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El Fracaso De La Convertibilidad


Enviado por   •  16 de Octubre de 2013  •  2.386 Palabras (10 Páginas)  •  291 Visitas

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El fracaso de la convertibilidad

Argentina en la década de los noventa

Jorge Schvarzer

La Argentina ingresó en la década de los noventa en medio de una inflación alta que nadie encontraba cómo controlar. En abril de 1991 se lanzó el llamado Plan de Convertibilidad, que frenó el alza de los precios. Por primera vez en muchas décadas el país tuvo precios estables. Al poco tiempo comenzó lo que parecía ser una etapa de crecimiento intenso de la economía. La situación, sin embargo, no era tan positiva como daban a entender algunos comentarios exageradamente exitistas.

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La Argentina ingresó en la década de los noventa en medio de una inflación alta y prolongada que nadie encontraba cómo controlar. En abril de 1991 se lanzó el llamado Plan de Convertibilidad que frenó el alza continua de los precios. Por primera vez en muchas décadas el país tuvo precios estables; por otro lado, al poco tiempo comenzó lo que parecía ser una etapa de crecimiento intenso de la actividad económica local. No es de extrañar que esas condiciones generaran el apoyo de buena parte de la población, deseosa de creer que el país estaba saliendo de sus históricas frustraciones; también contribuyó a esa ilusión el elogio de instituciones financieras internacionales, interesadas en exhibir el caso argentino como un éxito propio de las políticas de ajuste monetario que preconizaban.

La situación, sin embargo, no era tan positiva como daban a entender algunos comentarios exageradamente exitistas. Una restricción muy fuerte residía en la lógica misma del Plan que estableció una relación estrecha entre las reservas en divisas y la emisión de dinero local; de acuerdo con la ley, si no aumentaban las reservas no se podía aumentar la cantidad de moneda en circulación. De allí que la cantidad de moneda necesaria para acompañar la evolución de la actividad económica dependía de que el Banco Central captase divisas. Las dificultades continuas para resolver esa exigencia crucial explican buena parte de los problemas de la década.

Para captar divisas hacía falta tener un superávit en la cuenta corriente, ya sea mediante un esfuerzo exportador o mediante la atracción de capitales del exterior. Ambas alternativas fueron exploradas y sus resultados a mediano plazo explican el derrumbe final de la convertibilidad.

Una sobrevaluación anunciada

La estrategia de generar divisas a través de un saldo positivo en el comercio exterior estaba amenazada desde el inicio por el tipo de cambio fijado para la convertibilidad. La ley estableció un valor muy alto para el peso, en relación con el dólar, y decidió mantenerlo fijo a lo largo del tiempo, independientemente de la evolución de cualquier otra variable. La sobrevaluación de la moneda local convalidó la entrada masiva de mercancías del exterior, mientras alentaba la salida, no menos masiva, de turistas argentinos hacia todos los rincones del planeta. Ambas demandas reclamaban divisas adicionales que debían obtenerse por medio de mayores exportaciones. Pero, el esperado aumento de la venta de bienes al exterior resultó difícil por la sobrevaluación de la moneda; en los hechos, el monto total de las exportaciones permaneció estable durante varios años cruciales.

El ingreso de bienes importados inundó a la plaza local con bienes que podían reemplazar a la producción local, a precios menores que éstos (gracias a la sobrevaluación cambiaria), provocando una intensa crisis en la mayoría de las ramas industriales de producción transable internacionalmente. Además, este flujo de mercancías generaba un déficit comercial que tendía, objetivamente, a restringir el stock de moneda local; por lo tanto, las posibilidades de expandir la actividad económica dependían de obtener divisas por otros medios.

Hacia 1994, sin embargo, hubo un cambio en las tendencias del comercio externo. Una notable alza de los precios de las materias primas agrícolas que exporta el país (cereales y oleaginosas), estimuló la oferta local. La producción pampeana aumentó rápidamente, en respuesta a esa señal, y las exportaciones parecieron tomar un rumbo ascendente que podía contribuir a consolidar las necesidades del Plan. Ese aumento de los precios internacionales duró pocos años; luego, estos comenzaron a retroceder, provocando un profundo impacto negativo sobre la rentabilidad de la producción pampeana. Ese cambio no incidió demasiado sobre el nuevo nivel alcanzado por las cosechas, ni sobre las ventas al exterior, debido a la ausencia de alternativas para la pampa. Los productores se vieron obligados a seguir trabajando con beneficios nulos, y aún con pérdidas, a costa de una deuda creciente. Esa caída de la rentabilidad del mayor oferente de bienes exportables del país (que representa alrededor de 60% de los despachos totales) ofreció uno de los primeros indicios macroeconómicos sobre la poca capacidad del tipo de cambio para motorizar exportaciones.

Brasil devalúa, Argentina se obstina

El cambio de tendencia en la evolución de los precios internacionales de las materias primas agrícolas coincidió con la devaluación brasileña de fines de 1998, que afectó a todo el Mercosur. Los demás países del bloque podían compensar esa medida con devaluaciones defensivas, mientras que la Argentina, que había convertido al Brasil en su principal socio comercial, se negaba a dicha posibilidad por la ley de convertibilidad.

La devaluación brasileña redujo las exportaciones argentinas a ese mercado mientras aumentaban las compras locales de bienes de ese origen. La balanza comercial con Brasil, que era prácticamente la única positiva del país, tendió a invertir su signo en una clara señal de que mantener el tipo de cambio local perjudicaba a la producción local tanto como al equilibrio externo. El equipo de gobierno del presidente Menem dejó trascender entonces su preferencia por la «dolarización» de la economía, estrategia que bloqueaba toda posibilidad de continuar el proceso de integración con Brasil y no resolvía los problemas derivados de la rigidez monetaria y cambiaria de la política local.

¿Dónde están los capitales?

A falta de divisas ganadas por el comercio, el gobierno recurrió a todos los medios que pudo detectar para obtenerlas. En una primer

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