CONOCIMIENTOS DE LA PREVENCIÓN PRIMARIA DE BACTERIURIA ASINTOMÁTICA EN MUJERES GESTANTES.
Renzo CalderonApuntes9 de Septiembre de 2016
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UNIVERSIDAD CIENTÍFICA DEL SUR
FACULTAD DE MEDICINA HUMANA
INVESTIGACIÓN EN SALUD
CONOCIMIENTOS DE LA PREVENCIÓN PRIMARIA DE BACTERIURIA ASINTOMÁTICA EN MUJERES GESTANTES.
Arenas Paredes, Stephanie Caroline
Marmolejo Torres, Gladys Thaís
Paz Infantes, Mercedes Margarita
Rivadeneira Benavides, Ana Sophia
TUTOR: Baralezo Lopez, Gunther
Lima – Perú
2016
MARCO TEÓRICO
Se denomina gestación o embarazo al período de tiempo que transcurre entre la implantación del óvulo fecundado por el espermatozoide y el momento del parto. La implantación es el proceso que comienza cuando se adhiere el blastocito a la pared del útero (5 o 6 días después de la fecundación). El embarazo dura aproximadamente 40 semanas desde el primer día de la última menstruación (aproximadamente 9 meses). Dentro del útero de la madre, el feto está flotando en el líquido amniótico, y a su vez el líquido y el feto están envueltos en el saco amniótico, que está adosado al útero y en el cuello del útero, se forma un tapón de moco denso durante el embarazo, el cual será expulsado en el inicio del trabajo de parto, para dificultar el ingreso de microorganismos que provoquen infección intrauterina (01).
Durante este periodo se comprenden todos los procesos fisiológicos de crecimiento y desarrollo del feto en el interior del útero materno(02). Este se divide en tres etapas: El primer trimestre (primeros tres meses) es la etapa de mayor riesgo de aborto espontáneo y se considera un punto de viabilidad del feto, esto tiene mayor incidencia en embarazos conseguidos mediante fecundación in-vitro, ya que el embrión implantado podría dejar de desarrollarse por fallos en los cromosomas heredados de los gametos de sus progenitores. También existen cambios psicológicos en la mujer y manifestaciones físicas o metabólicas como: náuseas en las mañanas, somnolencia, etc (03).
En el segundo trimestre (del 4to mes al 6to mes) de desarrollo, el ya feto puede empezar a ser monitoreado o diagnosticado. Los trastornos de náuseas cesan y es la etapa de equilibrio a todo nivel (03).
El tercer trimestre (del 7mo mes al 9no mes) marca el principio de la viabilidad, quiere decir que el feto podría llegar a sobrevivir de ocurrir un nacimiento temprano natural o inducido (03).
Durante el embarazo también se dan cambios morfológicos en la madre como: cambios anatómicos a nivel del sistema urinario como la compresión mecánica de la vejiga por el útero lo que genera que se disminuya la capacidad de vaciamiento vesical y aumente el volumen residual y el reflujo vesicoureteral (04).
El sistema urinario está conformado por los riñones, la vejiga, los uréteres y la uretra. Los riñones se encargan de la filtración sanguínea y producen la orina, que pasa a través de los uréteres a la vejiga, en la cual se almacena durante un tiempo y posteriormente es expulsada al exterior. El tracto urinario se considera estéril a excepción del segmento más distal de la uretra llamado meato urinario, ya que este está más en contacto con el exterior y la flora bacteriana patógena (05).
La Infección de Vías Urinarias (IVU) es la existencia de gérmenes patógenos en la orina por infección de la vejiga o el riñón. Estas infecciones pueden clasificarse de acuerdo al sitio de proliferación de las bacterias en: bacteriuria (orina), cistitis (vejiga), pielonefritis (riñón), uretritis (uréteres), etc (06). Los síntomas que acompañan a una infección de orina varían de acuerdo al sitio de la infección, pero también pueden ser asintomáticas(06).
La pielonefritis aguda consiste en una infección de la vía excretora urinaria alta y del parénquima renal de uno o ambos riñones que se acompaña de fiebre, escalofrío, malestar general, dolor costo vertebral y en ocasiones náusea, vómito y deshidratación. La cistitis es la infección bacteriana del tracto urinario, la vejiga, bajo que se acompaña de los siguientes signos y síntomas: urgencia, frecuencia, disuria, piuria y hematuria; sin evidencia de afección sistémica (06).
