ES POSIBLE UNA TEORÍA BÍBLICO-CRISTIANA DE LA EDUCACIÓN?
marcelocarvajal12 de Octubre de 2013
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¿ES POSIBLE UNA TEORÍA BÍBLICO-CRISTIANA DE LA EDUCACIÓN?
En las concepciones neopositivistas era habitual clasificar las ciencias en formales (la lógica y las matemáticas) y fácticas (las ciencias empíricas como la química, la física, etc.). Hoy, en cambio, es corriente ordenarlas en tres grupos: ciencias formales, ciencias empíricas y ciencias del hombre. Estas últimas consideran los hechos que pertenecen al dominio de la cultura y son vistas ahora separadamente de las ciencias fácticas; es dentro de ellas que se ubica la educación, aunque se le reconocen características de filosofía, técnica y arte.
En el siglo XVII tuvo lugar una verdadera revolución en el campo científico, cuando la ciencia comenzó a reedificarse de un modo independiente, sobre las bases de la experiencia y la razón. Con el empirismo de Bacon y el racionalismo de Descartes se inician los métodos rigurosamente científicos, fundados en los principios de observación y comprobación empírica, de gran resonancia en el ámbito pedagógico. Es así como en el siglo XVIII la pedagogía adquiere un extraordinario desarrollo y nuevos alcances, gracias al saber psicológico y del mundo social.
Corresponde a Rousseau y a Pestalozzi el establecimiento de una teoría pedagógica profunda y completa, seguidos por Herbart, filósofo y educador alemán, quien estructura una doctrina pedagógica completa, asentada en principios filosóficos y pedagógicos. La filosofía positivista imperante durante la segunda mitad del siglo XX hará que surja una ciencia de la educación con las características de una ciencia de la naturaleza, en la cual el hecho educativo es estudiado por medio de la observación, la experimentación y la inducción. Esta pedagogía, aunque de tipo mecanicista, dará paso en nuestro siglo a la aparición de una verdadera ciencia de la educación, principalmente debido a diversas influencias que se hacen sentir en Norteamérica.
La educación, una disciplina científica
El desarrollo de la ciencia de la educación se ha debido fundamentalmente a la utilización del método científico en el campo educacional. Según esta ciencia, la doctrina educativa debe ser el resultado de procedimientos de observación, clasificación e interpretación de datos debidamente incorporados en un marco teórico. Esta actitud científica de la educación, marcada por la racionalidad, la sistematicidad y la verificabilidad, hace que todo cambio o reforma en métodos y programas se base no solamente en un conocimiento científico del educando, sino que se halla reforzado por investigaciones adecuadas en cuanto a la validez de su aplicación. También trata de valorar en forma científica los resultados de las técnicas y procedimientos empleados. Además, se recurre a la experiencia y a los cálculos estadísticos en sus investigaciones, aunque, claro, sin olvidar que el objeto de la educación es la persona humana, la que con frecuencia escapa a todo intento de medición científica.
Lo que caracteriza a la ciencia moderna son las teorías explicativas, es decir, sistemas de proposiciones que se pueden clasificar en principios, leyes, definiciones, etc. y que están interconectados entre sí mediante conectivos lógicos. Son las teorías las que dan cuenta de los hechos, tanto por medio de descripciones más o menos exactas como proveyéndoles modelos conceptuales. Recién cuando se cuenta con un modelo conceptual, es posible explicar y predecir cada uno de los hechos de su clase. Este sumergir las hipótesis en una teoría permite que la masa del saber disponible las apoye o las refute.
Puesto que la educación tiene por función el desarrollar el conocimiento, y que el conocimiento depende de una comprensión del proceso de conocer, de los fundamentos teoréticos y explicativos, del análisis de sus términos y acontecimientos y de conocer las maneras en que el conocimiento se crea y se modifica, se hace indispensable examinar el papel de la teoría en el desarrollo del conocimiento y en su empleo, esto es, en el acto de pensar. Es por ello que en la actualidad la educación hace uso de diversas teorías, aun cuando algunas de ellas pertenezcan a otras disciplinas, para mejorar el hecho educativo.
