ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Claves Para El Desarrollo Creativo Personal

burocrata1323 de Octubre de 2012

10.750 Palabras (43 Páginas)662 Visitas

Página 1 de 43

Claves para el desarrollo de la Creatividad personal

F. Javier Corbalán Berná

Universidad de Murcia

VII Premio Internacional TEA Ediciones 2003

Programa CREA

Cuántas veces nos hemos maravillado por encontrar una respuesta inesperada a un problema que nos preocupaba... Sin mediar más que un hágase, estaba listo en su justa medida y proporción, y además, funcionaba...

Cuántas veces también nos hemos maravillado ante la destreza de un niño por encontrar una salida aceptable a una situación imposible. O una verbalización tal que pone en conflicto las normativas más establecidas de lenguaje y de gramática.

Cuántas otras veces, hemos quedado admirados ante una obra de arte, ante una acrobacia que desafía las más elementales leyes de la gravedad, o ante una salida temperamental que con poco riesgo arregla marcados desatinos.

Cuántas, cuántas veces nos ha sorprendido la simplicidad de un mecanismo al que aún no habíamos logrado ni imaginar, o quedamos turbados ante un cuestionamiento interesante que pone en crisis sistemas anteriormente bien fundados...

Y tantas otras muchas veces nos hemos contemplado, perplejos, de nuestra astucia, agudeza y sensibilidad para encontrar una salida allí donde el resto encontraba solo dificultades... y tantas veces también hemos sido generosos (tal vez con un algo de envidia encubierta) para reconocer a los demás ese toque de genialidad oportuna.

Las interjecciones ¡es genial! o ¡que creativo!, surgen espontáneas, modifican el espíritu y llenan el ambiente de una sensación que Csikszentmihalyi apodaría como fluir mental!!!, convirtiéndonos, al menos por unos instantes, en ‘una persona especial’.

Pero este dominio interior no siempre es así... ni los notables creativos ni los humildes sabedores de este poder pueden hacer gala de una presencia destacada en todos los momentos de su vida ni en todas las áreas. Tal vez es posible, y solo tal vez, cuando simultáneamente se hacen presente en un tiempo y un espacio determinado las juguetonas variables intervinientes; es entonces que la luz, más que el calor, ilumina la escena y el genio creativo, la obra, la manifestación, se expresan en toda su presencia y poder.

La pregunta: ¿qué lo hace ser así al fenómeno de creación, tan potente y atrevido? Respuestas sencillas muestran caminos ingenuamente mágicos, que dan por contestación: un don divino, es heredado, es genético, su padre era así, está tocado por la varita fantástica... Si bien algo o mucho de estos componentes pueden darse asociados, lo que seguro no faltan son el conocimiento sobre un tema y asuntos relacionados, la oportunidad con su cara más atrayente de necesidad y un reconocimiento inmediato o tardío sobre la conveniencia de comenzar a transitar por un nuevo rumbo.

Entendida así la creación deja de ser un patrimonio personal únicamente y desde su inicio tiene fuertes relaciones con el tema de que se trate y con la aceptación social de que la propuesta es una mejor perspectiva de satisfacer un requerimiento de supervivencia, o relacionado con el arte, lo estético, lo bello y lo plástico; con la ciencia, con el placer o con formas de hacer distintas… Así, tanto saber como oportunidad deben encontrar la persona creativa donde eclosionar.

En tal caso, ¿qué marca la diferencia entre el creativo experto y el ocasional aficionado? A nuestro entender la principal diferencia está en la frecuencia con que uno y otro hacen uso de alternativas creativas en el comportamiento existencial. Para el primero es una forma de vida y busca la oportunidad para mostrar ‘algo imaginativo’; para la mayoría silenciosa es un camino pocas veces transitado conscientemente.

También caracterizan al experto creativo la mayor variedad y profundidad de intereses que es capaz de mantener vigentes y actualizados; su incesante búsqueda de los aspectos paradójicos en lo que ocurre y de aquello que en circunstancias similares no se confirma; tienen una manifiesta incontinencia por preguntar y preguntar aunque las respuestas le sean esquivas la más de las veces, su pasión está en hacerle un amague a lo desconocido en el deseo de encontrarlo -a lo desconocido- con la guardia baja y así poder asaltar la fortaleza en busca de lo ocurrente, de lo singular, de lo bello… Por contraste, los menos calificados derrochan sus esfuerzos en el cotidiano devenir sin intuir casi otras alternativas. Lo rutinario embota sus sentimientos y sus vidas, restringiendo significativamente no solo la pasión por el uso sino, además, el uso espontáneo de estas potencialidades.