Las variaciones anatómicas de este sistema entre la mujer y el hombre que aumentan o disminuyen las probabilidades de adquirir una ITU, son: en el varón, el ambiente periuretral más seco y la actividad antibacteriana del fluido prostático; y en la mujer, la menor longitud de la uretra en relación al hombre, menor distancia entre el ano y meato urinario y el masaje uretral que se produce durante la cópula. Debido a estas se ha comprobado que las mujeres adultas tienen una mayor incidencia anual hasta un 15% más en relación a los hombres adultos y estadísticamente se afirma que por lo menos la mitad de las mujeres ha tenido un episodio de ITU antes de los 32 años (07).
Las infecciones de las vías urinarias también afectan a las mujeres gestantes, representando las complicaciones médicas más comunes durante el embarazo, y la frecuencia con que se presentan son en un 2-11% Bacteriuria asintomática, 1-5% Cistitis, 1-2 % Pielonefritis aguda (08, 09).
Los cambios morfológicos en la mujer durante el embarazo favorecen a la formación de un caldo de cultivo infeccioso; y a los cambios fisiológicos como las modificaciones en la filtración glomerular las cuales aumentan la concentración urinaria de glucosa y la alcalinidad, facilitando el crecimiento bacteriano. A esto se suman las alteraciones en los mecanismos de defensa que ocurren en el embarazo (02).
El motivo por el que puede ocurrir una ITU es que las bacterias logran ingresar fácilmente por el meato urinario y así llegan a la orina o a cualquier parte del tracto. Esto se debe a que, en el caso de la mujer, hay una corta distancia entre el ano y el meato. Esta disposición anatómica en la mujer permite que se traspasen bacterias del ano hacia la uretra al momento de hacerse el aseo personal de manera incorrecta o por otros motivos (10).
Las bacterias viajan desde la entrada de la uretra hasta la orina y desde ahí pueden dirigirse al resto del sistema mediante el reflujo vesicoureteral, que consiste en el regreso de la orina que se encuentra en la vejiga a los uréteres, produciendo la uretritis, y de estos pueden continuar subiendo hasta llegar a los riñones, desenvolviendo una pielonefritis (04).
Otra forma de ingreso bacteriano es por medio de las sondas vesicales que, si no son colocadas de la forma correcta y siguiendo con las indicaciones de asepsia y antisepsia, pueden servir de transporte para que las bacterias lleguen a la vejiga (04).
La bacteriuria asintomática representa la ITU con mayor incidencia en mujeres embarazadas, ya que se asocia mucho a aquellos cambios durante el embarazo como es el hidrouréter fisiológico, el cual es inducido por las propiedades relajantes del músculo liso que posee la progesterona, la cual aumenta en el embarazo. Además, el tono vesical también se ve disminuido y su capacidad total puede duplicarse sin ocasionar molestias o urgencia miccional, favoreciendo acumulación de orina. La presión que el útero grávido ejerce sobre los órganos del tracto, contribuye a la estasis urinaria, sobre todo durante en el segundo y tercer trimestre, lo que trae como consecuencia un gradiente de presiones de aproximadamente 15 mL de agua entre el segmento inferior y superior del uréter, y la generación de un medio propicio para la proliferación bacteriana (11).
Una de las principales consecuencias a largo plazo de la bacteriuria asintomática es la pielonefritis, esta es una forma de infección urinaria de las vías altas, es decir del riñón y pelvis renal, que se caracteriza por ser muy sintomática en la mayor parte de los casos y va acompañada de dolor en la parte media de la espalda (fosa lumbar), fiebre y escalofríos (12).
Se denomina pielonefritis aguda cuando los síntomas aparecen de manera inmediata y la gestante manifiesta muchos síntomas, usualmente de 1 – 2 días de evolución. Es por ello que es de mucha importancia identificar e iniciar un tratamiento a tiempo de modo que se evitaría el progreso de una bacteriuria asintomática a una pielonefritis, la cual ocasiona enfermedades mucho más graves en las mujeres gestantes y en las demás personas (12).
Otra consecuencia es la infección urinaria sintomática que se produjo a causa de una bacteriuria asintomática no tratada anteriormente, ya que está también predispone una tasa de prematuridad de un 20 a 50% (14). Esta relación demuestra que la infección asintomática no tratada predispone a la infección sintomática y ésta conlleva claramente riesgo de parto pretérmino (13). Es probable que la bacteriuria asintomática además de causar muchas veces partos prematuros, sea considerada también uno de los factores que desencadenan prematurez en el recién nacido, así también como bajo peso al nacer e inmadurez orgánica, interrumpiendo en un futuro el desarrollo normal del niño que consecuentemente podría presentar ciertos déficits físicos, cognitivos y otros (11).
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