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Criminologia


Enviado por   •  15 de Febrero de 2014  •  2.737 Palabras (11 Páginas)  •  229 Visitas

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) Criminología:

La Criminología

La Criminología La Criminología es la ciencia empírica e interdisciplinaria que se ocupa del delito, del delincuente, de la víctima y del control social del comportamiento desviado.

Es "ciencia" porque aporta un núcleo de conocimientos verificados. Por su método empírico es una ciencia donde predomina la observación de la realidad, es "empírica" porque se basa en hechos, por su "objeto" se ocupa del delito, del delincuente, de la víctima y del control social.

2) Teoría del aprendizaje social:

La teoría del aprendizaje social o TAS es la teoría de que las personas aprenden nuevas conductas a través del refuerzo o castigo, o a través del aprendizaje observacional de los factores sociales de su entorno. Si las personas ven consecuencias deseables y positivas en la conducta observada, es más probable que la imiten, tomen como modelo y adopten.

Criminología

En el ámbito de la criminología, Ronald Akers y Robert Burgess (1966) desarrollaron una teoría del aprendizaje social para explicar la conducta delictiva al combinar las variables que alientan la delincuencia (por ejemplo, la presión social de los compañeros o iguales delincuentes) con las variables que la desalientan (por ejemplo, la reacción de los progenitores al descubrir la conducta delictiva en sus hijos).

Las primeras dos etapas las empleó Edwin Sutherland en su teoría de la asociación diferencial. El modelo de Sutherland de aprendizaje en un entorno social depende de los conflictos culturales entre las distintas facciones de una sociedad sobre quién tiene el poder de determinar qué es delictivo. Pero sus ideas fueron difíciles de poner en acción y medir cuantitativamente. Burgess, un sociólogo conductista, y Akers revisaron la teoría de Sutherland e incluyeron la idea del refuerzo, que aumenta o disminuye la fuerza de una conducta, y aplicaron los principios de la psicología operante, que sostiene que la conducta aparece en función de sus consecuencias, y que puede ser realmente mala en algunos casos (Pfohl, 1994).

El Funcionalismo había sido el paradigma dominante, pero en la década de 1960 hubo un cambio hacia las teorías del control social, la criminología de conflictos y la teoría del etiquetamiento, que intentaban explicar el emergente y más radical entorno social. Además, las personas creían que podían observar la conducta y ver el proceso del aprendizaje social. Por ejemplo, los progenitores observaban a sus propios hijos y veían la influencia de otros niños en los suyos propios: podían también ver qué clase de efecto tenían en sus propios hijos: en otras palabras, los procesos de asociación diferencial y refuerzo. Los partidos políticos conservadores abogaban por un incremento de las penas, lo que se traducía en condenas más largas para los condenados, y ayuda a explicar el auge de la población penitenciaria que tuvo lugar a comienzos de la década de 1970 (Livingston, 1996).

Al contrario que la prevención de crimen situacional, la teoría ignora la naturaleza oportunística del crimen (Jeffery, 1990: 261-2). Para aprender, uno debe primero observar la conducta criminal, pero la teoría no considera dónde se aprendió la conducta. Sí explica cómo se "transmite" la conducta criminal de una persona a un animal, lo que ayuda a explicar el incremento en los tipos de crímenes, pero no contempla cómo se pueden prevenir las actuaciones criminales (Jeffery, 1990: 252), aunque puede entenderse que los procesos de conductas de aprendizaje pueden modificarse.

Existe además un problema concreto. Lo que puede ser un refuerzo para una persona puede no serlo para otra. Adicionalmente, los refuerzos pueden ser sociales, implicando atención y conducta entre más de una persona, y no sociales, que no implicarían esta interacción (Burgess & Akers: 1966). La teoría del aprendizaje social se ha empleado en programas de mentoring que deberían, en teoría, prevenir la conducta criminal futura. La idea tras estos programas es que un adulto se empareje con un niño, que supuestamente aprende de la conducta del adulto y es reforzado positivamente por su buena conducta (Jones-Brown, 1997). En un aula, un profesor puede emplear la teoría mediante el cambio de sitios para emparejar a un niño que se comporta bien con otro que no lo hace, pero el resultado puede ser que el niño que se comporta bien empiece a comportarse muy mal.

4) Roberto Pettinato, oficial de carrera, director nacional

El primer titular de la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal fue, a la vez, el primer inspector general surgido de la institución y ejerció la conducción desde el 8 de enero de 1947 al 30 de setiembre de 1955.

Pettinato logró que lo escucharan en los máximos estamentos del gobierno nacional de la época. Ese acceso directo, desconocido hasta su conducción por los penitenciarios federales y no igualado por quienes lo siguieron, fue utilizado fructíferamente por este Director Nacional para otorgar a la institución de una entidad que no tenía y los tiempos le demandaban.

Atenuó los regímenes de detención del sistema, fundamentalmente el de la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras, y apuntó a los cambios sensibles que apuntalaron la imagen institucional.

Durante su gestión se cerró definitivamente el “Presidio del Fin del Mundo” en Ushuaia. Pettinato también eliminó los pesados y oprobiosos grilletes como elemento de sujeción de los detenidos. Además, terminó con los clásicos “trajes de presos” a rayas.

La conducción de Roberto Pettinato dejó una marca indeleble en la historia del Servicio Penitenciario Federal actuando con una premisa: procurar la paulatina mejora de la convivencia en las unidades de detención entre los detenidos y entre éstos y el personal.

Tan fuerte es esa marca que, de nuevo Aftalión y Alfonsín, con coincidencia de García Basalo, fijan el comienzo de la tercera etapa de la historia carcelaria argentina, el Período de Reafirmación Progresista de la ley 11.833, precisamente en 1947 cuando asume Pettinato.

Explican los autores que caracterizó a este período el poner en práctica el espíritu y doctrina establecida por la 11.833, lo que se traduce sintéticamente en enfatizar decididamente los principios correccionales y humanistas planteados por esa norma. Y el Director Nacional del Servicio Penitenciario Federal, fue el ejecutor de tamaño cambio.

Esa visión e ímpetu para producir

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