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BREVE APROXIMACIÓN A LA EXPERIENCIA DOLOROSA EN CÁNCER Y SU CARACTERIZACIÓN EN EL CONTEXTO CULTURAL

Belen ObregonTarea13 de Julio de 2017

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POSGRADO EN PSICOONCOLOGIA Y HUMANIZACIÓN EN

SALUD

MONOGRAFÍA BIBLIOGRÁFICA

BREVE APROXIMACIÓN A LA EXPERIENCIA DOLOROSA EN CÁNCER Y SU CARACTERIZACIÓN EN EL CONTEXTO CULTURAL

AUTOR: LIC. BELÉN OBREGÓN

DIRECTORA: DRA. MARÍA BOSNIC

DICIEMBRE 2015-CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES –ARGENTINA

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN.……………………………………………………………………….3

DESARROLLO

CAPÍTULO I……………………………………………………………………………. 5

Dolor y Cáncer…………………………………………………………………………….5

CAPITULO II………………………………………………………………………….....9

El Dolor como Experiencia Multidimensional…………………………………………….9

CAPITULO III……………………………………………………………………….....12

La Experiencia Dolorosa en el Contexto Cultural……………………………………...12

CONCLUSIONES………………………………………………………………………16

REFERENCIAS………………………………………………………………………...18

INTRODUCCIÓN

La presente investigación bibliográfica corresponde al trabajo final del Posgrado en Psico-Oncología y Humanización en Salud de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales. El propósito principal del escrito es describir la relación entre la persona, su dolor, el cáncer, y la trama social y cultural que lo impregna.

El dolor es otra de las múltiples dimensiones de la existencia del individuo, de las expe-riencias que vive a lo largo de su vida. El dolor “no olvida a nadie y llama al ordende muy diversas maneras en el transcurso de la existencia a pesar de la voluntad”. (Le Breton, 1999, p. 17).

Desde la aparición de la filosofía mecanicista con Descartes las ciencias médicas se han ocupado de la investigación de los mecanismos del dolor constituyéndose en una sensa-ción producida por mecanismos corporales dejando de lado otras áreas del ser humano.

“La experiencia humana no puede comprenderse mediante el análisis aislado de los ele-mentos que la integran sino que tiene que contemplarse en su totalidad, pues es esta tota-lidad la que está implicada en cada fenómeno, cada conducta, cada proceso”. (Nieto, Abad, Esteban, Tejerina, 2004, p. 61).

Tomando esta afirmación se puede decir que la experiencia dolorosa puede ser vista desde un enfoque holístico, que se basa en el principio de totalidad y unidad, desde el cual el dolor no puede ser explicado de manera lineal, en términos de causa-efecto, sino que será observado en un contexto de relaciones e interacciones multidimensionales constantes. En consecuencia, se considera el dolor como parte dentro de un todo. (González, 2009) (Echarte, 2013).

Además, la experiencia dolorosa tendrá distintos significados para cada persona, pues se deben considerar una variedad de factores que serán distintos en cada individuo y según la cultura en la cual esté inserto.

Tomando la variable significado dentro de la experiencia dolorosa Le Breton (1999) afirma que no se puede hablar de dolor sin sufrimiento, que esta vivencia subjetiva se configura en un contexto social, cultural y relacional, y es producto de una determinada educación, por lo cual no es ajena al vínculo social.

Tomando en cuenta la importancia del contexto social, cultural y relacional, este trabajo toma la dimensión cultural como un entramado de relaciones que condicionan el signifi-cado de la experiencia dolorosa. Entendiendo la cultura como un conjunto de patrones aprendidos de comportamientos, creencias, valores, códigos y significados compartidos por un grupo social particular, en un momento histórico determinado, que proporciona a los individuos una identidad y un marco de referencia para interpretar la experiencia.(Die Tril, 2003a, p.39).

La cultura interactúa con otras dimensiones del ser humano como son la dimensión bioló-gica, psicológica, espiritual, etc. Dentro del contexto cultural se describe también la vi-vencia de la enfermedad oncológica que es un elemento que también influye en el indivi-duo al significar la experiencia dolorosa.

