Fracaso Escolar
Risuarez30 de Octubre de 2012
9.492 Palabras (38 Páginas)381 Visitas
CAPITULO I
FRACASO ESCOLAR
El Fracaso Escolar y su significación
Ezquiel Ander Egg (1999) define el fracaso escolar como el hecho en el cual “un/a alumno/a o un grupo de alumnos/as no alcanzan el nivel de conocimiento y capacidades exigidos para el logro de determinados objetivos educativos”.
De acuerdo con dicho autor, el fracaso escolar es un fenómeno relativamente reciente, producto de la implantación –en la mayoría de los países- de una educación generalizada, obligatoria y con acento en el proceso de democratización de la educación.
En los últimos treinta años, las explicaciones sobre las causas del fracaso escolar fueron mutando desde la atribución exclusiva a los alumnos hasta las condiciones socio-económico-culturales de las familias. Con posterioridad, se pensó en el medio sociocultural como generador del fracaso, debido a la alimentación de baja calidad que recibían los niños y adolescentes, que genera deficiencia lingüísticas y cognitiva bajo el nivel de aspiraciones y otros.
Así fue como, durante mucho tiempo, el fracaso escolar se visualizó como el problema del sujeto y su entorno. Hasta que irrumpió en escena la pregunta sobre la institución escolar: currículos inadecuados, métodos de enseñanza anacrónicos, falta de capacitación de los profesores, etc. De esta manera se vuelcan en la escuela las causas del fracaso de muchos alumnos, hasta llegar a imputarlas a la totalidad del sistema educativo y a la sociedad en su conjunto, al considerarse que las desigualdades sociales reproducen también desigualdades en la posibilidad de aprendizaje.
Según Ander Egg, se pasó de una simplificación y un reduccionismo en el que se responsabiliza exclusivamente al alumno por el fracaso escolar, hasta el otro extremo en el que todo también se reduce a una causa: la escuela, el sistema educativo o la sociedad global. Dentro de la cultura occidental tendemos a pendular entre extremo.
La significación tradicional del fracaso escolar
Cuando se empieza a desmenuzar la multiplicidad de factores que pudieran incidir sobre el fracaso escolar, siempre se encuentran posibles respuestas: problema de conductas, problemáticas atencionales o psicopedagógicas, dificultad de concentración, abulia o apatía y factores sociales, familiares o económicos.
A toda esta diversidad se suma la presencia o ausencia de los responsables adultos: en algunos casos los padres se ocupan de manera incisiva, en otros casos hay una carencia de referentes y –por supuesto– también está el término medio. De cualquier manera, es de destacarse que hoy en día ambos padres se encuentran ausentes largas horas fuera del hogar por motivos laborales y los jóvenes pasan gran parte del día solos o en la calle. El tiempo ocioso se presenta también como una variable que comienza a operar en la intrincada realidad de los alumnos. La indiferencia, también.
Por último, se suma la organización escolar que no puede brindar la propuesta que logre retener a ese chico o esa chica dentro de la escuela, y luego, dentro del sistema.
Puertas adentro de la escuela media se encuentran los jóvenes adolescentes, edad que actualmente pasó de ser cronológica para convertirse en un estado de vida. De cualquier manera, es una de las etapas más conflictivas del ser humano, fundamentalmente porque la conformación identitaria no está forjada.
Asimismo, se encuentran con una gran inquietud e inseguridad ante el panorama social y laboral que observan a su alrededor. Muchos son los sentimientos que se agrupan y que se hacen difíciles de manejar: frustración y desilusión, desencanto y baja autoestima.
Es interesante destacar, como lo hace kremenchutzky (1997), que el alumno o alumna que repite es un desertor potencial del sistema educativo y que la prevención de la repitencia es también una tarea de promoción de salud. Esto es así si tenemos en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud como el completo estado de bienestar físico, psíquico y social.
Generalmente se asocia a la repitencia un sentimiento de fracaso personal, de inutilidad, de frustración. La situación impacta en el alumno y su familia de distinta manera y busca que aparezcan los culpables. Luego de ese momento inicial, se trata de analizar cómo continuar desde esa posición en desventaja. En algunos casos se consensúa con el hijo; en otros caso, los padres toman la decisión de reinscribirlos (en caso que la escuela lo acepte) o buscar otra institución que lo acepte y en la cual tenga que reinsertarse educativa, social y emocionalmente.