La condición de préstamo de otras disciplinas científicas no priva a la educación de un status de tal, puesto que este fenómeno se observa en todas las ciencias del espíritu:
"Gracias a todo un conjunto de ciencias conexas, la pedagogía ha reforzado sus aspectos científicos. Allí donde sólo se veía un arte - el arte de enseñar - se encuentra hoy día una ciencia que se desarrolla sobre bases más sólidamente construidas, que está ligada a la psicología, la antropología, la cibernética, la lingüística y otras muchas disciplinas, pero cuya aplicación por los maestros que la ponen en práctica tiene más de arte que de ciencia (1)."
Es importante aclarar que esto no significa que la educación "tome" su teoría de otras disciplinas; simplemente coge elementos de ellas y los trae a su propio campo de estudio para estudiarlos allí, pero sin emplear la teoría de ellas, sino sólo los datos y las leyes que les dan significación y fuerza deductiva. No es posible tomar la teoría de otra disciplina, puesto que una teoría dada en una cierta disciplina queda finalmente limitada a los conceptos y metodología de esa disciplina. Lo que sí puede hacerse es transformar una teoría (2). Y es lo que hace la educación: adapta estas teorías a su propio ámbito.
Otro rasgo relevante en la afirmación del carácter científico de la educación es que comparte con la ciencia sus postulados filosóficos. Efectivamente, parte de la hipótesis de que el objeto a estudiar, el educando, existe independientemente del sujeto conocedor. Esto se traduce en que el educador no dé razón del comportamiento del educando en base a sus propias expectativas o a otras variables subjetivas, sino que se basa en las características objetivamente averiguables de él.
Esta situación determina que las teorías educacionales se sucedan y se corrijan, lo que no ocurriría si fueran meras construcciones convencionales. Además, la educación reconoce que su objeto de estudio es una realidad muy compleja, en que es posible distinguir niveles biológicos, psicológicos y socioculturales, y que los niveles superiores arraigan en los inferiores. Al respecto, seseñala que "por ejemplo, el psicólogo científico se ve obligado a aprender cada vez más biología y hasta química, porque cada vez más se ve claro que los hechos psíquicos arraigan en esos niveles inferiores... (3)".
La educación parte de la premisa de que el educando, si bien es una realidad sumamente compleja e impredecible, es susceptible de ser conocido, aunque limitadamente. El problema epistemológico para la educación consiste en qué medida conocemos de hecho y en qué medida podemos ampliar las actuales fronteras de lo que conocemos del educando, puesto que el conocimiento científico es esencialmente falible.
Es cierto que la educación tiene algunos soportes que no son exactamente científicos, pero los tiene también la ciencia. Bunge reconoce la existencia de soportes científicos y extracientíficos en la verificabilidad de las hipótesis científicas y señala que los primeros son de naturaleza empírica algunos y de naturaleza racional otros. Luego agrega que los soportes extracientíficos son tanto psicológicos como culturales (4).
El carácter científico de la educación hace posible, entonces, teorizar sobre ella. De hecho, existen diversas teorías en relación con distintos aspectos del acto educativo, pero lo que nos interesa aquí es la gran teoría, es decir, una teorización sobre el fenómeno educativo en toda su compleja plenitud. Es importante señalar, sin embargo, que una teoría educacional nunca tendrá el mismo grado de cientificidad que otra del campo de las ciencias naturales, en vista de que el proceso educativo es un proceso humano, no natural, por lo cual las leyes que rigen los fenómenos de la naturaleza se ven afectadas por fenómenos específicamente humanos (5).
La educación es una tarea teórica y práctica a la vez, que supone un proyecto de hombre y de sociedad elaborado dentro del marco de referencia que le proporciona un conjunto de valores. Toda cosmovisión implica de alguna manera un proyecto educativo y un papel determinado de la educación en esa cosmovisión, razón por la cual las concepciones religiosas (al igual que las políticas, filosóficas u otras) tienen derivaciones muy directas para el proceso educativo. En este sentido, la educación tiene inevitables aditamentos ideológicos, elementos de valor que constituyen su fundamento; una teoría educacional debe tomar muy en cuenta este aspecto.
Necesidad de una teoría para la educación cristiana
Una parcela de conocimiento es ciencia en la medida que posee cierto desarrollo teórico. Por ello, plantearse el problema de la cientificidad de la educación equivale al intento de buscar una teoría de la educación. La existencia de un sistema educacional cristiano, y su propósito determinado de llevar a cabo una acción educativa orientada por principios rectores emanados de la Inspiración, hacen necesaria la elaboración de una teoría educacional propia, una teoría que aúne inteligiblemente
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