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Cultura De Creatividad


Enviado por   •  18 de Febrero de 2014  •  7.362 Palabras (30 Páginas)  •  253 Visitas

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Hacia una cultura de la creatividad: un camino para los países pobres

Profesor Raúl Chávez Silva

Facultad de Educación y Humanidades

Universidad Alas Peruanas

Una joya bajo nuestros pies, o una corona sobre nuestra cabeza.

En el mundo moderno ya nadie duda ni pone en tela de juicio el valor inapreciable de la creatividad en el desarrollo humano. La turbulencia y complejidad de la vida económica y social, exigen cada vez respuestas más rápidas y eficientes para superar los problemas derivados de esta situación. Las organizaciones, cualquiera sea su naturaleza, saben que existe una sola respuesta para enfrentar el cambio y la incertidumbre: ¡creatividad!

Antiguamente los hombres pensaban, o al menos les hicieron creer, que la creatividad era patrimonio de alguna divinidad, quien, de vez en cuando, favorecía a determinados genios con una chispa de su poder: Einstein y da Vinci, entre otros, estarían entre los escogidos. Hoy la ciencia explica que la creatividad es inherente a la naturaleza del ser humano y es capaz de hacernos volar hacia las estrellas; pero, debido a las cadenas que nos imponen las creencias y costumbres de nuestra propia cultura, nos limitamos solo a mirarlas brillar desde el suelo.

Es increíble cómo esa poderosa e inigualable máquina de pensar que es el cerebro, sea víctima de la manía de obrar siempre de la misma manera y requiera del empuje de los estímulos del entorno para florecer. Pero parece que tiene que ser así: en esta vida nada se logra sin esfuerzo. Thomas Edinson, siendo un innovador excepcional, definió la creatividad como “un uno por ciento de inspiración y un 99 por ciento de transpiración”.

La creatividad es el camino que siguen los hombres y las organizaciones exitosas; es lo único que puede contribuir a darle valor al esfuerzo. Actualmente se ha reemplazado el concepto capital humano por talento humano, debido a la importancia que tiene este recurso en relación a los demás factores de la producción de bienes y servicios, calificativo que ha sido posible gracias al reconocimiento de que la creatividad es imprescindible para enfrentar con optimismo los retos del futuro, con la gran ventaja de que la tenemos formando parte del rico repertorio de capacidades que la naturaleza y la evolución nos ha dotado, y podemos hacer de ella el vehículo que nos permita sortear con seguridad los problemas derivados de un mundo permanentemente cambiante y altamente competitivo..

El cambio y la globalización inevitables

Los griegos fueron los primeros en descubrir que el mundo se rige por leyes que el hombre es incapaz de evitar, entre ellas, el cambio. Este es una fuerza constante que se pone en evidencia en la naturaleza evolutiva del universo y de los elementos que lo integran, dentro de los cuales la vida también se ve afectada. Ella misma es el resultado de aquel principio del que nada ni nadie puede escapar: todo cambia, todo se transforma, nada permanece igual e idéntico a sí mismo. Si el mundo permaneciera inmóvil seríamos como una imagen congelada en el tiempo; sin embargo, esto no es así, todo lo que existe tiene una historia que la ciencia se encarga de poner al descubierto. Lamentablemente, en la cultura occidental, de la que formamos parte, nos han metido en la cabeza la idea de que los estados de cosas que vivimos, entre ellos la pobreza y el atraso científico y tecnológico, son sagrados y dependen del destino, y que, por el contrario, debemos esforzarnos por mantenernos igual hasta que alguien superior a nosotros decida cambiarlos.

El cambio que se da en la naturaleza también ocurre en las realidades que el hombre ha construido, sean éstas económicas, sociales, políticas o de otro tipo. La historia humana tiene diferentes ritmos. En algunas ocasiones la vida marchó lenta, como en la Edad Media; en otras, suele dar violentos saltos como en la Revolución Industrial. Ahora existe el consenso de que nos encontramos inmersos en la Era del Conocimiento, en la cual el cambio se pone de manifiesto una vez más en toda la cultura planetaria. Sin embargo, en esta ocasión, éste se mueve a una increíble súper velocidad, que aquellos pueblos que no se atrevan a viajar a su lado, corren el riesgo de perder su pasaje en el jet de la historia o ser devorados por los más rápidos y poderosos.

El fenómeno de la globalización es una consecuencia del cambio, cuya aceleración y consolidación arrastra a los pueblos en desarrollo a inevitables y graves consecuencias. La globalización se parece a un pulpo gigante cuyos tentáculos se extienden hasta los últimos confines de la tierra y penetran en forma invisible las fronteras valiéndose de los extraordinarios adelantos de las tecnologías de la información. Ahora es imposible ocultar que la globalización es una de las formas de dominación de los países pobres, solo que en esta ocasión hay quienes la defienden y apoyan bajo la premisa de que es necesario participar de ella para no quedar rezagados mañana. ¿Qué hacer frente a esta situación? Siendo inevitables el cambio y la globalización, y, además, un freno en el crecimiento de los países pobres, se impone la necesidad de empujar el desarrollo de la creatividad en todos los niveles de la cultura de nuestros pueblos, para lo cual se requiere repensar las instituciones, en especial la educación, por el impacto que tiene ésta en la formación de nuevas actitudes y en el desarrollo de la capacidad creativa del pensamiento.

Dos aliados para la nueva cultura

La creatividad y el cambio son dos cosas diferentes pero no opuestas entre sí. La creatividad es una de las fuentes del cambio y es necesaria para resolver los problemas que la realidad natural y humana plantea a cada instante. El panorama mundial exige a los países pobres la construcción de una cultura creativa que sea capaz de responder oportunamente a las nuevas situaciones y de adelantarse a los cambios que se vienen en el largo plazo, como lo hacen las organizaciones de los países desarrollados, que invierten recursos en diseñar nuevos productos en función de las tendencias del mercado. Leonardo da Vince fue un ejemplo de cómo el cerebro humano es capaz de adelantarse al futuro. No todos tenemos la misma capacidad creativa que él, pero sí está demostrado que los cerebros normales pueden desarrollarla a límites insospechados si se les enseña convenientemente a interactuar con el entorno, es decir, con una cultura liberadora del espíritu del dios creativo que tenemos dentro de nosotros.

Alguien dijo que esta época exige danzar con el cambio. Yo diría que sí, pero siempre y cuando sea un baile alegre en donde

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