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Bajo las alas del aguila


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2015  •  Trabajos  •  2.498 Palabras (10 Páginas)  •  71 Visitas

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BAJO LAS ALAS DEL AGUILA

(CUENTO)

      Juan  José Alpuche, joven subteniente recién egresado del Colegio Militar estaba feliz por su próxima incorporación a la Unidad de Caballería que le habían designado

     Durante el viaje por ferrocarril venia recordando episodios de su estancia como cadete y a veces con gestos tristes o alegres evocaba gratas o ingratas incidencias, pero eso si, con la satisfacción de que al final de su preparación como oficial en esa férrea institución, había obtenido una sana y positiva formación.

      Llevaba en sus ideales y en lo mas profundo de su pecho la plena convicción  de observar el mas firme respeto a las leyes de la Constitución y el apoyo a la soberanía e independencia de la patria;  todo esto a veces lo hacia suspirar, provocando la inmediata curiosidad de los demás viajeros.  

    …Señor, vengo a darme de “alta” como cadete, quiero ser oficial.

      El Capitán mirándolo de hito en hito y con una sonrisa se levanto del escritorio y le dijo:

     Deberías ir a tu casa muchacho, deja que pasen unos años más y regresas para ver si te pudiéramos aceptar.

     Señor- dijo suplicante- he venido desde un pueblo de  Guanajuato, no me pida eso, póngame las pruebas que quiera y se que no le quedare mal.

     El capitán encargado de supervisar el ingreso de futuros alumnos, quedo ligeramente satisfecho con la respuesta  y le pregunto; -¿Qué hacías antes de venir, a que te dedicas?

     He trabajado en todo señor y también ayudo a mi padre a cortar leña en el monte,   algunas veces la hacemos carbón y la vendemos en los pueblos más cercanos.

     Mira -le dijo- si entras, vas a pasar penalidades, hambres y fatigas,  harás largas caminatas a pie o a caballo, cargaras en tu espalda pesados equipos, no veras a tus familiares por largas temporadas,  estudiaras gruesos libros en pesadas veladas y conocerás el rigor de los servicios y la disciplina militar.  Muchacho yo creo que el ejercito no es para ti,  ¡regresa a tu pueblo!

     Señor, ¡soportare todo eso y mas! No tengo miedo, quiero estudiar, busco saber, ¡quiero ser militar!  Mi tata me dio unos centavos que había juntado para comprar una vaca y después de tanta insistencia me dejo venir. Quiero mostrarme que los pobres  podemos lograr lo que deseamos.

     El Capitán ya no dijo nada, solo le sonrió  satisfecho y enseguida grito: ¡Sargento!...  

     Hace ya cuanto tiempo de eso recordaba Juan José,  en tres años, se decía, aprendió el oficio, ; conoció de armas, de caminatas, de ayunos, fortaleció su cuerpo con duros ejercicios, aprendió historia de su país y de otras naciones, conoció los potentes cañones, como construir fortalezas,  leyes y reglamentos civiles y militares, aprendió materias militares,  científicas y sociales que nunca hubiera imaginado, disfruto la agradable camaradería entre compañeros ¡amo   su uniforme! Y aprendió a querer a los caballos.

     

2

      Acicalándose frente al espejo, escuchaba la voz de su amigo y compañero Luis Alderete, -Apúrate Juan- que ya deben estar esperándonos, quedamos de ir por ellas a las ocho.

     ¿Crees tu que estamos listos?, como que a mis botas les falta el brillo que me gusta, me dan ganas de darles otro cepillazo. ¡no’mbre!, ya están bien, solo arréglate la tirilla del cuello y vámonos.

 

                                                                 

     Ambos tomaron sus fajillas y se ajustaron el espadín reluciente, se colocaron sus quepis y salieron a la calle luciendo su flamante uniforme de gala.

     Hortensia y Margarita, los esperaban, hermosas jovencitas, se alegraron al verlos.  La mama de ambas una señora jovial los saludo con simpatía…

   

      La ceremonia de graduación primero y la cena y el baile después fueron de lo mas agradable ; que orgulloso se sintió Juan José cuando le entregaron su patente de “Subteniente de Caballería”; en esos momentos  deseo tener a sus padres junto a el, pero la pobreza de la familia no lo permitió y entonces en ese importante momento se juro a si mismo  ser “grande”, como hombre honrado y justo y lograr con sus acciones y trabajo un pueblo mejor, donde hubiera menos pobreza, mas salud, educación,  felicidad y mas oportunidades para todos: ¡Fue el día de su juramento!

     …¿Estas contenta Hortensia?,- pregunto Juan, -mucho- le dijo ella, sentí una gran emoción  cuando te dieron el diploma  de  los mejores estudiantes Se que progresaras mucho en tu carrera militar. Quiero abrazarte por que este día es el más feliz de mi vida, dame tu mano y siente mi corazón saltando de dicha. Ella llevo la mano a sus labios acariciándola con un beso y enseguida la poso en su pecho, el sintió la suave calidez de su vibrante seno y abrazándola, cerrando los ojos le susurro al oído, -Hortensia, ¿Quieres ser la compañera de toda mi vida?, ¿Quieres ser mi esposa?

     …En el  casino del esplendoroso e imponente plantel, seguían las risas y alegría del baile y en el perfumado ambiente del jardín se deslizaban suavemente las notas de una bella melodía.

   

      Días después, Hortensia con la tristeza reflejada en el rostro le pregunto ¿Te vas a ir fuera, no pudiste quedarte aquí en la capital?

     Es lo mas que hubiera querido -dijo Juan José- pero ya sabes que las ordenes son para cumplirse, me designaron a Torreón y partiré pasado mañana al anochecer, pero mañana iré a mi pueblo a  visitar a mis padres.

     Ella con lagrimas a punto de aflorarle y con voz quebrada le tomo las manos y dijo; Ahora que todo es felicidad te vas, siento que parte mía se va contigo. Las lágrimas mojaban las manos de Juan José y sintiendo también el dolor de la tristeza le dijo;  acuérdate que la futura esposa del subteniente Alpuche debe ser fuerte y valiente y levantándole la carita ambos sonrieron abrazándose.

   

      Pues que bueno mi’jo, gracias a Dios que ya terminaste tus estudios, me siento reté contento y orgulloso, ya ves que todos los del pueblo te queremos y te hicimos tu fiestecita, celebrando que eres un siñor oficial. Cuídate mucho mi`jo, escríbenos y ve con Dios, llevas las bendiciones de tu mama y las mías.

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