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CAPITULO RECTOR DE LA UBV 1


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2014  •  8.928 Palabras (36 Páginas)  •  710 Visitas

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION SUPERIOR

UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

SECCION 3

GESTION AMBIENTAL

CAPITULO 1

BACHILLER:

JHOSMARY MEDINA 22724515

Capítulo 1, Aspectos del contexto mundial y nacional. Algunas razones que justifican la creación de la Universidad Bolivariana de Venezuela Del contexto mundial

La reorganización del mapa mundial implica una serie de transformaciones económicas, políticas, científico-tecnológicas y culturales que afectan la vida social en todos los puntos del planeta. Destacan en esa reorganización: primero, los cambios radicales en el ámbito económico cruzado por la revolución tecno científica, la internacionalización y concentración del capital financiero, la globalización de la economía asociada a la reorganización de los poderes económicos y políticos, una mayor interdependencia entre los países, y un mundo más polarizado entre países ricos y países pobres; segundo, las mutaciones en el ámbito de la geopolítica mundial, con la conformación de un nuevo e incierto orden político internacional cruzado por nuevas estructuras de poder y pretensiones neo imperialistas; tercero, las transformaciones en el campo de las prácticas culturales que atañen a fenómenos como la creciente escolaridad de la población en los niveles de la educación básica, el impacto de la lógica cultural mas mediática en los cambios de las costumbres, los patrones de conducta y las formas de vida de los individuos y de los grupos sociales, en la reorganización de los procesos y prácticas de construcción de identidades culturales; cuarto, la construcción e imposición del proceso de globalización como un ideal planetario con arraigo en los presupuestos del neoliberalismo, los cuales apuntan a la naturalización de una sociedad controlada por poderes abstractos y orientada por el pensamiento único para explicar y controlar las prácticas económicas, políticas, culturales y educativas de las sociedades; quinto, la complejidad creciente de las dinámicas sociopolíticas, asociadas a fenómenos tales como el aumento de la pobreza extrema en sociedades con profundas iniquidades sociales, el resurgimiento de etnocentrismos, racismos y diversas formas de intolerancia que se constituyen en terrenos propicios para graves conflictos y guerras en distintas puntos del planeta; sexto, los reordenamientos de los escenarios políticos nacionales, con la debilitación de las políticas sociales, el predominio del neoliberalismo, la redefinición de los campos de intervención del Estado, aunque también con la emergencia de formas de gobierno asociados a la construcción de una sociedad más democrática y participativa, y por ende, a las luchas por la profundización de la democracia sustentada en la justicia social, la libertad y el pluralismo; y séptimo las evidencias de la destrucción del ambiente a escala planetaria como consecuencia de modelos de crecimiento económico de carácter depredador que ponen en cuestión la sostenibilidad de la vida a largo plazo y marcan la necesidad de la emergencia de una nueva conciencia humana, que más allá de localismos, asuma una nueva responsabilidad por el planeta como esfera de vida, replanteando modelos de pensar y practicar el desarrollo.

Las profundas transformaciones en todos los órdenes de la vida social y humana constituyen, pues, el signo de nuestra época; transformaciones cuyos alcances y consecuencias apenas comienzan a vislumbrase, aunque se producen en todos los ámbitos y afectan los diversos planos de nuestra vida individual y colectiva. Así, cuando se afirma que el mundo se halla en crisis, significa que se asiste a transformaciones aceleradas y profundas respecto de las cuales se nos plantea la necesidad de recrear las claves de interpretación para poder comprender las tendencias y las paradojas implicadas en tales transformaciones y, desde luego, para volver a situar en ellas el papel de la educación en general y de la educación universitaria en particular.

Como sabemos, uno de los fenómenos de mayor impacto es el de la globalización, noción acuñada en las últimas décadas del siglo XX y cuyo uso se ha extendido de forma acelerada, aunque su surgimiento, siguiendo en parte los planeamientos de ADDA (1999), se sitúa un poco antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), cuando las potencias vencedoras de occidente -principalmente Estados Unidos e Inglaterra- se mostraron interesadas en crear un nuevo orden económico internacional y convocaron la Conferencia de Bretton Woods, realizada en junio de 1944. De allí nacen el Fondo Monetario Internacional (FMI), con la función de regular y supervisar el sistema monetario mundial, y el Banco Mundial (BM) al que se atribuye la tarea de fomentar tanto la reconstrucción de las zonas devastadas por la guerra como el desarrollo internacional. Más tarde, en 1945, se crea el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), con la finalidad de establecer reglas internacionales que favorezcan las relaciones comerciales y las inversiones en el mundo, y que desde 1995 se conforma como Organización Mundial del Comercio (OMC). Surge y se consolida este entramado a escala mundial que logra el empuje globalizador, sobre todo en el terreno comercial, de lo cual es una clara expresión el hecho de que a partir de 1950 el comercio mundial creciera muy por encima de la producción en el planeta.

Es a partir de la década de los setenta del siglo XX, cuando el fenómeno de la globalización comienza a centrarse en el sector financiero, especialmente favorecido desde la década de los ochenta por el desarrollo y uso acelerados de las tecnologías de la información y la comunicación como instrumentos para mover el dinero con gran facilidad sin limitaciones de tiempo y espacio, en pro de ganancias económicas inmediatas mediante la especulación. Prefiriendo esta vía especulativa sobre la inversión productiva, los nuevos capitalistas no contribuyen a la generación de riqueza social asociada a la inversión productiva, la generación de empleos y la inversión de impuestos en políticas de índole social. Es contundente la información que ofrecen Atienza y Gómez (2000:9) acerca del movimiento de los mercados de divisas en abril de 1998, al respecto señalan que dichos mercados movieron diariamente en el mundo 1.5 billones de dólares, lo que comparativamente significó cien veces más recursos que

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