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CARACTERÍSTICAS DE LA ESCUELA CUSQUEÑA


Enviado por   •  20 de Septiembre de 2013  •  1.621 Palabras (7 Páginas)  •  1.570 Visitas

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Es así, que durante el virreinato estuvo destinado a realizar labores de orden artístico cultural, donde los españoles en su afán de evangelizar a los nativos autóctonos plasmaron monumentos arquitectónicos, retablos, imágenes, esculturas y en particular el arte pictórico, es así que la denominación “Escuela Cusqueña”, surge de los pintores artistas en Cusco, que dicho estilo fue influenciado en las obras del Padre jesuita Bernardo Bitti (1548 – 1610), discípulo de Miguel Ángel, Mateo Pérez de Alessio (1547-1631) y Angelino Medoro (1565-1632)

CARACTERÍSTICAS DE LA ESCUELA CUSQUEÑA

Su principal característica es el estilo barroco en sus pinturas y esculturas; el motivo principal de éstas era recrear pasajes bíblicos, escenas religiosas ocurridas en territorio americano (milagros de aparición, principalmente) y a santos y mártires asociados al proceso de evangelización de las colonias.

Otra característica es que siguen un patrón común de representación, por integrar visualmente elementos iconográficos católicos occidentales con motivos del

imaginario indígena, y por el uso de tonos ocres para la pintura y de madera policromada para las esculturas.

La célebre escuela de pintura cuzqueña o pintura colonial cusqueña, quizá la mas importante de la América colonial española, se caracteriza por su originalidad y su gran valor artístico, los que pueden ser vistos como resultado de la confluencia de dos corrientes poderosas: la tradición artística occidental, por un lado, y el afán de los pintores indios y mestizos de expresar su realidad y su visión del mundo, por el otro.

El aporte español y, en general europeo, a la Escuela cuzqueña de pintura, se da desde época muy temprana, cuando se inicia la construcción de la gran catedral de Cusco. Es la llegada del pintor italiano Bernardo Bitti en 1583, sin embargo, la que marca un primer momento del desarrollo del arte cusqueño. Este jesuita introduce en el Cusco una de las corrientes en boga en Europa de entonces, el manierismo, cuyas principales características eran el tratamiento de las figuras de manera un tanto alargada, con la luz focalizada en ellas.

Nuestra Señora de Belén, pintura anónima del siglo XVII perteneciente a la Escuela Cuzqueña. La forma triangular en forma de montaña de la imagen evocaría a la Pachamama o Madre Tierra de los antiguos peruanos.

Durante sus dos estancias en el Cusco, Bitti recibió el encargo de hacer el retablo mayor de la iglesia de su orden, reemplazado por otro después del terremoto, y pintó algunas obras

maestras, como La coronación de la Virgen, actualmente en el museo de la iglesia de La Merced, y la Virgen del pajarito, en la catedral.

Otro de los grandes exponentes del manierismo cuzqueño es el pintor Luis de Riaño, nacido en Lima y discípulo del italiano Angelino Medoro. A decir de los historiadores bolivianos José de Mesa y Teresa Gisbert, autores de la más completa historia del arte cuzqueño, Riaño se enseñorea en el ambiente artístico local entre 1618 y 1640, dejando, entre otras obras, los murales del templo de Andahuaylillas. También destaca en estas primeras décadas del siglo XVII, el muralista Diego Cusihuamán, con trabajos en las iglesias de Chinchero y Urcos.

El barroco en la pintura cuzqueña es sobre todo el resultado de la influencia de la corriente tenebrista a través de la obra de Francisco de Zurbarán y del uso como fuente de inspiración de los grabados con arte flamenco provenientes de Amberes. Marcos Ribera, nacido en el Cusco en los años 1830, es el máximo exponente de esta tendencia. Cinco apóstoles suyos se aprecian en la iglesia de San Pedro, dos en el retablo mayor y otro en un retablo lateral. El convento de Santa Catalina guarda La Piedad, y el de San Francisco, algunos de los lienzos que ilustran la vida del fundador de la orden, que pertenecen a varios autores.

La creciente actividad de pintores indios y mestizos hacia fines del siglo XVII, hace que el término de Escuela Cuzqueña se ajuste más estrictamente a esta producción

artística. Esta pintura es "cuzqueña", por lo demás, no solo porque sale de manos de artistas locales, sino sobre todo porque se aleja de la influencia de las corrientes predominantes en el arte europeo y sigue su propio camino.

Este nuevo arte cuzqueño se caracteriza, en lo temático, por el interés por asuntos costumbristas como, por ejemplo, la procesión del Corpus Christi, y por la presencia, por vez primera, de la flora y la fauna andinas. Aparecen, asimismo, una serie de retratos de caciques indios y de cuadros genealógicos y heráldicos. En cuanto al tratamiento técnico, ocurre un desentendimiento de la pespectiva sumado a una fragmentación del espacio en varios espacios concurrentes o en escenas compartimentadas. Nuevas soluciones cromáticas, con la predilección por los colores intensos, son otro rasgo típico del naciente estilo pictórico.

La anunciación de la Virgen, pintura de Luis Riaño de 1632. Discípulo

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