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EL BULLYING EN LA ESCUELA: INTERROGANTES Y REFLEXIONES


Enviado por   •  14 de Octubre de 2012  •  Tesinas  •  2.614 Palabras (11 Páginas)  •  560 Visitas

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Introducción

El bullying es un problema que desde hace más de dos décadas viene concitando preocupación en círculos académico y profesionales interesados en hallar las explicaciones que lo distingan como una forma particularmente corrosiva de violencia en la escuela y, desde luego, proponer acciones administrativas y profesionales que lo erradiquen en forma definitiva de las aulas, asegurando de este modo que los estudiantes se manejen en una relación de convivencia segura y armoniosa.

Nos parece, sin embargo, que el primer objetivo está siendo abordado de modo insuficiente o inadecuado y, en consecuencia, las acciones y medidas que se recomienden a partir de ese enfoque carecerán de la eficacia esperada, lo que provocaría un despliegue de dudas y cuestionamientos al valor de la ciencia empleada o a la dudosa calidad de los profesionales que lo implementen, no obstante serviría para « ratificar» el dominio de una vieja concepción según la cual las conductas de violencia existentes en los individuos son de naturaleza biológica y que no cabe intervenirla ni enmendarla, sino solo controlarlas y/o regularlas mediante medidas disciplinarias y sancionadoras que se deben impartir a los responsables de las agresiones, quienes al final de cuentas serían los únicos responsables del bullying. Por eso la naturalización y la normalización de los comportamientos violentos en los individuos es el enclave ideo-cultural más consistente contra el que hay que enfilar todos los esfuerzos investigativos.

Como todas las formas de violencia social, la ocurrencia de ellas tiene lugar en los contextos en donde transcurre la vida social de los individuos y, en el caso del bullying, este se produce en las escuelas y se concretiza básicamente en el marco de

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JULIO CÉSAR CAROZZO CAMPOS

las relaciones interpersonales que se da entre pares en el salón de clases y alrededores. En estas relaciones destaca con notable visibilidad la asimetría de poder entre pares, de allí que el elemento más inmediato en la percepción de los estudiosos que aspiran a su control es el de mejorar las funestas relaciones interpersonales entre estudiantes, esencialmente. De modo que el verdadero mentor de la práctica violentista en la sociedad -el orden social y su cultura-, son desconocidos y ajenos a nuestra intervención. El enfoque académico, vaciado de su esencia sociohistórica, está condenado a una inutilidad práctica y a una actuación insuficiente y distractiva que ficciona soluciones inviables en el marco de una estructura social violenta y agresiva contra todo lo humano.

En realidad estamos más interesados en conocer cómo es el desempeño de los agresores, de las víctimas y de los espectadores, antes que del por qué actúan así. Preocupa mucho más relacionar el contexto familiar que influye en el comportamiento de los actores del bullying antes que hurgar en el por qué de esas características dominantes en el contexto familiar; describir el desempeño práctico que los docentes tienen en el acoso escolar y criticar su indiferencia frente a la violencia antes que explicarnos el por qué de su pasividad y complicidad y, por último, elaborar razones que «expliquen» científicamente que la violencia es un comportamiento natural de los individuos y el bullying es una de esas tantas manifestaciones humanas, y apartarse de toda relación que el bullying guarda con el ordenamiento social.

Por todo ello nos parece pertinente formularnos algunas preguntas que respondan a ciertas consideraciones propias del fenómeno social conocido como bullying que ayuden a definir un panorama más articulado y coherente sobre el acoso escolar y, con el manejo de esa información, poder comprender mejor por qué el acoso/bullying en la escuela sigue considerándose un problema estrictamente escolar sin percatarse que posee una dimensión mucho mayor. La atención que se le preste al bullying exclusivamente en el ámbito escolar es insuficiente y está lejos de ser una solución integral, aunque, desde luego, no se puede pasar por alto toda medida preventiva e interventiva que se proponga en lo inmediato.

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EL BULLYING EN LA ESCUELA: INTERROGANTES Y REFLEXIONES

1. Violencia y Sociedad

Ya entrado el tercer milenio, la humanidad afronta una serie de diversos y graves problemas que, de una u otra forma, afectan la calidad de vida, el bienestar e incluso la supervivencia de las personas. No resulta, por ello, sorprendente que su listado desborde las agendas y las preocupaciones de gobiernos y organismos internacionales, de estadistas y políticos, de filósofos y científicos, de investigadores y religiosos, de personalidades públicas y del hombre común y corriente, aun cuando nos encontremos muy distantes de lograr el necesario consenso para su adecuado encaramiento y correcta solución.

En efecto, la permanente agresión contra la biósfera y el incesante deterioro medioambiental, las cada vez más frecuentes y devastadoras crisis económicas, la expansión y la profundización de la miseria y el hambre en el mundo, la depredación de los recursos naturales y el peligro de inminente desaparición de numerosas especies animales y vegetales, la elevación sin freno de las tasas de desempleo a nivel internacional, la brutal desprotección en que se encuentran niños y ancianos, el incremento alarmante de consumo y adicción a estupefacientes en la población infanto-juvenil, la deformación o pérdida de los valores que han orientado la humanización del hombre en el curso de su historia social, la acelerada difusión del SIDA y la creciente incidencia de la depresión psíquica en toda la escala de las edades, son, en fin, solo algunos de los flagelos que, como plagas bíblicas encabezando un largo etcétera, castigan hoy en mayor o menor grado a todas las sociedades del planeta.

Por cierto, también la violencia figura en el listado y en no desdeñable orden de importancia. Al fin y al cabo, la virulenta emergencia de nacionalismo fundamentalista, la xenofobia y la «limpieza étnica», la carrera armamentista, las guerra locales, la insurgencia subversiva y la «guerra sucia» paramilitar que se le opone, la delincuencia y las actividades antisociales más la institucionalización de la corrupción, constituyen manifestaciones inocultables e incontrolables de una violencia social que hoy aflora sin remilgos en todos los rincones del mundo. Se trata, por supuesto, de expresiones directa y claramente asociadas con tal violencia; en tanto que el conjunto de problemas antes consignado, casi no es vinculado con ella. No obstante, estemos o no dispuestos a admitirlo, las ciencias sociales han evidenciado de modo irrecusable

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