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EDUCACION PARA EL TRABAJO


Enviado por   •  4 de Mayo de 2013  •  2.211 Palabras (9 Páginas)  •  431 Visitas

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BASES TEORICAS DE LA EDUCACION PARA EL TRABAJO

Lic. Yanett Polanco Borges.

INTRODUCCION

A nadie escapa que el problema relativo a la importancia de la Educación para el trabajo en la vida del país trasciende de la connotación meramente económica. El trabajo, entendido como la más importante de las actividades humanas, responde no solo a vitales necesidades de Subsistencia, sino también de sociabilidad, de expresión del hombre y de autorrealización personal y profesional.

La Educación para el Trabajo fundamentada en una visión integradora del trabajó, patentiza lo económico pero sobre todo, se refiere a las necesidades de modelar un comportamiento colectivo que permita en breve plazo contar con una juventud dispuesta a brindarse con entereza a la construcción de un gran país.

Conformar el marco teórico de esta área del conocimiento exige ser reflexivamente crítico en torno a las conveniencias nacionales, estar ubicado en cuanto a su prospección en el tiempo y a no descuidar su viabilidad en términos de presente.

Vale la pena, ahondar en las raíces teóricas de esta Educación para el Trabajo, con el propósito de conocer las motivaciones de fondo que sustentan de manera integral y ecléctica de esta área y que se presenta como un ideal, una utopía que es al mismo tiempo reflejo de realidades existentes, esperanza de un futuro mejor y fuente generadora de acciones que conduzcan a una

Auténtica renovación en su ámbito. Insignes maestros como Simón Rodríguez y Cecilio Acosta consideraban al trabajo "como un medio privilegiado para formar ciudadanos y tener repúblicas estables y prósperas" (Cf. Pérez- Esclarín, A. Simón Rodríguez, Un apasionado de la Educación).

I. DIMENSION ANTROPOLOGICA DE LA EDUCACION PARA EL TRABAJO

El trabajo constituye una experiencia fundamental de la experiencia humana. Ha producido éxitos y fracasos pero, sobre todo a modelado las personas y la sociedad, en su carácter externo sino con mayor énfasis en su carácter interno, íntimo, donde el hombre elabora el sentido de la existencia.

En torno al trabajo se asumen fuerzas diversas que con variadas intenciones concurren en el mejor de los casos, a una visión plena y a un desarrollo total de sus potencialidades.

Un aspecto que surge con fuerza de la historia es que el trabajo ha pasado de fenómeno

individual en función del propio sustento a la categoría de "cultura". No sólo porque los

trabajadores han desarrollado una conciencia colectiva que se expresa en movimientos,

Acciones y hechos que tienden a crear una sociedad diversa en la cual se destaca la solidaridad, la humanización del trabajo, el protagonismo del pueblo como conjunto que forman comunidad política, sino sobre todo porque el trabajo ha permitido nacer nuevos modelos culturales: conocimientos renovadores, áreas de desarrollo personal, actitudes ante la vida y comportamientos sociales, ideales comunes, praxis política. Todo esto ha originado una forma de convivencia en que la creación y la actividad productiva es el norte del ser humano, crea energía social fundamentado en una solidaridad universal por encima de fronteras nacionales, es factor de humanización y lugar de encuentro de integración.

En el mundo del trabajo predomina hoy una interpretación de la realidad histórica basada en la "pretensión" del hombre de existir sobre la base de su propio juicio, de la propia fuerza y de la propia responsabilidad. Guardini (1.968; 160), al respecto dice: "El hombre ha tomado sobre sus hombros la empresa de existir absolutamente, sin ser el mismo absoluto".

Sobre esta ideología del hombre-praxis, el trabajador queda reducido a simple engranaje de los cambios socio-económicos.

En la perspectiva de la concepción humanista, se hace indispensable la relación entre Educación y trabajo, ya que es a través del trabajo que el ser humano proyecta a su ser, como persona, sus sentimientos. El trabajó no es un apéndice del hombre, es su forma de ser y de vivir; con el trabajo se realiza como persona. Valcarcer (1.973; 285) ratifica la posición al expresar: "El trabajo es una expresión vital y al mismo tiempo una manera de leer la propia vida". El trabajo es pues un componente fundamental del entero proceso formativo.

La Educación para el Trabajo busca, asegurar en el futuro una progresiva toma de conciencia de su propia identidad personal y de sus propias capacidades, una progresiva conciencia critica de las conquistas de la civilización tecnológica, una creciente adaptación de las necesidades cognoscitivas y operativas de las personas a las exigencias de profesionalización del propio entorno socio-cultural, una mejor adaptación en la vida en sociedad, un desarrollo de habilidades que faciliten la comprensión del proceso productivo en su compleja articulación con los cambios sociales.

Desde este punto de vista la Educación para el trabajo no busca tanto la calidad de la actividad laboral productiva, sino fundamentalmente la calidad del hombre que produce o mejor aún del proceso a través del cual, el hombre con su trabajo construye su propio proyecto de vida, expresa su identidad de sujeto responsable y se comunica en cierta manera a si mismo como sujeto. Pero una visión antropológica de la Educación para el Trabajo no puede dejar de considerar al hombre como "un ser organizado en el tiempo y en el espacio que su conciencia intencionado capta y trasciende". Es decir un ser histórico, que se realiza a través de la transformación del mundo, de la praxis.

Esta condición histórica del hombre hace que la Educación para el trabajo, sea considerada como esfuerzo constante de recreación y transformación del mundo, como proceso creador que lleva implícito un compromiso con la transformación y humanización de la sociedad.

II. DIMENSION PSICO-SOCIAL DE LA EDUCACION PARA EL TRABAJO

Al principio el hombre asignaba un valor negativo al trabajo. Luego en la edad media, el trabajo asumió valores positivos, la productividad alcanzó una condición digna y llegó incluso a convertirse en una obligación moral. El cambio fundamental de actitud hacia el trabajo comenzó con la Revolución Industrial (siglo XVIII), introdujo cambios radicales en la naturaleza de las funciones laborales dentro

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