EL EFECTO MANADA EN LA CRISIS DE LAS “SUBPRIME”

EL EFECTO MANADA EN LA CRISIS DE LAS “SUBPRIME”

Tal es la magnitud de este “efecto manada”, que se encuentra presente hasta en la crisis económico financiera en la que el mundo está sumido desde 2007 y de la que tanto nos está costando salir, si es que lo estamos consiguiendo.

En numerosas ocasiones nos han intentado explicar esta crisis desde un punto de vista financiero, repleto de tecnicismos y factores complejos de entender, pero quizás la solución no es tan enrevesada, sino que es más simple de lo que creemos o nos han hecho creer. Es aquí donde aparece el ya manido concepto de “efecto manada”.

Todo este fenómeno con una ocurrencia, brillante en un inicio, de algunos bancos cuyo objetivo era la captación de nuevos clientes. Esta consistía en la oferta de créditos a tipos de interés ciertamente bajos, por lo que de este modo todo el mundo tendría fácil acceso a esta fuente de financiación. En un principio todos parecían salir victoriosos del acuerdo, los bancos aumentaban sus activos, los clientes tenían dinero y los brókers que vendían estos productos recibían sus comisiones.

No obstante los propulsores de dicha estrategia sabían que esta no se podría mantener eternamente. Los bajos tipos de interés iniciales acabarían desapareciendo, para dejar paso a mensualidades de mayor cuantía, llevando a la mayoría de clientes a sufrir apuros económicos. De este modo, vemos como este modelo de negocio tenía fecha de caducidad, su boom duraría un par de años o tres, y después llegaría lo que todos ya conocemos, morosidad, pérdidas y embargos de propiedades inmobiliarias sin valor, lo que ha llevado al  hundimiento del sistema financiero internacional.

Pues bien, a sabiendas de los riesgos que existían con esta estrategia, ¿por qué la práctica totalidad de bancos decidieron llevarla a cabo?.

La explicación es bastante simple, los bancos que aún no se habían lanzado a la comercialización de hipotecas basura se encontraron ante una disyuntiva que acabaría marcando su destino. Hacer caso a su criterio y al de sus analistas y no arriesgarse en el mercado inmobiliario o seguir la vorágine de la manada y adentrarse en este nuevo negocio. Ver saneados sus cuentas y balances y o quedarse estancados mientras veían a sus competidores crecer. Por desgracia, optaron por la segunda opción y decidieron equivocarse con los demás.

No obstante, no solo los bancos participaron de esta locura. Los propios clientes se lanzaron a la compra indiscriminada de viviendas, lo que sumado a la facilidad que encontraron para obtener financiación, hizo que el número de créditos subprime, o basura, se disparara.

Y la burbuja inmobiliaria a la que todo el mundo se sumó tuvo éxito hasta que la lógica se impuso y terminó con los tiempos de “vacas gordas”, y fue una subida de los tipos de interés la encargada de explotar esta burbuja. Muchos clientes no pudieron hacer frente a las obligaciones con sus bancos, por lo que estos se vieron obligados a embargar propiedades sin ningún valor, lo que llevo a una gran parte de estos a la quiebra y desencadenó la crisis que llevamos sufriendo los últimos años.

...