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Bullying.


Enviado por   •  2 de Octubre de 2012  •  Prácticas o problemas  •  4.185 Palabras (17 Páginas)  •  295 Visitas

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a). ¿Cómo se manifiestan los problemas de intolerancia y discriminación en el sector educación?

La escuela tradicional atraviesa hoy por una profunda crisis, que se manifiesta tanto a través del

fracaso escolar como de los problemas de convivencia. Cuando se analiza, en este sentido, la

importancia de mejorar la

educación en valores suele aludirse a la dificultad de añadir nuevos objetivos a

los que tradicionalmente debía asumir el profesorado como si cualquier esfuerzo en uno de estos

dos ámbitos supusiera necesariamente una reducción de la energía y el tiempo disponibles para el

otro. Las innovaciones educativas que aquí se describen, basadas en la

cooperación, ayudan a superar estas dificultades, incrementando la coherencia

educativa entre los valores que se pretenden enseñar y lo que se enseña en la

práctica a través de las relaciones que se establecen en las aulas, para mejorar

al mismo tiempo la eficacia docente y enseñar en la práctica los valores

democráticos de respeto mutuo, tolerancia y no-violencia, con los que pretende

identificarse nuestra sociedad. Valores que es preciso ayudar a construir,

también, a partir de una reflexión explícita y cooperativa sobre su significado, a

la que voy a denominar “currículum de la no-violencia”.

Las propuestas y resultados que en esta ponencia se presentan se sitúan

dentro de una larga serie de investigaciones, iniciada hace dos décadas, sobre

cómo mejorar la calidad de la educación, adaptar las aulas a la diversidad y

educar en valores a través del aprendizaje cooperativo

La prevención de la violencia desde la escuela. Nuestra sociedad expresa

hoy un superior rechazo a la violencia, y disponemos de herramientas más

sofisticadas para combatirla, pero el riesgo de violencia al que nos enfrentamos

también es hoy superior. Y este riesgo se expresa a veces en forma de

violencia escolar. Para prevenirla es necesario romper la “conspiración del

silencio” que ha existido hasta hace poco sobre este tema, y enseñar a

condenarla en todas sus manifestaciones, insertando su tratamiento en un

contexto normalizado orientado a mejorar la convivencia. Conviene tener en

cuenta, en este sentido, que algunas de las características de la escuela

tradicional contribuyen a que en ella se produzca la violencia o dificultan su

erradicación: como la permisividad que suele existir hacia la violencia entre

iguales como reacción (expresada en la máxima “si te pegan, pega”) o como

forma de resolución de conflictos entre iguales; la forma de tratar la diversidad

actuando como si no existiera; o las frecuentes situaciones de exclusión que se

viven en ella.

PLAN DE INTERVENCION

Resumen

Los últimos estudios realizados en Europa apuntan que los programas escolares contra el acoso funcionan por tanto es posible lograr una disminución de los casos de acoso escolar, tanto con la implantación de medidas preventivas como con el abordaje correcto de la situación. Por ello, es importante que las instituciones escolares y, en especial, los maestros cuenten con un proyecto de intervcención por si surge un caso de bullying en la escuela. Este proyecto debe basarse en el apoyo incondicional al niño-víctima y la admisión que estamos frente a un acoso grupal.

Aunque en cualquier Plan de Intervención sobre este tema el papel de la familia es muy importante, por razones de espacio, nos limitaremos, en este resumen a citar las principales pautas de intervención en el ámbito escolar.

El tutor de clase es la persona más apta para intervenir de manera adecuada dentro del contexto escolar. Una vez recibida la denuncia (ya sea por iniciativa de los padres, del menor o de otros compañeros), el tutor deberá llevar a cabo las primeras actuaciones, que se centran en la protección del niño-víctima, en cortar de raiz cualquier manifestación violenta, y en buscar la colaboración y el compromiso de la dirección escolar. Las actuaciones del tutor de clase hacia el niño-víctima de acoso escolar han de centrarse en tres ejes básicos: medidas de protección, de integración o aceptación, y las de valoración o reconocimiento.

Las medidas de protección hay que pactarlas con el menor, siempre bajo supervisión de algún adulto y no es aconsejable que éstas duren más de tres meses. Al mismo tiempo, hay que ayudar al menor a aceptar su situación, evitando la negación y la huida, hay que reconocer el tipo de situación en la que está el menor y trabajar para que el niño víctima supere la auto-inculpación. A través de las charlas tutoriales, hay que transmitir el mensaje de que el menor no tiene la culpa por ser agredido ni por necesitar protección.

La medida del reconocimiento se basa en la aplicación de actuaciones que aumenten la autoestima del niño-víctima, pues hay que fomentar la valoración de su imagen pública (darle responsabilidades especiales en clase, etc...).

Respecto al grupo de acosadores se les ha de controlar, transmitiéndoles el mensaje claro de que no se va a permitir más violencia, explicitando las medidas correctoras si ello continúa; los adultos han de saber discernir quien instiga el acoso y quienes lo secundan de cara a un abordaje efectivo; hay que potenciar la responsabilidad de las propias actuaciones, que van desde pedir perdón al niño-víctima hasta acciones concretas de compensación y, por último, hay que romper la unidad del grupo, que se puede conseguir a través de la inclusión de sus miembros en otros grupos.

En lo referente

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