Breve contexto histórico del Complejo Cultural Los Pinos

Breve contexto histórico del Complejo Cultural Los Pinos

Por Noe Yeoshua Estrada López

Antecedentes

El espacio conocido actualmente como Complejo Cultural Los Pinos, ha sido testigo de varias etapas de desarrollo a lo largo de la Historia de México. Para la época prehispánica, se pueden datar algunos vestigios desde el siglo XII de nuestra era. Hacia 1325 los mexicas utilizaron la región de Chapultepec para rendir culto a Chalchiuhtlicue, diosa del agua, debido al abundante líquido vital que había en este lugar. Años después, el gobernante mexica llamado Chimalpopoca construyó un acueducto que transportaba agua potable desde Chapultepec hasta la ciudad de Tenochtitlan, construcción que se fue perfeccionando en los posteriores gobiernos mexicas. A la llegada de los españoles, y una vez efectuada la Conquista, el abastecimiento de agua fue insuficiente, por lo que surgió en escena una nueva fuente: Santa Fe. De este último acueducto, aún se conserva un tramo al interior del Complejo.

Molino del Rey

En 1550, el virrey Antonio de Mendoza concedió el terreno en el que se edificó el “Molino del Rey o de El Salvador” al regidos Ruy González. En este mismo espacio geográfico (Chapultepec y Tacubaya) se construyeron otros molinos y en conjunto formaron un mayorazgo, es decir, una institución en la que el primogénito heredaba todos los bienes. En 1822, Agustín de Iturbide abolió los mayorazgos, en consecuencia, estas tierras fueron vendidas a diferentes particulares.  

Durante la invasión norteamericana a la Ciudad de México en 1847, la región ocupada por el Molino del Rey tuvo un papel protagónico en la posición defensiva del Ejercito mexicano, bajo el mando del General Antonio de León y los coroneles Lucas Balderas y Gregorio Gelati. En esta Batalla, bautizada posteriormente como “Batalla del Molino del Rey”, también participó el capitán Margarito Suazo, quien fuera uno de los últimos oficiales en sucumbir. Antes de morir a causa de las bayonetas norteamericanas, el capitán ocultó la bandera de su batallón, el de San Blas, debajo de su ropa para que ésta no fuese capturada por las tropas estadounidenses como trofeo de guerra. En memoria de estos actos heroicos se construyó un monumento, al que se le agregaron cañones históricos.

A mediados del siglo XIX, y una vez terminada la ocupación, los terrenos en donde se ubicaba el Molino del Rey pertenecieron a José María Rincón Gallardo. En 1853 Rincón Gallardo vendió su parte de los terrenos del Molino a un médico de origen panameño llamado José Pablo Martínez del Río^[1] quien se estableció en la zona.

Inmuebles

     Casa Lázaro Cárdenas

En 1873 el doctor José Pablo Martínez de Río construyó en los terrenos de la propiedad familiar más pequeña que tenía —denominada por esta razón “Rancho La Hormiga”— una casa de madera, estilo inglés de tipo chalet, que hizo las veces de casa de campo, en ella también se construyó un jardín, un establo y las caballerizas. La orientación de la casa permitió contemplar desde la terraza al majestuoso Bosque de Chapultepec y los volcanes.

A inicios del año 1917, Venustiano Carranza expropió la referida propiedad para que en ella habitaran los secretarios más cercanos al presidente, que por ese entonces tenía como residencia el Castillo de Chapultepec. En primer lugar, se instaló el general Álvaro Obregón, en 1920 llegó el general Plutarco Elías Calles y durante su estancia se celebró en esa casa el matrimonio civil de su hija Hortensia. Para 1923 se instaló Manuel Pérez Treviño y para 1925 el general Joaquín Amaro.

Tras la salida del general Amaro (1929), la casa quedó abandonada por cerca de cinco años, hasta la toma de posesión presidencial del general Lázaro Cárdenas del Río (1934), quien se negó a residir en el Castillo de Chapultepec por su ostentosidad y convino en trasladarse al Rancho La Hormiga. Estando en esta casa, el presidente Cárdenas decidió cambiarle el nombre a “Los Pinos”. La imposibilidad de regresar al Castillo de Chapultepec por haberse convertido en museo hizo que los presidentes sucesores de Lázaro Cárdenas se fueran a vivir a Los Pinos. Así lo hicieron Manuel Ávila Camacho (1940-1946) y Miguel Alemán Valdés (1946-1952), siendo este último el que inició la construcción de un nuevo inmueble que duró cinco años en terminarse.

Fue el presidente electo, Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), quien nombró a la casa que edificó la familia Martínez del Río como “Casa Lázaro Cárdenas”, en honor al mandatario que decidió habitar la residencia por primera vez y desde entonces tuvo diferentes usos: sirvió como casa del hijo de Ruiz Cortines; durante los periodos de gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría (1970-1976) fue la sede de las oficinas de la Primera Dama; en el sexenio de José López Portillo (1976-1982) fue habitada por la madre del mandatario, la señora Refugio Pacheco y Villa-Gordoa y su hermana Margarita López Portillo; en la administración de Miguel de la Madrid (1982-1988) fungió como oficinas de la Secretaría Particular y del Estado Mayor Presidencial; en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), se instaló en ese espacio la oficina presidencial en la terraza, misma que se continuó utilizando hasta el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018).

Casa Miguel Alemán

Cuando Miguel Alemán Valdés (1946-1952) fungió como presidente de la Republica, comenzó la edificación de esta casa. La construcción estuvo a cargo del arquitecto Manuel Giraud Esteva y del ingeniero Fernando Parra Hernández en 1947. Esta mansión se terminó de construir en 1952, por lo que Miguel Alemán solamente la habitó unos pocos meses.

En el sexenio de Adolfo López Mateos (1958-1964) esta casa fue utilizada con fines de protocolo y de trabajo, no fue ocupada por el presidente en turno, quien eligió vivir en su domicilio particular, ubicado en San Jerónimo, al sur de la Ciudad de México. Además de que la biblioteca sufrió una inundación y fue remodelada.

Cuando Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) llegó al poder, habitó la Casa Miguel Alemán. Mandó construir la escalera que conecta el despacho a su dormitorio en la planta alta hasta el sótano. A este sexenio se le atribuye la construcción de la alberca interna y la sala de cine. Esta casa fue habitada por los próximos presidentes militantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Cuando Vicente Fox Quezada (2000-2006) ganó la presidencia de México, decidió no habitar la Casa Miguel Alemán debido a que la consideraba muy amplia para su familia, únicamente la utilizó para fines de protocolo y despacho de los asuntos de Estado, por lo que habilitó el inmueble con oficinas. Su sucesor, Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), remodeló el sótano de la mansión y construyó un búnker para llevar a cabo juntas de alto nivel.

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