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Crítica Al Modelo De Malthus


Enviado por   •  23 de Octubre de 2013  •  3.682 Palabras (15 Páginas)  •  418 Visitas

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Crítica a Malthus

La teoría de Malthus está hoy completamente refutada por economistas y sociólogos de las más distintas escuelas, y, sobre todo, por los hechos.

En primer lugar, la estadística prueba que no es cierto que la población crezca en progresión geométrica. La población de Europa sólo se elevó en el siglo XIX de 1725 a 360.000.000 de habitantes. La misma escuela positiva, por boca de Spencer, cree que en el porvenir es de esperar un decrecimiento de población, en lugar de un aumento de la misma, como consecuencia del incremento de la individuación, característica de la civilización moderna, que produce una disminución de fuerza nerviosa, y una atenuación, por tanto, de la fecundidad de la especie humana.

Tampoco la proporción aritmética de las subsistencias ha resultado comprobada, sino que, por el contrario, han crecido en una proporción mucho mayor, y los nuevos territorios ocupados y los descubrimientos técnicos y químicos prometen casi inagotables recursos para el porvenir. En Francia, 32 millones de habitantes recolectaron, en 1820, 50.000.000 de hectolitros de trigo, y 38.250.000 habitantes recolectaron, en 1890, más de 100.000.000 de hectolitros.

Por otra parte, Malthus no tuvo en cuenta el aumento de la capacidad industrial del hombre, merced a la cual puede un individuo quintuplicar y hasta decuplicar la potencia industrial de su padre. El ejemplo de los Estados Unidos, donde la población se doblaba cada veinticinco o treinta años, sin que [573] los productos agrícolas escaseasen, vino también a deponer en contra de la doctrina de Malthus, y basándose en ello, proclamó Enrique Carey la doctrina opuesta, de que la densidad creciente de la población equivale a una facilidad creciente de producción, tesis en apoyo de la cual se alega: 1º Que la agricultura moderna tiene a su disposición capitales más considerables que nunca, y cultiva terrenos cada vez más fértiles, por lo que su producción aumenta en una proporción mucho más considerable que en progresión aritmética; 2º Que no ha de considerarse solamente la producción agrícola sino la producción en la cual aumenta con más rapidez que la población, y 3º Que cuantos más obreros hay, más se aumenta la producción y en mayor número se acumulan los capitales disponibles.

Por su parte, M. Cauwes, aceptando los argumentos de Carey, dice que la tendencia constante al exceso de población es inverosímil, y que los cambios internacionales alejan todo peligro de hambre (Précis d'Economie Politique, págs, 177 y sigs.), e Ives Guyot, fundándose en estadísticas y gráficos del movimiento de la población y de la riqueza en Francia, Inglaterra y Estados Unidos, llega a decir que los hechos formulan la ley de Malthus vuelta del revés, es decir, que la riqueza crece en progresión geométrica y la población en progresión aritmética (La Science Economique, París 1887, págs. 217 y sigs.). Por otra parte, hablando Berthelot de los progresos de la química, llega a prever, siquiera su visión tenga los caracteres de un sueño, que tales progresos suprimirán el problema de la existencia mediante el cultivo del suelo. «En principio, dice justificando su aserto, el problema de la fabricación de las substancias alimenticias está ya resuelto, la síntesis de las grasas y los aceites está realizada hace cuarenta años: la de los azúcares e hidratos de carbono se ha realizado en nuestros días, y la de los cuerpos azoados no está lejos de nosotros... Día llegará en que todos y cada uno llevarán consigo para alimentarse su pequeña tableta de materia azoada, su trozo de grasa, fécula o azúcar, todo producido económicamente por nuestras fábricas, y todo ello independiente de los acontecimientos, de la lluvia o de la sequía... todo, en fin, exento de microbios patógenos.» (Discurso pronunciado en la Academia de Ciencias de París el 5 de Abril de 1894, y publicado en Le Temps del 7 de Abril de mismo año).

Para que nada quede de las doctrinas de Malthus, los socialistas modernos sostienen que la causa de la miseria no es la población, sino la actual organización económica. Así lo reconoce Bebel, quien añade que a la hora presente y por mucho tiempo todavía, lejos de haber exceso de hombres no existen bastantes en Europa para alcanzar una completa civilización, y que en cuanto a las otras partes del mundo, los países más fecundos y fértiles se hallan hoy completamente incultos o poco menos, porque su roturación exige masas colonizadoras de millares de brazos (La mujer ante el socialismo, traducción española de doña E. Pardo Bazán, Madrid, págs. 293 y sigs.); y hasta Darwin, cuya teoría de la selección fue, según él mismo asegura, sugerida por la doctrina de Malthus, considera que el exceso de población en lugar de ser funesto es beneficioso, pues gracias a él se realiza la selección natural que es el elemento del progreso.

Nada tiene, pues, de extraño, que exista hoy una poderosa corriente antimalthusiana, y que Oppenheimer llegue a estas conclusiones: 1ª La producción tiende a exceder a la población; 2ª El aumento de población es causa de riqueza, y 3ª La miseria es independiente de la cuestión demográfica (Das Bevolkerungsgesetz des Malthus und der neuerer National oekonomie; Darstellung und Critik, Berlín 1901).

La verdadera solución está entre las dos teorías extremas, y no es ecléctica sino armónica. Tan cierto es que la población no aumenta sino con lentitud, como que en el trabajo agrícola los progresos son lentos y difíciles, de tal manera, que siguen el movimiento aumentativo de la población, pero ordinariamente no le adelantan. Se ve en esto un orden providencial. Tan ilusorio es suponer que el hombre por más trabajo que emplee habrá de verse condenado a la miseria (pesimismo económico), como que los productos de la industria agrícola llegarán a ser indefinidos y la vida fácil y dulce para el mayor número de los humanos (optimismo). Los pueblos necesitan trabajar para subsistir, y si trabajan con trabajo constante y fecundo, la población, aunque sea abundante, vivirá con desahogo; mas si el trabajo se abandona, la miseria hará su aparición, aunque la población no sea abundante, siendo muy de observar que los pueblos en decadencia se lamentan de la falta de brazos, por virtud de la cual no pueden proveer a su subsistencia. La fórmula divina replete terram et subiicite eam, continúa siendo la solución de la cuestión. El supremo mal no es la pobreza, sino el desorden moral; en muchos casos la pobreza es aguijón del genio y muchos inventos han tenido su origen en la necesidad. La restricción legal del matrimonio no resuelve la cuestión, pues sólo produce un mayor número de uniones ilegítimas y un aumento de la prostitución, como ocurrió en Baviera,

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