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Competencias Comunicativas


Enviado por   •  5 de Noviembre de 2013  •  1.832 Palabras (8 Páginas)  •  225 Visitas

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La cultura es el medio de comunicación del hombre y no existe ningún aspecto de la vida humana que no sea tratado por la cultura. Enmarca la personalidad de los miembros de una comunidad. Está muy relacionado con la manera como los individuos se expresan emocionalmente, la manera como piensan, como se mueven, como plantean y resuelven los problemas, como proyectan sus ciudades, como organizan sus transportes, y como, también, se estructuran y funcionan los sistemas económicos y políticos.

Sebastià Serrano

Al leer con detenimiento este fragmento, observo que Serrano propone una idea de lo que es la cultura, expresada en términos de la personalidad de los miembros de un colectivo y cómo esta los define en sus actitudes, emociones, pensamientos, su capacidad para resolver problemas; la manera como se organizan en sociedad. Se plantea a partir de esta noción la interrogante de si ese concepto de cultura es suficientemente válido para para que se establezca relación entre lenguaje, pensamiento y sociedad. Definitivamente esa relación es auténtica. Veamos porqué.

El hombre vive inmerso en un mundo cultural; modismos, ideas, pensamientos, modelos, esquemas, programas…todo devela cultura. Y esta innegablemente, nos permea en cada ámbito como grupo social. Esta cultura tiene múltiples facetas y diversas maneras de transmitirse, de revelarse, de hacerse presente; de ajustarse a los distintos escenarios. Ahora bien, en todo este contexto el lenguaje es el vehículo por excelencia del que se vale cada sujeto para comunicarse con el resto de sus pares, de transferir su cultura al mismo tiempo que va recibiendo del medio que lo rodea, y donde se encuentra inmerso, estableciendo redes de comunicación con base a sus competencias comunicativas.

Estas competencias serán tan efectivas en la medida que cada sujeto posea las herramientas requeridas para establecer un discurso coherente y ajustado al momento histórico que vive él y sus semejantes. Es difícil que podamos hablar de una comunicación efectiva entre personas que aun poseyendo las mismas características comunes, no tengan los mismos conocimientos sobre el tema del que se habla, no manejen la misma información sobre un problema planteado; incluso que los intereses y capacidad de respuesta sean disímiles.

De acuerdo a Vygotsky, citado en Silvestri (2002), el lenguaje mediatiza las funciones psicológicas del sujeto a través de sus herramientas y signos; por lo que es él (lenguaje) quien genera la conciencia como una construcción semiótica. El hombre mediante el lenguaje establece una relación consigo mismo y esa conciencia generada es el resultado de su historia y su cultura. Mijail Bajtin (op. cit) introduce en el siglo XX ciertas concepciones sobre el lenguaje, por lo demás relevantes en el enfoque sociogenético. Partiendo de las ideas de Vygotsky sobre cómo se forma la conciencia, Bajtin aporta la necesidad de considerar los procesos psicológicos de cada persona y logra así analizar cómo se relaciona el lenguaje y la mente. Esta conciencia funciona a manera de una biblioteca organizada, y la analogía me resulta pertinente. En ella vamos a encontrar la información categorizada y al alcance en el momento que necesitemos evocarla, pues los parámetros de organización son mucho más flexibles y diversos.

Este enfoque sociogenético se dirige a entender la mente como el producto de una construcción social. ¿Qué significa esto? Pues que todo lo que ocurre alrededor del individuo, en su contexto mediato e inmediato, determina inequívocamente sus procesos cognitivos. Ciertamente, la cultura no está desligada en ningún momento del proceso de aprendizaje de los sujetos. Pero no hablo de la cultura únicamente como el abanico de manifestaciones de orden artístico: el lenguaje es una de las manifestaciones más poderosas de la cultura del hombre. Nos dibuja su dimensión social, lo que rodea a la persona, alcances y capacidades, aptitudes y actitudes hacia los cambios progresivos que se suscitan a su alrededor.

En otras palabras, nuestra conciencia se va enriqueciendo en la medida que se van dando los eventos naturales del medio donde nos desarrollamos, influyendo en nuestro proceso comunicativo, ya que la comunicación no está divorciada de la cognición; todo lo contrario. Es tremendamente importante que interioricemos que todos los procesos cognitivos están relacionados con la formación de una base sustancial de nuestro vocabulario, léxico, de nuestra construcción verbal y escrita. En esa construcción escrita entran en juego el asunto de la fonetización, que transita por varios niveles como bien lo explicita Hache (2002). De allí vale la pena mencionar que ese complejo de formación de la sílaba para dar paso al fonema, va desde el nivel presilábico hasta el nivel alfabético. El autor menciona que debemos ser cuidadosos para no considerar que el conocimiento lingüístico y la reflexión metalingüística sean la misma cosa. El primero tiene que ver con el conocimiento que adquirimos en cuanto a los rasgos específicos de la escritura, mientras que el segundo está direccionado hacia la manera como cada uno de nosotros construye sus producciones escritas dependiendo de la forma en que manejamos y empleamos ese concepto de formación de la sílaba, bien arraigado en nuestro banco de memoria.

¿Es relevante este aporte? Definitivamente sí, porque es en la primera infancia cuando comienza a formarse el lenguaje escrito en el niño que con diagnósticos acertados podemos alcanzar mejores resultados en esta construcción de la lectoescritura. Con el transcurrir del tiempo, la formación de la conciencia que mencionábamos anteriormente será más enriquecedora y las competencias comunicativas de los sujetos más eficiente. Todo ello supone que la sociedad como organización deberá funcionar de manera sincrónica en el campo del lenguaje y de la comunicación, dejando atrás los anacronismos que solemos encontrar en nuestros días. Resulta paradójico que vivamos en la llamada era de las comunicaciones porque estamos imbuidos en las renombradas redes sociales, pero con importantes niveles de ineficiencia como inmigrantes digitales.

El dominio que tienen las personas

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