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Doctrina Destino Manifiesto


Enviado por   •  19 de Marzo de 2013  •  1.579 Palabras (7 Páginas)  •  2.023 Visitas

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octrina del destino manifiesto

Esta pintura (alrededor de 1872) pintada por John Gast, llamada El Progreso Estadounidense, es una representación alegórica del Destino Manifiesto. En la escena, una mujer angelical (a veces identificada como Columbia, una personificación del siglo XIX de Los Estados Unidos de América) lleva la luz de la civilización hacia el oeste junto a los colonizadores, tendiendo líneas telegráficas y líneas de ferrocarril mientras viaja. Los amerindios y animales salvajes huyen en la oscuridad del «incivilizado» Oeste.

La doctrina del Destino manifiesto (en inglés, Manifest Destiny) es una frase e idea que expresa la creencia en que Estados Unidos de América es una nación destinada a expandirse desde las costas del Atlántico hasta el Pacífico. Esta idea es también usada por los partidarios, para justificar, otras adquisiciones territoriales. Los partidarios de esta ideología creen que la expansión no sólo es buena sino también obvia (manifiesta) y certera (destino). Se le puede comparar con la teoría del Lebensraum que impulsaban los nazis para justificar su expansión hacia el este de Europa y Asia Central.

La frase pasó a convertirse con el tiempo en un cliché, teniendo una connotación ideológica y posteriormente, doctrinaria.

Índice [ocultar]

1 Origen de la expresión

2 Utilizaciones posteriores

3 Aceptación y rechazo de la tesis del Destino Manifiesto

4 Véase también

5 Referencias

6 Enlaces externos

[editar]Origen de la expresión

El origen del concepto del Destino Manifiesto se podría remontar desde la época en que comenzaron a habitar los primeros colonos y granjeros llegados desde Inglaterra y Escocia el territorio de lo que más tarde serían los Estados Unidos. En su mayoría profesaban los cultos puritano y protestante.

Una ministro puritana de nombre Sofi G, escribía en 1630:

Ninguna nación tiene el derecho de expulsar a otra, si no es por un designio especial del cielo como el que tuvieron los israelitas, a menos que los nativos obraran injustamente con ella. En este caso tendrán derecho a entablar, legalmente, una guerra con ellos así como a someterlos.

John L. O'Sullivan, dibujado en 1874, de joven fue un influyente columnista. Sin embargo hoy día es generalmente recordado por su uso de la frase «El Destino manifiesto» para defender la anexión de Texas y Oregón.

Para remitirse a orígenes de debates de apropiación territorial, como las que postula el Planisferio de Cantino, es posible extenderse a los orígenes del término Destino manifiesto. Aparece por primera vez en el artículo Diego del periodista John L. O'Sullivan, publicado en la revista Democratic Review de Nueva York, en el número de julio-agosto de 1845. En él se decía:

El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino.

La segunda interpretación de O'Sullivan de la frase, se dio en una columna aparecida en el New York Morning News, el 27 de diciembre de 1845, donde O'Sullivan refiriéndose a la disputa con Gran Bretaña por Oregón, sostuvo que:

Y esta demanda esta basada en el derecho de nuestro destino manifiesto a poseer todo el continente que nos ha dado la providencia para desarrollar nuestro gran cometido de libertad, y autogobierno.

[editar]Utilizaciones posteriores

El historiador William E. Weeks ha puesto de manifiesto la existencia de tres temas utilizados por los defensores del Destino Manifiesto:

La virtud de las instituciones y los ciudadanos de EE. UU.

La misión para extender estas instituciones, rehaciendo el mundo a imagen de los EE. UU.

La decisión de Dios de encomendar a los EE. UU. la consecución de esa misión.

La descripción del presidente Abraham Lincoln de los Estados Unidos como «la última y mejor esperanza sobre la faz de la Tierra» es una expresión muy conocida de esta idea. Lincoln era un puritano, y gran conocedor de los preceptos bíblicos, sus discursos eran casi salmos de un carácter muy convincente para los congresistas de la naciente república unificada[cita requerida].

A partir de este supuesto los Estados Unidos, anexan los territorio de Texas (1840), California (1845) e invaden México (1846), en lo que sería la guerra México-Estados Unidos. Como consecuencia, los Estados Unidos se apropian de Colorado, Arizona, Nuevo México, Nevada, Utah y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma, en total 2 millones 100 mil kilómetros cuadrados –el 55% del territorio mexicano de entonces– lo que se dio en llamar «la Cesión Mexicana». A cambio, los Estados Unidos se comprometieron a pagar 15 millones de dólares. [1]

Después,

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