Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Aldo Medina CeballosApuntes21 de Abril de 2016
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Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Facultad de Filosofía y Letras.
Colegio de Filosofía.
Aldo Jhonatan Medina Ceballos.
201222020.
Historia de la Ciencia I.
Ensayo: Más Allá de un Universo Infinito.
Introducción.
Pienso que no hay algo que impresione más al hombre que el universo mismo, pues su concepción ha ido cambiando a lo largo de la historia de la humanidad, empezando por los griegos, quienes tenían una idea muy limitada del universo, sin embargo esto puso sobre la mesa las carta que se jugarían en la Edad Media, que a su vez se modificarían con el Renacimiento y la Edad Moderna haría de las suyas para dar su propia versión del universo.
El hombre no es una especie conformista, siempre está buscando complicar más los conocimientos que sabe acerca de las cosas, las aborda desde distintas perspectivas para encontrar la que mejor se adecue a la realidad, por lo tanto podemos decir que el hombre es una especie que le gusta llegar a las últimas consecuencias de los temas que le interesan, y por esto mismo, el universo no se salva de ser puesto en tela de juicio. Veremos primeramente un recorrido histórico que pondrá las bases para concepciones futuras del universo; luego abordaremos la discusión que suscitaron las nuevas concepciones acerca del universo y por último nos quedaremos con la idea de qué nos depara el universo mismo.
Concepciones Iniciales (Universo Antiguo y Medieval – Finitud).
Primeramente, es importante decir que comenzaremos con un breve, pero instructivo, recorrido histórico para poner de manifiesto las bases por las cuales la discusión acerca de la extensión del universo se hizo presente a lo largo de la época renacentista, y lo cual será abordado en un siguiente apartado; nos atañen autores como, cronológicamente hablando, Aristóteles (haciendo referencia a la Grecia antigua), para después detenernos de manera breve en la Edad Media y siguiendo el trazo de la Edad Moderna, donde veremos las aportaciones y discusiones de Copérnico y Kepler, y las cuales nos sirven en materia de la concepción del universo.
Antes de llegar al Renacimiento, y retrocediendo en el tiempo hasta la tradición antigua de Grecia, el cosmos era una imagen ordenada finitamente, cada una de las cosas que se encontraban dentro del universo tenían un orden específico y por lo tanto no era posible para las cosas cambiar. Este universo ordenado, donde todo se quedaba en su lugar, está regido por la física aristotélica, de la cual podemos decir que todo se encuentra en armonía, en el universo las cosas se encuentran colocadas en un orden específico y en un lugar determinado; en este espacio físico las cosas se quedan estáticas y permanecen en su lugar para siempre. A partir de aquí, en la tradición antigua, aparecerá la noción de movimiento, el cual para la física aristotélica será un estado en esencia de transición, será entonces un principio de cambio. Las cosas dispuestas en el universo, suponiéndolo desde está concepción aristotélica, deben de resistirse a todo aquel movimiento que quiera quitarlas de su lugar determinado y si a alguna de las cosas se le quitara de su lugar natural, entonces aquel buscará la forma de regresar al sitio que se le dio por determinismo; es por esto mismo que “todo movimiento implica una especie de desorden cósmico, una perturbación en el orden del universo, pues es o bien un efecto de directo de la violencia, o bien, al contrario, un efecto del esfuerzo del ser por compensar esta violencia, por recobrar su orden y su equilibrio perdidos y turbados, por llevar de nuevo las cosas a sus lugares naturales, lugares donde deben reposar y permanecer.”[1]
Para los antiguos griegos, dentro de su contexto de misticismo, les resultaba fácil creer en que el cielo era un manto que distanciaba tan sólo unos pocos metros de la cima de las montañas, por lo que ellos creían en que el cielo descansaba sobre los hombros de Atlas; para los antiguos astrónomos griegos, el cielo entonces era algo fijo en el que los brillantes cuerpos celestes estaban incrustados como si se tratase de diamantes; sin embargo, para el siglo VI a.C., se comenzó a divulgar la idea de que no sólo se contaba con un sólo manto, sino que se tenían varios de ellos alrededor de la Tierra. Y se dice esto porque según la concepción antigua del universo, la Tierra era el centro de éste. Gracias a esto, la concepción medieval del universo se constituirá por dos niveles que son en esencia distintos y que se encuentran atados a leyes completamente distintas. Por un lado tenemos al mundo sublunar, el cual obedecía las leyes de la física aristotélica; por el otro lado tendremos al mundo supralunar, el cual rodeará al mundo sublunar mediante siete esferas[2] y más allá de esto no hay absolutamente nada, excepto la presencia de Dios, por lo tanto, el mundo tendrá un límite preciso. Cabe mencionar que el universo medieval es análogo a las “matrioskas”, pues se empieza con una muñeca de mayor tamaño que dentro de ésta tendrá una de menor tamaño y así sucesivamente hasta llegar a la muñeca central, la cual en este ejemplo vendrá siendo la Tierra.
