El Infierno Ecológico-caso

El infierno ecológico

…CHIMBOTE

Caso de Estudio

A mediados de los años 50 era un encanto ir a la playa junto al Hotel de Turistas de Chimbote. Había una límpida arena de la que se extraía muymuyes para preparar cebiche. Escolares solían nadar en el mar y gozaban de tardes inolvidables. Los pescadores artesanales se reunían frente al Hotel y contaban increíbles y hermosas historias sobre el pasado del puerto.

A fines de los 50, Salpo era un antiguo asentamiento minero de la Libertad. Allí se encontraba que la minería había dejado enormes socavones. Quedaron también los mineros artesanales que buscaban sobrevivir extrayendo los minerales abandonados

-ahora usan ácidos que envenenan los suelos y erosionan irreversiblemente su propia salud- En Salpo, habían muchos pequeños agricultores que usaban el aldrín como insecticida para rociarlo sobre los cultivos de papa. Este tóxico era almacenado en los mismos lugares en los que circulaban o dormían los niños. La mayoría ignoraba sus efectos dañinos.

El pasado de esta gran minería debe ser estudiado, investigando los innumerables relaves dejados en el territorio, constituyendo monumentos a la falta de respeto al ambiente en el que vivimos; esos relaves, clasificados ahora como pasivos ambientales, siguen activos como contaminadores de ríos y lagunas. La minería informal prolifera, convirtiéndose en incontrolable fuente de contaminación, contra la cual -se dice- no hay forma de combatir sin generar problemas sociales.

A principios de los años 60, el puerto era otro. Ahora el mar tomó un color indescriptible y un olor insoportable. Para completar el desolador espectáculo, la empresa siderúrgica emitía sus humos que pintaban de rojo el cielo porteño. Hoy, la playa de Chimbote ha sido cubierta por enormes rocas y está prohibido ingresar al mar; y Sider Perú sigue emitiendo sus coloridos humos que ya a nadie preocupa.

Cuando llega usted a Chimbote, se queda a pernotar o de pasada más hacia el norte o simplemente vive en esa hermosa ciudad de antaño, el olor insoportable las 24 horas del día de la enorme planta de procesamiento de la harina de pescado es incesante y cada vez más intenso, no se puede vivir, es indescriptible este panorama.

Como si fuera poco, el quemado de combustible fósil se suma a la acción contaminante, pero esta vez con efectos en todo el globo terrestre. Pero no sólo son las plantas termoeléctricas e industriales: cuando uno empieza el viaje a Chimbote, entre Lima y Puente Piedra, respiramos todo tipo de gases tóxicos emitidos por variopintos vehículos. La Panamericana norte es ahora un infierno ecológico. El Transporte ha convertido a esta parte de la gran Lima en una ciudad irrespirable (dicho sea de paso, en el cruce de la avenida Habich y la panamericana norte se está construyendo un enorme puente aéreo que no resolverá mucho; después del puente sigue humeante la congestión vehicular) es lo que se nota cuando uno sale de viaje de Lima a Chimbote.

En el Hospital “La Caleta” de Chimbote no procesan adecuadamente sus residuos también se ha convertido en peligroso contaminador: en lugar de centro de salud, es una amenaza pública contra la salud.

Muchas empresas buscan la rentabilidad de sus inversiones sin interesarles los impactos ambientales. A fines de los 80, el medioambiente empezó a ser tema de congresos y conferencias, en los que llamaba la atención la presencia de un gran número de abogados: Le pregunté a uno de ellos la razón de su interés. Me dio a entender venían a conocer la ley y buscar los resquicios para “respetarla” con el mínimo gasto posible.

El progreso de un país no se mide solamente con el PBI. Ahora se considera la Calidad de Vida, en la que el medioambiente

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