Educacion Superior En Bolivia

La educación superior en Bolivia como tal, muestra una situación crítica y deplorable que no responde a las necesidades del país como Estado ni a la población como mercado. Los gobiernos actuales y los pasados dejaron por mucho margen que las Universidades se conviertan en versiones oscuras de lo que debieron ser y esta altura ya parecería tan profundo el mal que es inextirpable.

La situación actual de la universidades en cuanto a números es así: existen 53 instituciones de educación superior en Bolivia, 38 de la cuales son de orden privado, 13 son del Estado y 3 son de orden especial* y a pesar de esta austera cifra y más austera aun clasificación es importante notar que no existe una interrelación efectiva entre universidades. En términos vulgares, cada cual tira para su lado, olvidando que estas instituciones de ciencia deberían estar todas encaminadas al progreso del país y sus habitantes. Desde 1990 se doto de cierta autonomía a la mayor parte de la Universidades, instaurando el célebre autogobierno. Sin embargo esta medida fue creada con la mejor de las intenciones, es evidente que los frutos no fueron los esperados. La incapacidad para autogobernarse ha acarreado deficiencias en la Universidades públicas en todo aspecto. Y es que a la hora de encontrar situaciones meritorias se hace casi imposible la labor; hay universidades carentes de infraestructura, servicios básicos, ambientes apropiados, bibliotecas y nivel académico sencillamente porque el modelo institucional de Universidad está mal diseñado y la autoadministración se vuelve un obstáculo cuando el ámbito social estudiantil adquiere tintes políticos. Las roscas, los acuerdos y sobornos indecorosos están a la par del día y se consolidan en sistemas de corrupción aceptada y asumidas como norma por los estudiantes. El alumno que entra la universidad es introducido de manera natural a estos sistemas de influencias y favores y se vuelve “vox populi” las famosas “parrilladas” con los docentes para adquirir su favor generalmente en forma de nota extra. Es importante puntualizar que esta situación también se repite con algunos matices variados en la amplia gama de universidades privadas que existen en País. Al constituirse en una empresa privada con fines de lucro lo lógico es que la calidad de enseñanza no sea la principal prioridad de los accionistas. Estas universidades por lo general cuentan con una mejor indumentaria y logística para la labor educativa pero escasean de docentes buenos y preparados y esto debido a la falta de experiencia y motivación. Y respecto a las roscas estas se dan también pero con un tinte más oculto. Los accionistas y dueños de estas universidades tienen la culposa libertad de manejar sus cargos y docencias como deseen, llenando todos los puestos de trabajo, y sobre todo los de autoridad, con familiares y amigos, dejando de lado al alumnado que quizás desee en algún momento ejercer alguna función en su Alma Matter.

Respecto a la situación económica es necesario decir que es otro calvario. Las universidades públicas se alimentan de la fracción de IDH establecida por ley pero es conocido que sus capacidades para administrar sus recursos es poco efectiva. Y la crisis no es tanto en el tema de infraestructura como se podría pensar al ser el aspecto más observable sino algo mucho más profundo que es el nivel académico. Es bien conocido que más del 60% de los universitarios que egresan no logran conservar una fracción admisible de conocimientos sobre su carrera y como clara muestra de esto se tiene por ejemplo a los flamantes egresados de la carrera de idiomas que no logran articular una frase completa en inglés o francés.

En resumen es necesario reconocer la necesaria labor que cumplen las universidades en su Estado y fomentar un cambio ya no tanto desde arriba o desde la estructura estatal sino desde los alumnos pues es a través de formación cultural que

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