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El Ser Nacional

brisabruno15 de Agosto de 2013

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EL SER NACIONAL

El “ser nacional” es, en primer término, un concepto general y sintético, compuesto por una pluralidad de subconceptos subordinados y relacionados entre sí. Es un hecho político vivo empernado por múltiples factores naturales, históricos y psíquicos a la conciencia histórica de un pueblo. Es una comunidad establecida en un ámbito geográfico y económico, jurídicamente organizada en nación, unida por la misma lengua, un pasado común, instituciones históricas, creencias y tradiciones también comunes conservadas en la memoria del pueblo, y amuralladas, tales representaciones colectivas, en sus clases no ligadas al imperialismo, en una actitud de defensa ante embates internos y externos, que en tanto disposición revolucionaria de las masas oprimidas, se manifiesta como conciencia antiimperialista, como voluntad de destino.

Si el “ser nacional” es este conjunto de factores reales recién enunciados, entonces es obligatorio buscar sus orígenes en la Historia.

en los comienzos de nuestro país como nación este territorio no tenía identidad nacional como la tenían por ejemplo los europeos en sus propias tierras, o los aborígenes americanos en las suyas usurpadas por la colonización, se gestó la idea de identidad del ser nacional como manera de tener una identidad a la que todos admiraran, defendieran y lucharan por ella. Una de las maneras que se usó para fortalecer la identidad nacional fue hacer la escuela primaria obligatoria, allí se narraba una historia quizás un poco pueril de cómo fue toda la organización de nuestro país, el origen la emancipación de España y fortalecer la imagen de los héroes de la patria. Alrededor de los años 1810 a 1870 nuestro país estaba poblado por una mayoría de españoles, pero en Buenos Aires había casi la misma cantidad de ingleses, franceses e irlandeses y lo ves muy claro en los próceres que tenemos, Liniers francés, Brown irlandés, Bouchard que era francés, por nombrarte unos, el resto español, algunos cuantos negros y los nativos y todos tenían intenciones distintas, buenas algunas otras no tanto, pero en definitiva había que unificar al país y ese fue el sentido del ser nacional. exaltar el sentimiento de patria en un lugar donde los habitantes tenían de origen patrias muy distintas.

Mas o menos así fue la cosa.

Una mirada sobre el "ser nacional" en tiempos actuales

LUNES 02 DE JULIO DE 2012 16:16

Por Belén Ennis * I Las ventajas de "pensarnos como argentinos". Un debate imprescindible de todo tiempo histórico.

La identidad propia se define por contraposición a la ajena. Es decir; si nos aglutinamos dentro de un “nosotros” es porque también existe un “otros” o un “ellos” que consideramos distinto de lo que somos. Por ende la pregunta en torno al “ser nacional”, la incógnita que implica definir qué significa ser argentinos, es un interrogante que debiera ser recurrente y que es profundamente necesario ya que, por un lado, nos permite encontrar una explicación respecto de nuestra identidad, respecto de quiénes somos y, por otro lado, nos ayuda a vislumbrar aquello que no nos genera pertenencia y nos permite tener conocimiento acerca de quienes no somos. De manera tal que si nos sentimos argentinos es porque no nos reconocemos, por ejemplo, alemanes, estadounidenses o ingleses. Pero, además, si no se quiere faltar a la verdad tenemos que decir que dentro de nuestra sociedad el “ser nacional no es uno sino múltiple” [1] y, por eso mismo, ser argentino tiene tantos significados como tantas clases sociales existen. Hernández Arregui decía que “en la base del ser nacional se encuentran las clases sociales (...) el ser nacional manifiesta su diversidad, en la lucha política de una nación (...) en las grandes crisis de una nación, cada clase concebirá la realidad nacional desde perspectivas diferentes”. Si entendemos que en determinados tiempos históricos de crisis nacional se agudizan las posiciones en torno al significado del ser argentino en las diferentes clases sociales y teniendo en cuenta que las relaciones entre estas clases son relaciones de fuerza, podemos vislumbrar la posibilidad de que en esa lucha de poder alguno de estos sectores pugnará por establecer su visión de la realidad, es decir, su “ser nacional” por encima de los otros. Por lo tanto “el ser nacional emerge ahora, como la comunidad escindida, en desarrollo y en discordia, como proceso en movimiento (...) como contrastación, velada o abierta, de las clases actuantes dentro de la comunidad nacional (...) no como paz, sino como guerra”.