El cáncer en la sociedad occidental actual se asocia a muerte, y es considerado una en-fermedad devastadora. En el proceso de la enfermedad oncológica el dolor es el síntoma quemás se asocia a dicha patología. En términos estadísticos se presenta entre el 20% a 50% de los pacientes recién diagnosticados, en el 33% de las personas en la fase de tra-tamiento de la enfermedad, y entre el 75% a 90% durante la etapa avanzada de la patolo-gía, en tanto que el 25% de pacientes oncológicos muere con dolor. (Bazaco, 2003) (Die Trill, 2003b)

El psicooncólogo, como observador, no está separado de la experiencia dolorosa que ex-presa la persona a la que asiste. Por ésta razón mirar al paciente oncológico de una manera integral cobra vital importancia, y en este sentido comprenderlo desde su dimensión cultural es primordial. A partir de éste abordaje podrá comprender que la forma en que el paciente actúa, expresa o tolera particularmente su dolor, asociado a la patología, está teñido de todas estas variables.

La pregunta que guía este trabajo y que constituye el problema a responder es: ¿Qué tipo de influencia tiene la cultura en la percepción y significado de la experiencia dolorosa del paciente? En tanto que el objetivo principal de este trabajo es: Caracterizar la influencia que la cultura, como variante social en su aspecto relacional, tiene en la percepción y sig-nificado de la experiencia dolorosa del paciente.

Para realizar esta monografía se efectuó la investigación de fuentes bibliográficas prima-rias y secundarias, entre los que se cuentan libros, apuntes de docentes de la carrera, re-vistas científicas y portales y páginas web.

Los capítulos que componen este trabajo están enfocados hacia los siguientes objetivos

• Describir la experiencia dolorosa en relación al cáncer.

• Significar el dolor como experiencia dolorosa.

• Caracterizar el contexto cultural en la influencia de la experiencia dolorosa.

CAPÍTULO I

DOLOR Y CÁNCER

Según lo explican Nieto, Abad, Esteban y Tejerina (2004) la incidencia y prevalencia del cáncer aumentan de forma paulatina, por lo cual esta patología afecta en la actualidad a una parte importante de la población. Por ejemplo, mencionan que en los países indus-trializados una de cada tres personas padecerán algún tipo de cáncer a lo largo de su vida.

En Argentina, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) (2015)afirma que en 2012 se produjeron 115.162 casos nuevos de tumores malignos, y agrega que este país, en relación al resto del mundo, se encuentra en un nivel medio-alto de incidencia para esta enfermedad. (Ingrassia, 2015). A pesar de los avances experimen-tados en los últimos años en relación al diagnóstico precoz y al tratamiento de distintos tumores, el cáncer sigue siendo la enfermedad más temida, además de ser considerada una enfermedad incurable, asociada a la desfiguración, al daño y a la muerte.

El dolor es uno de los principales síntomas asociados a esta enfermedad. Aproximada-mente el 50% de las personas, en todas las fases de la enfermedad, y más del 70% en los casos de neoplasias avanzadas, manifiestan dolor. Además es importante mencionar queuno de los aspectos del dolor en cáncer es que le recuerda a la persona, constantemen-te, que la enfermedad lo conduce a la muerte. (Ricillo, 2015).

Dado el carácter multidimensional del dolor se puede caracterizar el dolor oncológico desde varios aspectos. Tomando el esquema multidimensional de McGuire (1992) citado por Nieto y otros (2004) se deben nombrar, en primera instancia, las áreas fisiológica y sensitiva, de cuya descripción se ha encargado la medicina. Desde la perspectiva médica el dolor en cáncer se describe en términos de evolución, mecanismo y etiología.

Según su evolución, el dolor puede ser agudo y crónico. El primero corresponde al dolor que se resuelve una vez que se elimina la lesión causante y tiene una duración aproximada de 3 a 6 meses. Se trata de un dolor del que suele conocerse la causa, y quegenera ansiedad y angustia en quien lo padece. En cambio el segundo corresponde a un dolor de larga evolución (más de 6 meses) asociado a alteraciones de la conducta, y también a nivel afectivo y social, por lo cual requiere de tratamiento interdisciplinario. (Nieto y otros, 2004).

Respecto a su mecanismo el dolor puede ser somático, visceral y neuropático. El dolor somático consiste en un dolor sordo y continuo, ubicado en la zona afectada. Se origina en la piel, músculos, articulaciones, ligamentos o huesos, y es característico de las metástasis óseas. El dolor visceral suele ser mal localizado, se asocia a síntomas vegetativos como náuseas, vómitos, sudoración, y se origina por afectación metastásica. Por último, el dolor neuropático se caracteriza por ser quemante, eléctrico, punzante, y por un fondo permanente

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