Debemos de tener en cuenta algo importante antes de pasar al siguiente apartado, y esto es el contexto en el cuál vivió Copérnico, pues estuvo dentro del marco de dos eras diferentes, la medieval y la renacentista. Primeramente, Copérnico estuvo influenciado por las ideas que los medievales tenían acerca de un universo puramente aristotélico; en particular, la astronomía copernicana se desarrollo desde un la perspectiva pura de la tradición cosmológica antigua. El saber antiguo se fue develando para los europeos medievales gracias a las aportaciones que hizo la cultura islámica, pues fue ésta la que conservó, reprodujo y difundió los textos de la Grecia clásica con los europeos. Y en segundo lugar tenemos las nuevas ideas y conceptos pertinentes al campo de la astronomía, y con las cuales Copérnico fundamentará la nueva concepción del universo y con ello se empezará una discusión acerca de la pregunta: ¿Cabe en el ser humano la concepción de un universo que tiende al infinito o que es infinito? Ya responderemos a esta pregunta en los apartados siguientes, mientras tanto queda ya puesto las bases sobre las cuales se fundará el nuevo universo, donde aparecerán personajes que estarán a favor de éste y otros que estarán en su contra.
Cambio en la Concepción del Universo: Hacia un Universo Infinito.
Como bien vimos en el apartado anterior, la concepción del universo sufrió pequeños cambios a través del tiempo, desde la primera concepción donde el mundo está fijo y rodeado por el cielo hasta llegar a la Edad Media y su concepción que dirá que no sólo se trata de el cielo como un manto fijo en el universo, sino que hay capas diferentes alrededor de la Tierra y que más allá de estas capas sólo hay cabida para la existencia de Dios. Sin embargo, a partir de la Edad Moderna, esta concepción cambiará radicalmente, pues ahora el universo no será finito y delimitado, sino que al contrario, éste tenderá, o incluso cabe la idea de decir que ya lo es, al infinito.
Debemos primeramente ver, así como lo hicimos en el apartado anterior, el contexto y los factores que dieron origen para que los pensadores modernos comenzaran a considerar esta idea. Comencemos recordando que durante la Edad Media y en el Renacimiento la mayor autoridad era la Iglesia católica, no sólo en materia social, sino intelectualmente. Es por esto que durante todo este tiempo la actitud que la Iglesia tomaba respecto de la ciencia era hostil, por lo tanto esto puede verse desde dos distintas perspectivas; la primera es que la hostilidad por parte de la Iglesia hizo que la ciencia se estancara y que su avance fuera lento, en comparación con el avance de la antigüedad; y la segunda es que el progreso de la ciencia creció gracias a la hostilidad de la Iglesia. No fue hasta el siglo XI, la actitud de la Iglesia cambio respecto de la ciencia, ahora era un tanto más permisiva, la ciencia (e incluso la astronomía) dejó de ser una amenaza, siempre y cuando la Iglesia pudiera estar encargada del liderazgo intelectual, es por esto que en este mismo siglo, las ciencias encargadas del estudio del cielo y de la tierra pasaron a ser nuevamente consideradas entes de estudio.
Para autores contemporáneos a Copérnico, y para él mismo, la astronomía planetaria era algo nuevo. Con el paso del tiempo, los hombres comenzaron a darse cuenta de lo equivocadas que eran las antiguas descripciones, por eso mismo Copérnico con su obra “De Revolutionibus Orbium Caelestium” plantará en el hombre renacentista la idea de un cambio en el pensamiento astronómico, a este cambio se le nombró “la revolución copernicana”.
Lo que primeramente Copérnico hace es quitar a la Tierra del centro del universo, y colocar en su lugar al Sol. Esta idea hará que el mundo concebido por él sea de la siguiente manera: “aunque el mundo copernicano no esté ya estructurado jerárquicamente (al menos no plenamente: posee, por así decirlo, dos polos de perfección, el Sol y la esfera de las estrellas fijas, con los planetas en medio), con todo, viene siendo un mundo bien ordenado. Así además, es aún un mundo finito.”[3]. Con esto podemos decir que es un defensor de la infinitud del universo, pues planteará el problema de la posible extensión espacial al infinito. Sin embargo no nos dirá que se trate de algo infinito, sino más bien que es inmedible, el universo de Copérnico es entonces finito, se trata de una esfera inmedible, pero finita, cuyo centro será el Sol, y rodeándolo encontraremos a las demás estrellas fijas. Gracias a Copérnico el universo sufrirá una expansión, pero esto no quiere decir que nos estemos aproximando al universo infinito por el puro hecho de aumentar las dimensiones de nuestro universo, pues, podemos aumentar el tamaño de éste todo lo que queramos y aún así esto no nos conducirá a encontrarlo. Sin embargo, este punto referente a la expansión del mundo es muy importante y podemos ponerlo en relación análoga de la siguiente manera: si tomamos al universo como una burbuja y la expansión de esta burbuja aumenta, llegará el momento en el cuál tendrá que reventar por la presión ejercida dentro de ésta y así liberará la presión mediante una explosión donde se “regará al infinito”; de esta forma, si el universo sigue en expansión, acabará explotando de la misma manera (pero no en sentido literal), y regándose por todos los rincones del espacio y así tendiendo al infinito.
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