ENSAYO SOBRE EL CONOCIMIENTO POPULAR
CRUZESPARRAGOZA29 de Abril de 2013
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ENSAYO SOBRE EL CONOCIMIENTO POPULAR
En este ensayo se explorará sobre el conocimiento Popular, el cual tiene como objetivo valorizar y reconocer el conocimiento popular como la experiencia de la práctica, el conocimiento sobre la acción, las formas de representación social de la realidad de las relaciones sociales. Igualmente, al conocimiento popular se le tilda como conocimiento vulgar, saber popular, cotidiano, natural y común. El problema que presenta este tema del conocimiento popular es que no es valorizado, ni reconocido como conocimiento científico, porque supuestamente no es comprobable. Este conocimiento lleva a ver en la realidad lo que otros no han visto, va mas allá del simple ver. Por eso en este ensayo se define como un conocimiento empírico-espontáneo, se obtiene básicamente por la práctica que el hombre realiza diariamente, lo cual ha permitido a la humanidad acumular valiosas y variadas experiencias a lo largo de su historia. Se entiende por conocimiento empírico, como aquel conocimiento adquirido por la experiencia, que no se adquiere filosofando ni teorizando, sino de la práctica y del contacto directo con la realidad; igualmente este conocimiento tiene lugar en las experiencias cotidianas, es y ha sido respuesta a necesidades vitales, y ofrece resultados prácticos y útiles. Este conocimiento popular se transmite de generación en generación, y designar al conjunto de recursos cognoscitivos que utiliza la gente común para explicar su propia sociedad y cultura, así como su ambiente sociocultural y natural. El conocimiento popular también incluye las habilidades, técnicas y recursos organizacionales que permiten a la gente aplicar estas explicaciones al manejo de su ambiente, para alcanzar fines específicos. El conocimiento popular no es homogéneo. Por el contrario, es un atributo cultural: cada grupo humano con una cultura distintiva posee su propio sistema de conocimiento. Por eso, existen sistemas de
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Conocimiento dentro de una comunidad indígena o campesina o dentro de un barrio urbano pobre. También, se puede distinguir sistemas de conocimiento característicos basados en la etnicidad, la región, la estructura social, la ocupación, la edad, el sexo y otros demarcadores culturales. Durante la última década, las actitudes hacia el conocimiento popular han ido cambiando; así, mucha gente perteneciente a distintas tradiciones disciplinarias y con distintas adscripciones institucionales, comenzaron a considerarlo como una fuente para encontrar y desarrollar soluciones a las necesidades humanas. Al mismo tiempo, la idea de desarrollo también empezó a cambiar, haciéndose más sensitiva hacia los significados, actitudes y voluntad de la gente. El desarrollo comenzó a ser concebido como un tema que exige la participación de la gente a la cual está destinado; y como plantea Warren (1980) con respecto a los grupos indígenas, “el conocimiento popular es un ingrediente esencial en una práctica participativa del desarrollo”. El conocimiento popular se ubica dentro de la corriente del pensamiento emergente alternativo, tiene como objetivo adquirir el conocimiento de forma simple o sencilla para poder ser entendido por la persona de la calle, le permite a la persona conducirse en la vida diaria, en el trabajo, en el trato con los amigos y en general manejar los asuntos de rutina. Una característica de este conocimiento es el ser indispensable para el comportamiento diario y por lo mismo a él recurren todos por igual: cineastas, burócratas, voceadores de productos, biólogos, artistas. No obstante, las ciencias naturales y sociales, no catalogan dentro de una corriente de pensamiento al conocimiento popular, argumentando que es "vulgar" o "popular" y se obtiene por azar, y es ametódico y asistemático. De hecho, ni las ciencias sociales ni la epistemología han desarrollado hasta el momento un cuerpo teórico sistemático referente a la problemática del conocimiento
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Popular. Luego del relativamente temprano trabajo de Merton (1957), sólo en los últimos años han surgido algunas aproximaciones generales al problema, especialmente en los campos de la sociología de la ciencia inspirada en Manheim (Hamilton 1974), la teoría marxista de la ideología (Gramsci1974, Lukacs 1975, Althusser 1976, Thompson 1986), y la fenomenología (Berger y Luckman1967, Schutz 1972). Algunos trabajos recientes presentan importantes análisis comparativos de estas diferentes posturas (Abercrombie 1982). No obstante la inexistencia de propuesta teóricas sistemáticas, la creciente emergencia de movimientos etnicistas y de afirmación de la identidad sociocultural, así como su vinculación con la búsqueda de modelos alternativos de desarrollo (Rabey 1990), están requiriendo una orientación más clara en esta dirección, como lo pone de relieve el reciente volumen