A partir de allí se podrá reincidir y eso determinará otras decisiones tales como planes acelerados o más cortos, o en otros turnos. También la posibilidad de cursos de oficios, o lisa y llanamente se lo intentará insertar en el mundo laboral. En muchos casos, la posibilidad de obtener ingresos por primera vez, aunque sean magros, genera en los jóvenes una gran satisfacción que atenta contra la continuidad de los estudios, al menos en el corto o mediano plazo.
Pero volviendo al meollo de la cuestión, existe una enorme variedad de factores que pueden derivar del fracaso escolar y que coexisten dentro y fuera del ámbito educativo. Por más que exista “un desencuentro entre los jóvenes, sus familias y la institución escolar” (kremenchutzky, 1997), no podemos olvidar el contexto de realidad en el cual nos movemos cotidianamente y que modifica y afecta a los jóvenes, a las familias y a la escuela.
Al repetir, el alumno puede enfrentar la situación de recursar, capitalizando su experiencia y ejerciendo un liderazgo sobre compañeros menores que él, o sumirse en la marginación y la apatía, que pueden llevar a tropezar dos veces con la misma piedra.
Desde la política institucional es clave poder asignar un tutor o encargado del curso que pueda hacer un seguimiento personalizado del alumno y que pueda ser vínculo en donde se canalicen sus angustias y expectativas, y que a la vez tenga un rol referencial.
Entre las propuestas que existen o existieron dentro del sistema educativo, se pretende reformar (adaptar) el currículo o implicar al alumno de distintas maneras, que devienen de la reducción de los índices de repitencia de las estadísticas gubernamentales. (Grimozzi, S., 2011, pág. 33-38)
DESERCIÓN ESCOLAR
1. Acerca de la Deserción Escolar
La palabra deserción se deriva del vocablo desertar que a su vez etimológicamente, viene del latín "Desertare", que significa abandonar.
Desde el punto de vista general, la deserción escolar se relaciona con la fuga de los alumnos de la escuela, después de haber asistido algún tiempo a ella. El alumno abandona sus estudios huyendo de las clases para no regresar. Como se puede apreciar la deserción escolar implica abandono en forma definitiva del Centro Educativo, después de haber matriculado y por tanto no puede concluir el grado o nivel de estudio.
Por deserción escolar se entiende el abandono del sistema educativo por parte de los alumnos, provocado por una combinación de factores que se generan tanto en la escuela como en contextos de tipo social, familiar e individual.
Se define como Tasa de deserción escolar a la "Proporción de alumnos que abandonan las actividades escolares por un año o más, antes de haber concluido el nivel educativo que se hallaban cursando el año anterior, respecto a la matrícula del grado en que se encontraban matriculados dicho año."
La deserción estudiantil es un retiro definitivo, rara vez es un evento inesperado. Se presenta más bien como una cadena de hechos que van elevando el riesgo de deserción a medida que se avanza en edad y se experimentan crecientes dificultades de rendimiento y de adaptación, especialmente cuando se transmite del ciclo primario al secundario.
Distintas concepciones se han encontrado en la revisión de la literatura sin llegar necesariamente a un consenso que satisfaga a todos.
Una primera definición encontrada es la que proponen Bachman, Green y Wirtanen (1971). Dichos autores señalan que las deserciones son originadas por aquellos estudiantes que interrumpieron su asistencia al colegio por varias semanas por diferentes razones, diferentes sólo a aquellas por enfermedad. Morrow (1986) amplía la definición haciéndola más rigurosa: se considera a la deserción como un evento que ocurre cuando un estudiante que estuvo previamente matriculado en la escuela, la dejó por un período prolongado de tiempo y no se matriculó en otro colegio. No obstante, se excluyen a todos aquellos que estuvieron enfermos o fallecieron. Sin embargo, dicha definición presenta el problema que el período de ausencia no está objetivamente definido, por lo tanto, se vuelve arbitrario y subjetiva la tasa de deserción calculada.
Por su parte, Fitzpatrick y Yoels (1992) plantearon una gruesa definición para la deserción. De acuerdo con dichos autores, la deserción ocurre cuando los estudiantes dejan el colegio sin graduarse, independientemente si retornan o reciben un diploma equivalente. Dicha concepción tiene características estáticas puesto que deja de contemplar la opción del regreso a la escuela. Asimismo, es discutible el hecho que el alumno opte por otro tipo de diploma, quizá no uno humanista y científico, que es el que predomina en las escuelas, sino por una preparación más técnica y aplicada.
Luego, Franklin y Kochan (2000) estrechan el concepto. Éstos últimos identifican a un desertor como un estudiante que: se matriculó en el colegio en algún momento del año anterior y no se matriculó a principios del año corriente, habiendo
...