la vida humana y el medio ambiente.

La reflexión bioética no es algo de poca relevancia. Al contrario, hoy se ve la importancia de formar a los profesionales y a la sociedad, en una conciencia que guiada por la racionalidad sepa distinguir lo justo de lo injusto, lo bueno de lo malo, lo ético de lo no ético, lo humano de lo no humano, frente a acciones y propuestas que nacen en los templos "sacros" de la política, la ciencia y la salud (parlamentos, universidades, facultades, hospitales, clínicas, laboratorios) con peligros internacio¬nales mediante la globalización de prácticas que cuestionan los mismos derechos humanos, pues en dichos templos se ha desacralizado el sentido del cuerpo, de la vida y la misma práctica de la salud y la investigación. Estos templos sin concien¬cia ética, pueden propagar la expansión de una cultura de la muerte sostenida por la absolutización de la técnica, las ciencias de la salud, las democracias civiles, los intereses económicos y la ignorancia de la comunidad.

La bioética, por tanto, se enfrenta a estos templos proponiendo una cultura que defiende la verdad de la persona, de la ciencia, de la profesión, del progreso, basada en una razón que busca la verdad y el bien de la especie humana y del ecosistema, en una razón iluminada por la fe, en una razón que se inspira en el derecho funda¬mental de toda sociedad: el derecho a la vida. Por eso hoy es necesario escuchar crí¬ticamente y conocer las reflexiones y orientaciones que los centros de bioética en el mundo dan a la opinión pública, así como a los centros académicos, de modo que frente a la vida humana, los problemas genéticos: procreación, transplante de órga¬nos, clonación, eutanasia, experimentación, distribución de recursos, autonomía del paciente, transgénicos, etc.; se reconozca en la bioética una ciencia que ayuda a la inteligencia humana a no traspasar las fronteras que tiene el saber del conocimiento biológico, investigativo y experimental frente a la dignidad humana pues ella tiene una sacralidad natural.

Actualmente la bioética ayuda a la humanidad a no caer en el totalitarismo del dominio de la vida en manos de una ciencia sin sentido, guiada por una autonomía soberbia calculadora y lejana de un orden moral. La ciencia sin ética es un peligro social para la vida del hombre y la supervivencia de la especie. La ciencia sin ética no ayuda a resolver plenamente el sentido de la existencia humana con el progreso. La ciencia sin ética viola el sagrario más íntimo del hombre y de la sociedad: la conciencia. La ciencia sin ética atenta contra los deberes del profesional (la deontología) La bioética ayuda a la ciencia a clarificar la legitimidad de su racionalidad científica, de sus fines, consecuencias y riesgos, y a descubrir la contradicción y los límites de su "poder" buscando un bienestar se olvida de vincular libertad del científico a la "verdad", a “responsabilidad" y al "orden moral".

La bioética, en definitiva, se erige hoy como una disciplina que ayuda a reconciliar las ciencias de la salud y de la vida con la ética, haciéndonos comprender la importancia de saber conjugar el progreso y el desarrollo técnico con el progreso y el desarrollo ético, a fin de proteger los grupos más vulnerables socialmente (embriones humanos, enfermos terminales, ancianos, enfermos crónicos, pacientes internos, población ignorante y en pobres condiciones de vida, etc.) de nuevos holocaustos. Por eso, la bioética enseñada y divulgada debe suscitar un reconocimiento, un respeto y una contemplación frente a cualquier forma de vida humana, porque toda vida tiene una sacralidad natural y religiosa.

El tema de la bioética, debe seguir llegando a otras instancias de la civilización como la economía, la política y la educación, pero también a la familia, lugar primigenio para anunciar a la inteligencia de la criatura su vocación y misión en la tierra, así como el amor y el respeto por la vida personal y ajena.

La importancia de la bioética es un reto planetario, pues desde el siglo XX se vienen observando el dominio creciente de la tecnología médica sobre los procesos de la procreación humana, los descubrimientos en el campo de la genética y de la biología molecular y los cambios que se han producido en la gestión terapéutica de los pacientes graves. De igual forma, se constatan los grandes descubrimientos científicos en las ciencias de la vida: "Nacimiento del primer mamífero clonado, la derivación de las células embrionales humanas, la secuencialidad y mapeo del genoma humano", así como avances discutidos como: "La clonación humana (sí o no a la clonación reproductiva y terapéutica), la investigación y el empleo de las células estaminales embrionales y la comercialización y el logro de patentes de algunas secuencias de los genes (¿qué se puede o no se puede comercializar y patentar del genoma humano en virtud del derecho de propiedad intelectual?)".

Todo el anterior panorama ha llevado a que la comunidad política internacional tenga en la bioética, un instrumento adecuado para opinar. Por eso, la UNESCO ha demostrado su gran preocupación por este tema instituyendo el Comité Internacional de Bioética (CIB) con documentos de alcance internacional como la Declaración universal del genoma humano y los derechos del hombre (1997), la Declaración internacional sobre los datos genéticos humanos (2003) y la Declaración universal de bioética para el año 2005.

Historia y desarrollo del movimiento bioético

El término: La palabra bioética fue usada por primera vez en 1970 por el canceró-logo Van Rensselaer Potter en su libro Bioética un puente hacia el futuro. El autor al introducir el término bioética, quería afirmar el nacimiento de una nueva disciplina capaz de reconciliar el caminar del conocimiento científico con el humanista. Por eso el mismo vocablo en su etimología busca expresar la unión de dos saberes: bios (conocimiento biológico de las ciencias de la vida y experimentales) y ethos (conocimiento del modo de ser o carácter en cuanto forma

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