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De las naranjas a la evaluación


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2021  •  Ensayos  •  1.054 Palabras (5 Páginas)  •  63 Visitas

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Universidad Externado de Colombia

Maestría en Evaluación y Aseguramiento de la Calidad de la Educación

Fundamentos de evaluación. Promoción 15

Antonio Gallego Cubillos

De las naranjas a la evaluación.

Anterior a estos eventos de crisis mundial las palabras virus, vacunas, pandemia e incertidumbre pertenecían a escenarios fílmicos o de salones de ciencias naturales. En tiempos de antigua normalidad las palabras que inundaban el mercado de las noticias, el escenario político y económico de Colombia con P eran los relacionados con unicornios tecnológicos, economía de las ideas y la más confusa de todas, economía naranja. Pero ¿qué significan estos conceptos? -el autor del presente escrito ofrece excusas en la conceptualización de la economía naranja, para sus creadores dicho concepto aun es etéreo- La economía de las ideas, punto de partida de las naranjas, se basa en hacer dinero de las ideas, de las innovaciones y las patentes.  

 Actualmente las ideas y el conocimiento están por encima de activos económicos tales como el petróleo, el carbón, el oro y otros bienes de finita acumulación. Sánchez y Ríos (2011) afirman que “la inversión sostenida en educación, innovación y tecnología de la información conducirá a un aumento en la producción económica, dando lugar al crecimiento económico de las regiones. Es así, como en tiempo donde se agotan los recursos que movían las economías globales, las ideas y el conocimiento se convierten en un nuevo “recurso natural renovable” capaz de revolucionar y mover las economías del mundo.  

Ahora bien, si en la academia se gestan las ideas y conocimientos, se dotan a los sujetos con herramientas adecuadas para generar conocimiento productivo y dar respuesta a situaciones económicamente rentables ¿por qué no ver a la escuela como un producto remunerador, una inversión con altísima demanda y buenos rendimientos? Es evidente que esta pregunta es tan controversial como realista. A causa de ella, las escuelas y universidades son un rentable negocio. Se ven a estas instituciones como verdaderos centros de negocios en donde se mueves muchos servicios relacionados a la actividad “económica” educativa, servicios con un altísimo potencial lucrativo.

De manera análoga, se generan gastos y se tienen perdidas. Como resultado de esto, la industrialización educativa debe ser eficiente en sus procesos, mantener monitoreados los indicadores que le permiten garantizar la calidad en su quehacer y de esta manera conservarse vigentes y en la vanguardia del mercado escolar.

Lo anterior es para los puristas educativos un escándalo, un reflejo antinatural de la razón primaria de la escuela, la cual es en palabras de Jaramillo (2015) cumplir con los ideales de formación humana, pluralista, humanizadora y libre. En consecuencia, la escuela comprendida desde el preescolar hasta la formación posgradual de altísimo turmequé esta permeada por el sistema industrializado a merced del intercambio económico, cumpliendo con las reglas del libre mercado y del consumismo rampante. Los sujetos, acordes a sus posibilidades económicas, tiene la “libertad” de escoger y determinar para su descendencia y/o para sí mismos las instituciones educativas que les garanticen calidad educativa, calidad que es sustentada por estándares e indicadores que permiten validar o dar argumentos que respalden lo que la industria denomina procesos de calidad.

Hay que mencionar, además de la proliferación de instituciones de alta calidad, acreditadas y con sistemas que demuestran que todos sus procesos se desarrollan acordes a una norma, se observa el surgimiento de instituciones educativas que validan y homologan títulos, créditos y horas de estudio en instituciones internacionales. Ya no es suficiente formarse en instituciones acreditadas o con certificados de alta calidad ahora, se requieren instituciones que promuevan la multiculturalidad, la conectividad, el traslado y la multi lengua en sus procesos, por lo tanto, responde a las demandas del mercado laboral y las exigencias del modelo económico global.

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