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El Mexicano Es Así


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2012  •  2.139 Palabras (9 Páginas)  •  289 Visitas

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EL MEXICANO ES ASÍ.

Individualista, poco solidario, le huye a las acciones colectivas, le tiene pánico al conflicto, le gusta incumplir las leyes y pasar como víctima. Las conclusiones son de Jorge G. Castañeda, el polémico ex canciller y uno de los intelectuales más influyentes del país. Pero, ¿así somos?.

La siguiente conversación con Jorge Zepeda Patterson es al mismo tiempo un debate sobre su libro más reciente, Mañana o pasado. El misterio de los mexicanos (Aguilar), en el que argumenta por qué los ciudadanos de a pie son quienes frenan su propio tránsito a una sociedad moderna.

El ex canciller de Fox se ve satisfecho y tiene razones. El libro que presenta estos días simultáneamente en Estados Unidos y México es atractivo, está bien escrito, es ingenioso y tiene una tesis explosiva: el carácter del mexicano, dice Castañeda, es absolutamente disfuncional para transitar a una sociedad moderna, competitiva y democrática.

El mexicano es rabiosamente individualista, ajeno a todo compromiso colectivo o participativo, tiene aversión al conflicto, rechaza visceralmente al “otro”, al extranjero, padece un chip priista de nacionalismo trasnochado y se asume como víctima de tiempo completo. En su alegato, Castañeda la emprende contra los intelectuales, la comentocracia, la clase política y los empresarios, pero sobre todo, contra el mexicano de a pie.

—Yo no invento lo del individualismo del mexicano—. Lo habían planteado ya algunos “clásicos” como Paz, Ramos o Gamio. Yo agrego el análisis de las encuestas sobre actitudes y percepciones, que no tenían los clásicos, y añado mis observaciones.

Pero tu argumentación es novedosa, por ejemplo, la aversión de los mexicanos a los multifamiliares. En efecto, en el libro señalo que el 97 por ciento de las casas construidas en los últimos años son horizontales. El mexicano se resiste a los multifamiliares verticales, porque no quiere vivir en colectivo. Le fastidia tener que negociar la basura, el foco del pasillo, el estacionamiento, la seguridad. En El Cairo, en Sao Paulo o cualquier país en desarrollo se pueden ver miles de edificios de departamentos tipo interés social, pero no en México. Acá preferimos vivir a dos horas de distancia, donde resulta carísimo llevar agua y servicios, que vivir en sándwich entre un vecino arriba y otro abajo.

Afirmas que el individualismo familiar mexicano es más acentuado incluso que en Estados

Unidos, lo cual sería una verdadera novedad. Pero una verdad. La acción colectiva en México, filantrópica, asociativa, sindical, partidista, etcétera, tiene índices inferiores no sólo a los de Alemania, Suecia o Estados Unidos, como podría suponerse, sino de otros países latinoamericanos.

El mexicano no es asociativo más allá de los límites de su familia. Vamos, sólo destacamos en deportes individuales, no en los colectivos.

ME HABLÓ GOLPEADO

Y en tu tesis esto comenzaría a explicar la falta de participación en los asuntos públicos, un ingrediente para la construcción democrática. Sí, porque además hay otro rasgo tanto o más deplorable: en México se le tiene pánico al conflicto.

Sólo los mexicanos son capaces de renunciar a un trabajo o terminar una amistad porque “me habló golpeado”. No sabemos disentir, toda crítica es una ofensa mortal, hacemos culto de la victimización. Preferimos que las decisiones se tomen de manera autoritaria para refugiarnos luego en nuestra condición de víctima.

Perdón, pero el indio no era arisco… ¿Qué es primero, el huevo o la gallina? En tu exposición parece que esta suerte de cobardía para debatir y cuestionar conduce a que las decisiones las tome unilateralmente la autoridad. Yo diría que es al revés: sea en el gabinete presidencial actual, en la hacienda colonial o en la empresa moderna, el que disiente de la posición del jefe termina pasándolo muy mal. No hay redes de protección frente a la arbitrariedad del patrón. Todavía hoy en día el primer criterio para reclutar a alguien es que “no sea conflictivo”. El autoritarismo no es consecuencia, es el factor fundante.

Quizá, pero el hecho es que ya forma parte del carácter mexicano, y eso no ayuda a la construcción democrática. Se cree incorrectamente que la democracia es una fórmula para ponernos de acuerdo. Eso es falso, la democracia es una manera de gestionar nuestras diferencias. Pero para ello debemos contra-argumentar, hacer valer nuestros puntos de vista frente a los otros. Queremos mayorías, no consensos. Los consensos son de países autoritarios, de dictaduras, de países atrasados.

***

El tema entusiasma personalmente a Castañeda,y con razón. Es alguien que rara vez desperdicia una ocasión para disentir. Somos el país que tiene más récords Guinness pendejos, añade: el tamal más grande, el beso más largo, el árbol navideño artificial más alto. Récords en los que nadie quiere competir.

Este rasgo de aversión al conflicto nos ha ayudado a ser un país históricamente menos violento de lo que se cree. Pero hoy en día es un resabio absurdo.

PAÍS MISERABILISTA

En tu libro hablas también de otra contradicción inadmisible: somos ya una sociedad de clase media, pero que no se asume ni actúa como tal. Ochenta y tres por ciento de los mexicanos se consideran de clase media, según encuestas. Obviamente son menos, pero esa es la percepción, aunque sea aspiracional. En realidad son más de 55 por ciento, es decir, mayoría. En mi texto reviso criterios internacionales: ocupación, ingreso y percepciones. Por donde se le mire, la mayor parte de los mexicanos son ya sectores medios.

¿Y dónde dejas la pobreza? Cuarenta por ciento, y la mitad de ellos en extrema pobreza, ¿coincides? La comentocracia y la clase política siguen insistiendo en que este es un país de pobres, que lo más importante es salir de la pobreza. Somos un país miserabilista que le fascina ser víctima. Desde luego la pobreza es un problema real, inmenso e intolerable. Pero los números están ahí, los acabas de mencionar. No son mayoría.

Quizá estadísticamente seamos una sociedad de clases medias, pero no es una sociedad que opere como clase media. El poder sigue siendo manejado por una élite en todas las esferas de la vida. Seguimos siendo una sociedad polarizada entre los que ejercen el poder y los demás. En materia de acceso a las decisiones no somos una sociedad de clases medias, porque no hay ese acceso. Pero también

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