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Caso Muebles El Algarrobo


Enviado por   •  6 de Octubre de 2012  •  1.912 Palabras (8 Páginas)  •  593 Visitas

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Caracteristicas del contexto Macroecomico:

El plano MacroEconómico local ha sido el eje articulador de gran parte de las

transformaciones ocurridas en el período 1982-1990.’ La aplicación del

“enfoque monetario del balance de pagos” en diciembre de 1978 ha sido el punto

de quiebre del modelo de industrialización anterior. El fracaso de esta política y

la crisis de endeudamiento externo resultante, generaron en la década del ‘80

condiciones de inestabilidad e incertidumbre del marco macroeconómico que

abarcaron los desequilibrios de las cuentas fiscales y externas, la fragilidad del

sistema financiero, etc. La necesaria “estabilización” de la economía no sólo fue

un objetivo permanente, sino que se convirtió en un camino ineludible a partir del

conjunto de perturbaciones del funcionamiento de la economía, que tuvieron en

los episodios hiperinflacionarios generados a partir de 1989 sus manifestaciones

más crudas. Los condicionantes externos, la necesidad de la consistencia y

persistencia de las políticas estabilizadoras y el contenido de las mismas

ocuparon la atención de la sociedad argentina.

La crisis de la deuda externa en 1982 revirtió el signo de las transferencias netas

de recursos del exterior, producto de la interrupción de los flujos de capital y el

aumento de las tasas de interés internacional. Los efectos inmediatos fueron el

renacimiento y agudización del desequilibrio estructural externo de la economía,

pero ahora acompañado por la crisis de financiamiento del sector público. Estos

dos desequilibrios bàsicos se complementaban con la dinámica de

funcionamiento de la economía en el corto plazo en la cual el régimen de alta

inflación y la fragilidad financiera amplificaban y agudizaban los efectos de las

medidas adoptadas para corregir los desajustes. El desafío de la política

económica estaba en la eficiencia para alcanzarlos objetivos de equilibrar los

desajustes estructurales y, al mismo tiempo reducir la inflación sin incurrir en

costos excesivos en términos de producción, empleo y salarios reales.

El desequilibrio externo puede ser caracterizado por el desbalance entre la

corriente de ingresos que el país estaba en condiciones de generar y la magnitud

de los compromisos de pagos externos que el stock de la deuda existente imponía.

La búsqueda de fuertes excedentes de comercio exterior, a partir de

devaluaciones de la moneda local y contracción del gasto interno, determinaron el

incremento de las exportaciones, la violenta reducción de las importaciones y de

la inversión. Sin embargo, la naturaleza financiera de la restricción externa se

evidenciaba en el déficit de la cuenta corriente del Balance de Pagos, con la

particular posición desfavorable del Sector Público, producto del proceso de

estatización de la deuda externa privada. A su vez, el deterioro de los términos de

intercambio erosionaron fuertemente el esfuerzo exportador.

Las cuentas fiscales estaban caracterizadas por el creciente nivel del gasto

público y su falta de correlato en los descendentes ingresos tributarios. Su

habitual forma de financiamiento en el pasado -endeudamiento externo e interno

y el impuesto inflacionario- con la crisis y estatización de la deuda externa se

desarticula en un contexto de agudización de los desequilibrios fiscales.

El régimen de alta inflación persistente generó una elevada elasticidad en sus

mecanismos de propagación con tasas altas y volátiles. A su vez, la fragilidad

financiera determinada por el proceso de desmonetización y la ausencia de

financiamiento externo fue uno de los principales obstáculos para el manejo de la

política económica. La atención de la deuda externa, a cargo del Sector Público y existencia de superávits comerciales generados por el Sector Privado, plantearon

muy agudamente las dificultades fiscales para la compra de los excedentes de

divisas. Para obtener esos fondos el Sector Público debió aumentar su superávit o

financiarse vía emisión 0 colocación de deuda pública interna o incurrir en

atrasos en los compromisos externos. Cada una de estas alternativas tenía

dificultades y efectos no deseados. Estos desequilibrios macroeconómicos

generaron una permanente incertidumbre, que deterioró los procesos de inversión

e impulsó una marcada “fuga de capitales”.

En el período se destacaron tres programas económicos: el Plan Austral, el Plan

Primavera y el Bunge y Born. Todos ellos compartieron el objetivo de incorporar

medidas que implicaran -junto con la obtención de resultados superavitarios en la

balanza comercial- un mayor control de la demanda agregada nominal, una

corrección de los precios relativos e intentos de orientar el proceso de formación

de las expectativas.

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