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El Padrino


Enviado por   •  10 de Enero de 2013  •  2.763 Palabras (12 Páginas)  •  417 Visitas

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“El padrino”, un peligro para los buenos maestros

Autor: Helen Azalea Macosay Padilla.

México en su historia, ha sido un país muy rico, poseedor de cultura, de grandes extensiones de tierra, de la sangre que tiñe de color de bronce a sus pobladores y que le regala al mundo lo mejor de sus paisajes y de sus productos; pero si México es tan rico y hermoso ¿Por qué nos encontramos al pie del acantilado de la miseria?, ¿será acaso por los problemas que la educación le da?, ¿es por la ignorancia?, ¿es por la corrupción? La mirada que se regala a usted amable lector, es la relación que existe entre los grandes problemas educativos en México y la corrupción que prevalece en su sistema, y esto explica por qué nos encontramos ante esta caótica situación, donde quedamos rezagados en la oscuridad, la ignorancia y la miseria; porque esto tiene una explicación, tiene un culpable: La corrupción de “El padrino”; pero antes de adentrarnos en el tema, permítame redactar lo que debe ser comprensible, lo que me puede dar la razón en contra de “El padrino”.

El bienestar para todos en nuestro país es algo utópico, las oportunidades que tenemos para obtener una calidad de vida en nuestra nación son realmente escasas. Los mexicanos luchamos día con día para poder llevar el pan a nuestra mesa, para vestir a nuestra familia y tener un techo propio; todo esto es cada vez más lejano, porque a pesar de los discursos políticos, nos damos cuenta de que vivimos en un país desequilibrado.

Ahora bien, los Normalistas en su mayoría somos muchachos de clase baja y media, que aspiramos por medio de esta carrera profesional, abrirnos las puertas que nos lleven a una mejor calidad de vida. Recorremos los cuatro años de formación aprendiendo las diferentes herramientas para ejercer la docencia. Sin embargo, el verdadero motor del Normalista, su única motivación la tiene en la promesa del futuro, el normalista se motiva pensando en su plaza y en su salario.

Esto porque según lo estipulado por la Ley General de educación en el art. 22, menciona que: “El Estado otorgará un salario profesional para que los educadores de los planteles del propio Estado alcancen un nivel de vida decoroso para su familia; puedan arraigarse en las comunidades en las que trabajan y disfrutar de vivienda digna; así como para que dispongan del tiempo necesario para la preparación de las clases que impartan y para su perfeccionamiento profesional” (Congreso de la Unión, 2003).

A raíz de esto, todos buscamos el medio que nos ofrece estos privilegios, y son las denominadas “plazas”, en las que los maestros tienen un trabajo seguro, sin riesgo a que lo despidan injustificadamente; derecho a un sindicato que lo proteja de diferentes arbitrariedades, así como tener derecho a gozar de todas las prestaciones que el Estado le ofrece a consecuencia de su desempeño laboral en las aulas.

Pero, el verdadero dilema se encuentra en el camino para obtener “la plaza”, en eso se centra nuestro tema, en cómo “El padrino”, se encarga de cerrarle la puerta al muchacho más competente y mejor preparados para desempeñar el trabajo docente, dándole el lugar a otro muchacho menos preparado, menos competente y en algunos casos sin vocación, simplemente porque es su conocido o porque tiene con él un parentesco.

Aunque la vereda correcta para la obtención de las plazas nos la marca la Secretaría de Educación Pública, mencionando que: “El Concurso Nacional de Plazas Docentes 2012‐2013 es un mecanismo con procedimientos que fortalecen la transparencia y la imparcialidad en la selección del profesorado mejor calificado para su contratación en Educación Básica y se implementa para erradicar prácticas discrecionales en el otorgamiento de plazas en el sistema de educación pública.

Este instrumento, diseñado por un grupo de expertos provenientes de todas las entidades federativas, concreta el acuerdo logrado por la Alianza por la Calidad de la Educación para el ingreso y promoción de todas las nuevas plazas y de todas las vacantes definitivas, por la vía de concurso nacional público de oposición, convocado y dictaminado de manera independiente” (SEP, 2012).

Este es el camino correcto para conseguir trabajo en el sistema educativo, más sin embargo, no es el que más se aplica en nuestro contexto, ya que a partir del nepotismo y la corrupción, las plazas de trabajo docente se otorgan a los “recomendados” y no a los más competentes en la rama, tal y como menciona un maestro en un entrevista del periódico “La jornada”, y nos dice que: “Queremos evidenciar el nepotismo a todas luces evidente, pues muchos de los que supuestamente aprobaron el examen son recomendados o hijos de maestros y políticos; incluso hubo personas que no cumplieron con los requisitos y sus nombres figuran en las listas de prelación. Es verdaderamente indignante” (Alfaro, 2012).

Y es que, cómo esperamos que este sea un procedimiento justo si hay 134,000 aspirantes para el Concurso Nacional para el Otorgamiento de Plazas Docentes, de las cuales sólo se seleccionarán 18,000 maestros de cualquier nivel educativo básico (Toribio, 2012). Y es esta una de las razones por las que más se recurre a este fenómeno, porque el miedo a no quedar seleccionado se hace patente en cada uno de los aspirantes, provocándolo a buscar “El palancazo del padrino”, ese empujoncito que lo lleve directo y sin escalas a la plaza de docente.

Y es que realmente este problema es un secreto a voces dentro del magisterio, todos sabemos que existe, todos lo hemos escuchado alguna vez, y a decir verdad, el sistema educativo es uno de los más corrompidos en nuestro país, porque de él emanan pensamientos e ideales que por la cúpula política deben ser controlados, es decir, si al gobierno no le conviene tener maestros mejor preparados para una educación de calidad, no los contratara; o en otro caso, si el gobierno le debe un favor a determinada persona, se lo pagará a través del nepotismo, flanqueando así la puerta de entrada a nuevos y mejores maestros. Un ejemplo que ilustra mejor esta situación se presenta en el estado de Nayarit, donde el gobernador del estado, Roberto Sandoval; siendo de extracción priísta, favoreció a los maestros de su partido, otorgando el 50% de las plazas de maestros a militantes y participantes de la “Red de maestros priístas”, dejando de lado el concurso de plazas y deslegitimizando el proceso (Reforma, 2012).

Ahora bien, es curiosa la manera en la que los políticos tratan de enmascarar el problema en lugar de darle solución, y lo peor de todo que al tratar de tapar el sol con un dedo, las organizaciones internacionales se dan cuenta de nuestro problema y lo exhiben ante las diferentes naciones. Veamos

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