El Jardin De Lo Senderos Que Se Bifurcan

En la vida hay muchos caminos o posibilidades que elegir, pero finalmente todas estas nos llevan a un mismo punto. “El jardín de los senderos que se bifurcan” refleja lo planteado anteriormente. Jorge Luis Borges (1899-1986) creador de este cuento refleja su intencionalidad de jugar con la mente del lector, obligándolo a sacar sus propias conclusiones acerca de lo planteado, corroborando así, su estilo policíaco, distrayéndonos con hechos secundarios y desviándonos del hecho central.

Borges posee un estilo único al momento de escribir, por eso nos resulta difícil interpretar sus escritos, ya que en la mayoría de estos “cuestiona el pasado, el presente y el futuro”[1]; así, siendo el “líder del ultraísmo, un movimiento literario vanguardista que se definió por su oposición al Modernismo y a la Generación 98, Borges innovó y redimensionó la poesía y la literatura”.[1]

Para poder entender de una mejor manera “el jardín de los senderos que se bifurcan” es necesario saber que tiene dos narradores: el primero es una voz, en tercera persona, conocimiento relativo, focalización externa; y el segundo es el protagonista, Yu Tsun, el cual narra en primera persona, conocimiento relativo, focalización interna.

Es muy importante aclarar que es un cuento fantástico, aunque nos resultó difícil clasificarlo como tal, debido al apego que tiene el cuento con hechos históricos, pero cabe señalar que existen factores que nos indican la ficcionalidad de este cuento como lo es la no existencia de la ciudad de Albert, la aldea de Ashgrove y el suburbio de Fenton, todos lugares en los cuales se sitúa el cuento. Si a esto le sumamos que está en orden cronológico, In media Res y narración posterior es un punto más en el cuál hay que detenerse y reflexionar para no confundirse, ya que Borges mezcla en este caso una historia dentro de otra.

Es por ello que ahora nos situaremos en la Primera Guerra Mundial, cuando Inglaterra se encontraba en conflicto con Alemania. Este hecho lejos de ser verídico en el cuento es mezclado con la ficción y filosofía del autor.

Yu Tsun, espía alemán; nos relata su historia desde prisión, en donde es condenado a la horca, ya que este, su destino, estaba predeterminado desde antes, desde el momento que eligió ser espía para limpiar el nombre de su raza oriental que en ese entonces no era bien vista, ya que se les tenía muchos prejuicios y se les estereotipaba como algo inferior; creando así un ambiente hostil y a la vez tenso, el cual se desarrolla en toda la historia.

Hay que agregar a este dos personaje más que resultan cruciales en la historia: Stephen Albert y Richard Madden, el primero era “muy alto, de rasgos afilados, de ojos grises y barba gris. Algo de sacerdote había en él y también de marino, había sido misionero en Tientsin antes de aspirar a sinólogo”[2] y, el segundo, era un “Irlandés a las órdenes de Inglaterra, era implacable, hombre acusado de tibieza y traición, audaz y perseverante”[3] Tambien podemos destacar a el antepasado de Yu Tsun, Ts’ui Pén, quien es solo mencionado, por lo cual no constituiría un personaje, pero es importante mencionarlo, ya que por medio de sus escritos que a su vez son un laberinto de posibilidades, se desarrolla el tema del cuento: el tiempo, el espacio y sus bifurcaciones.

Nos detendremos un momento, ya que creemos interesante destacar un concepto de tiempo circular que se desarrolla en el cuento, “… (Ahora no me importa hablar de terror: ahora que he burlado a Richard Madden, ahora que mi garganta anhela la cuerda)…” aquel fragmento forma parte del inicio del cuento y a su vez sería el punto de partida del círculo que se cierra en el último párrafo con la siguiente frase “He sido condenado a la horca”.

Nos resulta muy curioso el juego filosófico que desarrolla Borges con los lectores, en donde podemos destacar, en este caso, la contradicción y el paralelismo. El hecho de que algo secreto sea publicado en los diarios, eso suena contradictorio y claramente lo es; pero “El mejor método de ocultamiento es la exposición”

...