colectivo editado por González Casanova (1984), especialmente en algunos de sus trabajos, como los de Bonfil Batalla (1984), Casimir (1984) y Stavenhagen (1984). Para la epistemología tradicional, tanto en su vertiente positivista lógica (Hempel 1977, Nagel1978), como en la del racionalismo crítico (Popper 1977), cuyo interés no reside en el proceso social de construcción del conocimiento, sino en la definición de los parámetros de cientificidad, el conocimiento popular nunca ha sido considerado como un genuino núcleo de interés, salvo para colocarlo en un ámbito de inferioridad cognoscitiva. En el modelo de Kuhn (1962), aunque más interesado en el proceso de construcción de las teorías científicas, el problema del conocimiento popular tampoco aparece considerado. Así, sólo en el relativismo epistemológico de Feyerabend (1986), activamente vinculado a la fenomenología norteamericana de Schutz, Berger y Luckmann, aparece un interés definido por el conocimiento popular: un núcleo básico de la postura de Feyerabend consiste en considerar a la validez de un cuerpo
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De conocimientos en relación con su específico contexto socio histórico; Un problema adicional discutido por el mismo autor es el del interés del conocimiento popular como fuente para la formulación de teorías científicas. También en la postura posmoderna de Lyotard (1979), el conocimiento o saber cómo prefiere denominarlo popular aparece revalorizado y caracterizado como una forma de saber que despliega su propia estrategia de legitimación, diferente de la ciencia. Habermas (1981), un teórico proveniente de la Escuela de Frankfurt, insiste en la multiplicidad de las racionalidades, que tiene que ver no tanto con el conocimiento y su adquisición como con la forma en que éste es utilizado por los distintos sujetos sociales. Si ahora comparamos brevemente los distintos modelos teóricos vinculados al estado actual de la discusión sobre el conocimiento, podemos encontrar dos enfoques básicos. Dentro del primer enfoque, están los que ponen énfasis exclusivamente o casi exclusivamente en los sistemas ideológicos y cognoscitivos construidos directa o indirectamente por las estructuras sociales dominantes. El conocimiento popular, desde esta perspectiva, ha sido considerado como un falso conocimiento, un conjunto de no verdades, como en el caso de la mayor parte de la reflexión epistemológica, o bien como un subproducto de la ideología dominante, orientado a aumentar ya sea la cohesión social ya el control social por parte de las clases dominantes. Como en el caso de la sociología de raíz Durkheimiana y de la mayor parte del pensamiento marxista, respectivamente (Thompson 1986). En el segundo enfoque, puede incluirse a quienes, como los gramscianos, postulan que las clases y sectores populares poseen una cierta capacidad para resistirse a incorporar la ideología y cultura dominantes, a través del desarrollo de culturas propias. Puede incluirse también a quienes, como los fenomenólogos norteamericanos, adoptan una postura más radical,
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Proclamando la autonomía del sujeto humano en la producción de conocimientos, y a quienes, como los relativistas epistemológicos, afirman la verdad relativa de todo conocimiento, o, como los posmodernos y algunos aspectos de la epistemología de Feyerabend, ponen el acento en las estrategias muchas veces discursivas y aun publicitarias que despliegan los conocimientos y saberes para obtener su legitimación. Es importante destacar que, dentro del escaso interés prestado por la literatura corriente al conocimiento popular, existe en general poca discusión acerca de las relaciones entre éste y el. Sin embargo, el empirismo considera que todo conocimiento de la naturaleza es a posteriori, sin embargo Kant creyó que una parte de este conocimiento es a priori (universal y necesario), y ello por todo conocimiento empieza con la experiencia, pero no por eso todo él procede de la experiencia. Tulio Ramírez en su libro Ciencia, Método y Sociedad expresa que cualquier tipo de saber popular no legitimado por la ciencia es inmediatamente desechado como superchería, magia, mito o a lo sumo en objeto de estudio de antropólogos, catalogándolo como folklore. Asimismo, Wartofsky (1983) nos dice que este conocimiento no es explícitamente sistemático ni crítico y que no existe un intento por considerarlo un cuerpo consistente de conocimiento, sin embargo, es un conocimiento completo y se encuentra listo para su utilización inmediata. Por otra parte, El conocimiento popular se inserta en el paradigma de la praxis. En la actualidad decir paradigma es hablar de un tema que parece prestarse para rotular cualquier teoría, enfoque y método científico; hay paradigmas para casi todo, casi es una cuestión de moda. Sin embargo, no siempre este concepto responde a los mismos objetos teóricos y, en más de las veces, se apartan de la descripción que nos
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