Consideramos que el debate en torno al “ser argentino” es un debate imprescindible de todo tiempo histórico, principalmente por tres aspectos. En primer lugar, es necesario ya que como decíamos más arriba, nos da la pauta para comenzar a discutir acerca de aquello que nos constituye como argentinos y aquello que no lo hace; en segundo lugar, es inseparable de la lucha de clases ya que cada grupo social, teniendo en cuenta la multiplicidad de seres nacionales existentes, buscará proponer el suyo como modelo hegemónico; y finalmente, en tercer lugar, nos da impulso para que dentro de esa lucha social -que también es política, económica y cultural- ejerzamos una toma de posición ideológica por un determinado tipo de ser nacional, es decir, nos obliga al compromiso inalienable con un modelo de nación y de estado. Lo que queremos decir es que -más allá de los múltiples sentidos que cada clase le atribuye al “ser nacional”- si se busca la emancipación de nuestro país y la autodeterminación de nuestro pueblo debemos abogar por un tipo específico de “ser nacional” que podría ser definido, en palabras de Hernández Arregui, como “una comunidad establecida en un ámbito geográfico y económico, jurídicamente organizada en nación, unida por una misma lengua, un pasado en común, instituciones históricas, creencias y tradiciones también comunes conservadas en la memoria del pueblo, y amuralladas, tales representaciones colectivas, en sus clases no ligadas al imperialismo, en una actitud de defensa ante embates internos y externos, que en tanto disposición revolucionaria de las masas oprimidas se manifiesta como conciencia antiimperialista, como voluntad nacional de destino”. (subrayados nuestros). Adherimos, por tanto, a un modelo de “ser nacional” que supone la cooperación entre las clases sociales encolumnadas detrás de la bandera por la lucha antiimperialista comprometidas, en relación a una fuerte conciencia nacional y regional, con la búsqueda de la emancipación y de la autodeterminación argentina y latinoamericana.

Ahora bien, dentro de esta multiplicidad de seres nacionales, ciertas clases sociales que podríamos definir como oligárquicas y alejadas, por su constitución misma, de los intereses del pueblo, han tomado un camino inverso al que nos propone Hernández Arregui para entender al “ser nacional”. De esta manera, la oligarquía argentina elige inclinarse por un tipo específico de “ser nacional” ligado a la identificación con el extranjero. En países colonizados culturalmente como el nuestro se genera una paradoja: el ser nacional se define, para estas clases acomodadas, no por contraposición al “otro” sino por identificación con este. Entonces, por ejemplo, ser argentino significa estar más cerca de ser extranjero que nativo. Se aspira a una nacionalidad y a una cultura foráneas en detrimento de las propias y se retoma como base el binomio “civilización y barbarie” para catalogar de civilizado lo ajeno y de bárbaro lo propio. En este caso, lo ajeno o lo extranjero que se pondera se relaciona con determinados tipos de sociedad y de cultura: los que imponen las metrópolis mundiales. Contrariamente a la adopción de un tipo de ser nacional ligado a la lucha contra el imperialismo la oligarquía se posiciona en favor del mismo, retrasando así la liberación nacional. Grandes países imperialistas como Inglaterra o Estados Unidos han sido potencias globales que impusieron sobre la Argentina su poderío militar y simbólico, respectivamente, pero lo hicieron con el aval y el apoyo de los sectores oligárquicos argentinos que se dedicaron históricamente a pisotear la libre determinación del pueblo en pos de sus propios intereses extranjerizantes.

Para clarificar este posicionamiento anti-patria de las oligarquías nacionales podemos tomar como ejemplo el tratamiento que en la actualidad hacen los multimedios (puntualmente el grupo Clarín) en relación a dos temas coyunturales como son; el reclamo soberano de la Argentina sobre las Islas Malvinas y la restricción a la compra de dólares. Estas dos temáticas pueden servirnos para entender la dificultad que tienen algunos órganos de prensa, representantes de las oligarquías argentinas, para pensar en clave nacional. Si tomamos el pedido por la soberanía de Malvinas nos encontramos con que el contenido de las notas gira en torno a la bandera de la autodeterminación de los isleños y a su defensa de continuar siendo ingleses y no en relación a un tratamiento exhaustivo de los argumentos y las pruebas que demuestran nuestra soberanía sobre las islas. Se privilegia más la opinión de los ingleses que habitan en dichas islas que el reclamo legítimo de nuestro país por la recuperación de esa parte del territorio nacional que el colonialismo nos arrebató, como así también se le da una mayor importancia al posicionamiento del primer ministro inglés que al del gobierno de la nación argentina. Lo mismo sucede cuando pasamos al tema de la restricción de la compra de dólares; se observa la defensa a raja tabla de una moneda que no es la nuestra. Si nosotros vivimos materialmente en pesos

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