Discurso Conflictos Laborales Entre Compañeros
eandresm12 de Abril de 2015
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Señor Coordinador de Taller, Señor supervisor de taller, estimados compañeros:
Sea esta la oportunidad para reflexionar sobre un problema que ha afectado a los seres humanos desde el inicio del trabajo mismo, reconocido por la diversidad infinita de pensamiento y de perspectivas de las personas, que como consecuencia lógica resultan en diferencias, y que a su vez originan los Conflictos Laborales entre compañeros de trabajo.
Iniciamos entonces, por conocer cuáles son los perfiles de comportamientos viciados más frecuentes en los escenarios laborales para evitar practicarlos; pero, que si de todos modos el descuido o cualquier otra causa nos hace ejecutarlos, seamos capaces de encontrar mecanismos pacíficos que nos permitan dirimir las diferencias, a saber:
Los que se cuelgan medallas con nuestras ideas: Son personas a quienes les falta preparación o capacidad para triunfar, pero que poseen un gran instinto de supervivencia. Se acercan a los profesionales brillantes buscando su amistad, aunque lo que realmente quieren es conseguir información.
Para evitar que nos roben ideas, cada vez que queramos presentar una deberemos comunicársela directamente a nuestro superior y a diferentes personas de nuestro equipo. Cuanta más gente esté informada mejor, así será más difícil que un ladrón de ideas se atribuya nuestros méritos.
Los que nos critican a nuestras espaldas: Lo mejor es hablar con ellos y averiguar qué es exactamente lo que andan diciendo de nosotros. Conviene tratarlos con firmeza, pero sin mostrar enfado porque quizá la información que nos ha llegado está distorsionada o, aunque sea cierta, si el otro detecta que ha tocado un punto sensible se cebará y seguirá atacándonos.
Si centra sus críticas en desprestigiarnos, deberemos utilizar los canales de comunicación habituales en la empresa (informes, comunicados, e-mail, etc.) para dejar constancia por escrito de que nosotros hacemos bien nuestro trabajo.
Los que nos pasan sus tareas: Tienen por costumbre endosar a sus compañeros tareas que no les interesan para nada o que constituyen una sobrecarga. Algunas lo hacen descaradamente, otras lo piden como un favor con tanta amabilidad de forma que si te niegas a ayudarles puedes hasta pensar que eres culpable. Pero todo tiene un límite.
No debemos sentirnos en la obligación de ayudarles, ni por amistad, ni por pena, ni por sentido del deber. Hay que dejar claro a esas personas que su tendencia a escurrir el bulto es egoísta y es un obstáculo para que nosotros podamos hacer el trabajo que realmente nos corresponde.
Los aprovechados: El consultor de empresas y escritor Wess Roberts los define como “personas adictas a utilizar los recursos de la empresa en beneficio propio (...). Suelen ser unos parásitos encantadores que se preocupan más de buscar lo que puedan conseguir de ti que de hacer algo por ti”
Hay que tener cuidado a la hora de denunciar su actitud porque son auténticos artistas del engaño y aun cuando realmente estén utilizando de forma ilícita los recursos de la empresa, pueden llegar a convencer a los jefes de que no es así. Pero tampoco hay que convertirse en sus cómplices. Lo mejor es mantenerse al margen.
Los hipersensibles y entrometidos: Son personas altruistas, preocupadas por el bienestar de todos, que dan mil vueltas a cuestiones insignificantes y se inmiscuyen indebidamente en asuntos que están fuera de su competencia. Cuanto menos sepan de nuestra vida privada y de nuestras responsabilidades, mejor, porque tienen tendencia a involucrarse en los asuntos personales y profesionales de los demás y a convertir detalles en grandes problemas.
Los hipersensibles son personas que necesitan ser escuchadas y a las que es bueno reconocer sus esfuerzos por contribuir a la mejora de la empresa, pero hay que hacerles ver la diferencia entre las cosas que se imaginan y las que
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