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Comida Chatarra En Chile


Enviado por   •  2 de Mayo de 2014  •  2.559 Palabras (11 Páginas)  •  342 Visitas

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Realidad en Chile

Miden unos 20 centímetros de diámetro. Llevan una sopaipilla, vienesas partidas, tomate picado, chucrut y otra sopaipilla. Además, se les agrega palta, mayonesa, mostaza y kétchup. Cuestan $ 800 y, gracias a la fiel clientela de universitarios y trabajadores que corren de un lugar a otro, algunos carritos callejeros llegan a vender hasta 40 de estos “sopaipletos” al día.

Es una de las más recientes y populares invenciones de la comida callejera al paso y una de las primeras opciones para comer rico, barato y rápido que adoptan muchos chilenos que deben almorzar a toda carrera para llegar a una reunión o terminar ese informe que su jefe les está pidiendo para ayer. Eso sin contar las hamburguesas triples con queso o pizza de los malls que siguen siendo bastante populares.

La predilección por la comida rápida abarca a gran parte de los chilenos y se refleja en las ganancias que, según las empresas del sector, llegan a US$ 250 millones al año. A eso se suman tentaciones como galletas, papas fritas envasadas y otros snacks que abundan en kioscos (datos de Euro monitor indican que este mercado en Chile llega a US$ 437,4 millones anuales). De hecho, según la Encuesta Chile Saludable de 2012, el 40% de la población dice comer regularmente comida chatarra, definida por el diccionario del doctor estadounidense Joseph Segen como aquella “baja en nutrientes esenciales y alta en sal (papas fritas), carbohidratos refinados (dulces, bebidas) y grasas saturadas (chocolates, pasteles)”.

En este alto consumo inciden factores como que menos de la mitad de los chilenos tiene horarios establecidos para comer (49%) y el 42% posee el hábito de “picotear” galletas y otros productos entre comidas (según un estudio de la U. de Talca, en promedio dedicamos sólo 30 minutos a almorzar). Ni siquiera los universitarios se escapan: en un estudio del Instituto Profesional ENAC, 23% admite almorzar comida chatarra, como papas fritas o sopaipillas.

¿Alguna vez se ha preguntado por qué al pensar qué comer, lo primero que se nos viene a la cabeza es una bolsa de papas fritas o una pizza? ¿Cuál es la explicación de toda esta dinámica de tentación casi irresistible? Ahora que volvió la acelerada rutina diaria y cuando quedan semanas para que entre en vigencia la ley de etiquetado -que obligará a que cada alimento especifique si es “alto” en azúcar, sal o grasa, un nuevo libro plantea algunas respuestas. Escrito por Michael Moss, reportero de New York Times y ganador del Pulitzer, Sal, azúcar, grasa: cómo los gigantes de la comida nos sedujeron (US$ 15,4 en Amazon) revela cómo la industria alimentaria usa la ciencia para entender cómo nos seduce la comida y lograr que sea más atractiva.

Tras entrevistar por cuatro años a ejecutivos y científicos de diversas compañías como Pepsi, Unilever y Nestlé, Moss establece que muchas de sus estrategias se centran en lo que él llama una “trinidad perniciosa”: el aprovechamiento de la sal, el azúcar y la grasa. Modificaciones microscópicas, estudios mecánicos de la boca e, incluso, el uso de imágenes cerebrales son algunos de los trucos que él identifica.

Los inventores de la comida procesada consideran su trabajo como ‘ingeniería’, porque involucra mucho tiempo de investigación en laboratorio y matemáticas. Por ejemplo, cuando el sicólogo experimental Howard Moskowitz, una leyenda en la industria, diseñó un nuevo sabor para Dr. Pepper, probó 61 fórmulas distintas y las sometió a 3.904 pruebas de sabor entre consumidores. Luego aplicó análisis matemático para lograr una mezcla que fuera un éxito seguro”, señaló Moss a Publisher’s Weekly.

El libro llega en un momento en que la mala alimentación es considerada junto al sedentarismo (87% en Chile, según el Instituto Nacional del Deporte) como uno de los grandes responsables de los altos índices de sobrepeso en el país: 25% de la población es obesa y enfrenta riesgo de cáncer de colon y accidentes cardiovasculares. Además, un informe de la Cámara Nacional de Comercio señala que sólo en 2012 se abrieron en el país 121 nuevos locales de comida rápida, 86 de ellos en regiones.

“Lo que hoy sabemos es que, como animales, nuestros paladares disfrutan de la sal, el azúcar y la grasa. De hecho, son centrales en muchas comidas que necesitamos para sobrevivir. Pero aunque para mucha gente la supervivencia hoy ya no es la única motivación para comer, el cuerpo humano mantiene esos instintos para asegurarse de que sigamos vivos. Hoy el problema es cómo cambiamos nuestra conducta para ingerir sólo lo que necesitamos”, dice a Tendencias Connie Diekman, experta en nutrición de la U. de Washington en St. Louis y ex presidenta de la Academia Dietética de EE.UU.

Al consultar localmente a algunas de las empresas mencionadas por Moss, Pepsi señaló que su vocero no estaba en el país, por lo que no podía referirse al tema. Unilever indicó que su vocera de prensa tampoco estaba disponible, mientras Nestlé afirmó que no podía referirse a un libro que desconoce.

Costos y Enfermedades Asociados a la Obesidad

Coronariopatías e infarto de miocardio.

La obesidad incrementa el riesgo de enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca, falla cardiaca y muerte por infarto de miocardio.

Hipertensión arterial.

Las personas que presentan un sobrepeso del 20% o superior desarrollan hipertensión arterial con una frecuencia 10 veces mayor.

Hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia.

La obesidad conlleva al aumento de los niveles de colesterol y otras grasas en la sangre, lo que genera alteraciones coronarias e infartos de corazón.

Diabetes.

La obesidad se relaciona mucho con la diabetes tipo II o diabetes no insulinodependiente.

La intolerancia que presentan estas personas a la glucosa es proporcional a los años del paciente, duración de la obesidad e incremento de peso. Por ejemplo en personas que presentan un incremento de peso del 45% o superior el riesgo de diabetes se multiplica por 30.

Cálculos biliares o piedras de la vesícula biliar.

Más de 1/3 de mujeres de 45 años que presentan un sobrepeso del 100% padecen piedras en la vesícula biliar.

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