Chica solitaria

Les hablare de una chica tan peculiar que ni su cuento empezaría con el típico había una vez..

De una gran ciudad, elegante, alta, delgada, con unos ojos negros, negros como esa oscuridad que se puede ver antes del amanecer, y unos labios rojos como esas fresas que tanto le gustan comer.

Es una chica solitaria, que odia estar en contacto con la gente, esa gente que al mirar se le puede ver el vacio de su corazón en sus ojos, el hecho de conocer nueva gente le molesta, ya está cansada de los mismo chicos y chicas hijos de gente adinerada que lo único que tienen en su mente es el signo pesos.

Pero no se lleva tan mal con todos ella congenia de maravilla con el señor Luis, sí, es su gato, un gato bastante extraño pues generalmente estos son de un amor ingrato, pero él, él la ama tanto como ella a él.

Era igual o aun más fiel que un perro, la acompañaba a pintar, una vez al mes se bañaban juntos, dormían juntos, literalmente comían juntos y en esas raras ocasiones cuando ella salía él iba a su lado tan leal como siempre, hasta para los eventos de categoría ella peinaba al señor Luis y acomodaba un corbatín en su cuello, lucía más elegante que muchos de los invitados.

Vivian juntos en un gran apartamento regalo de su padre adinerado, el típico que cree que las cosas materiales podrían comprar el cariño de carolina, llena de lujos y montones de ropa, regalo de su madre que frecuentemente se pregunta el porqué su hija no era sociable, no sale, no le gustan las fiestas.

‘’ si yo tuviera tus piernas y tu juventud no estaría encerrada en un cuarto metiendo la nariz en libro’’

Su madre era una ex porrista que aun no supera el hecho de que su juventud se fue y su hija ahora era hermosa, esa señora quiere que ella sea igual, una linda chica que no piensa en nada más que verse bonita para agradarle a los chicos.

Carolina mientras no lee libros, dibuja rostros o practica guitarra, ella es muy modesta tienen tantos dones, aún no entiendo el porqué alguien como ella se pudo fijar en mi, ella dice que le encanta mi sonrisa y mi cabello rubio, que mis ojos azules le aceleran el corazón *suelta una risa de pena* aun recuerdo la primera vez que mis ojos vieron esa hermosa carita.

Estaba visitando a mis padres, ellos tienen una linda casa cerca al mar esa noche había una feria las impacientes de mis primas me llevaron a rastras..

Y ahí justo en la fila de la rueda de la fortuna un grupo de chicas le pedían a su amiga que no se marchara que por favor disfrutara solo de ese juego y luego se irían, un vestido azul cielo y una cinta blanca en su cabello.

Intente acercarme tan rápido como puede cada vez que daba un paso mi corazón salía por mi pecho con tanta fuerza que dolía, no dejaría pasar esa oportunidad la posibilidad de que vuelva a sentir esto por alguien es una en un millón, sin siquiera hablarle ya sentía que le pertenecía, cada centímetro de mi cuerpo temblaba, no esperaba conseguir nada de ella pero yo si estaba dispuesto a darlo todo.

Estaba tan metido en mi cabeza intentando controlan esas sensaciones que olvide parar y no vi el tractor que venía pasando, perdí la razón por unos segundo y luego me vi en el suelo con mi cabeza en las rodillas de una mujer.

-¿Siente mucho dolor? ¿Qué le duele? Llamen una ambulancia por favor.

No fui de capaz de responder, me avergüenza admitirlo pero yo era un galán, el chico malo que le gustaba a todas, chica que quisiera tener la conseguía con mucha palabrería, pero, pero cómo es posible que ella me quitara el aliento, esos ojos clavados en mi, aceleraban mi corazón aun mas sentía que iba a morir o bueno que ya estaba muerto pues la belleza de carolina queda corta al compararse con la de un ángel. La observo me parece perfecta, al menos para mí. Por eso también la siento lejos.

-¿estoy muerto

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