Una tercera cuestión, que puede mencionarse como distintiva entre ambas categorías, tiene que ver con una cualidad de la personalidad identificada como la toma de fuerza del chasco. Casi nada [1] en el mundo guarda tanta energía potencial para un creativo como no haber dado en la tecla adecuada al intentar una pregunta, al proponer una solución o en la interpretación de un fenómeno físico, social, estético o cultural… El fracaso inicial es el principal motivo para unos y sume en el desaliento a los menos preparados.

¿Qué identifica a unos y otros? Podríamos acordar en que son los procedimientos lo que tienen en común los esfuerzos y los resultados tanto de los creativos como de aquellos que lo son menos. Así este nuevo elemento potencia la idea de que ser creativo es una cuestión de grado, de nivel de asociación con algo definido como prototipo de persona creativa.

Y como vemos, los procedimientos están asociados a la persona, al tema de que se trate y también a que la gente reconozca como especial y sorpresivo el resultado obtenido.

Es todavía una cuestión abierta y agregan complejidad al tratamiento del tema de la creatividad aspectos como la presión publicitaria, en el sentido de lograr la penetración en el mercado de tal o cual producto o personaje al que se hace famoso por un exiguo tiempo, o que adquiere notoriedad en poblaciones especificadas, que logra reconocimiento y aclamación por multitudes y por tiempos considerables, pero terminada su visibilidad desaparecen del escenario dejando tras de sí menos vestigio que los leves aleteos de una mariposa. En cambio otros se convierten y convierten sus obras en tradición o en clásicas.

1.- El concepto de creatividad

¿Cómo definir, entonces, la creatividad? Ya resulta delicado distinguirla de conceptos como genialidad, superdotación o arte; comprometido situarla en un marco neurofisiológico; inviable discernir si ubicarla en la personalidad o en la inteligencia. Pero definirla, describirla, es como pedir al agua que haga de cauce.

En principio, como dice Boden (1991, p.51), tenemos definiciones operativas de la creatividad, pero no una definición conceptual. Es decir, estamos en una situación similar a la del descubrimiento de la electricidad: nadie sabía qué era aquello, pero se tenía una clara experiencia de su descarga. Probablemente hemos de tener mucha paciencia con el problema de la definición conceptual de la creatividad. Parece tratarse de un problema similar al que existe en la Psicología sobre la definición de la inteligencia. Durante muchos años los psicólogos se han estrellado tratando de dar una definición que conceptualizara el fenómeno de la inteligencia: en 1921 y en 1986 se celebraron dos estentóreos simposios mundiales sobre el tema que sirvieron para comprobar la imposibilidad de la definición. Hoy día se abre camino la postura de, al menos por ahora, reconocer a la inteligencia como un concepto primitivo, no definido ni definible, pero que encuentra significación en las teorías y a su vez hace posible la definición de los demás conceptos de las mismas. Un planteamiento que no es ajeno al resto de las ciencias.

Parece bastante claro que hay que adoptar el mismo planteamiento para la creatividad. Probablemente nos imposibilita la definición conceptual la enorme complejidad del concepto. Como afirman Runco y Sakamoto (1999, p.62), “La creatividad se encuentra entre las más complejas conductas humanas. Parece estar influida por una amplia serie de experiencias evolutivas, sociales y educativas, y se manifiesta de maneras diferentes en una diversidad de campos”. Es, por tanto, necesario romper con la idea de que la creatividad es un rasgo simple e interior del sujeto (aunque esto nos facilitaría una relativamente fácil definición de la creatividad). No es un rasgo simple porque, por un lado tiene que ver con muchos rasgos del sujeto: el estudio del individuo creador supone el estudio de su mente y su personalidad, los procesos cognitivos que en él se realizan, su mundo afectivo y motivacional: de manera que considerada la creatividad como rasgo es necesariamente un rasgo muy complejo, lo que técnicamente consideraríamos como un factor de orden superior. Pero además, es cierto que no podemos comprender al sujeto si nos limitamos al estudio aislado de su interior: los individuos humanos no existen como islas en el espacio, sino en una esencial interacción de sistema abierto con los demás sistemas, en transacción imprescindible con el contexto. No se puede hoy día comprender la conducta del individuo sin el análisis de la interacción con su entorno (ambiente general, grupo social e influencias sociales y culturales que recibe y con las que interacciona). El resultado es que lo que llamamos “creatividad” es un fenómeno de tal manera complejo que algunos optan por describirla no como un rasgo sino como un síndrome (es decir, un conjunto de síntomas), o esencialmente un

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (71 Kb)
Leer 42 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com