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El cuerpo en movimiento Ana Cristina Medellín Gómez


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2017  •  Ensayos  •  4.848 Palabras (20 Páginas)  •  205 Visitas

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El cuerpo en movimiento

Ana Cristina Medellín Gómez

Cristina.medellin@gmail.com

Junio 2017

Uno no ve más de lo que sabe ver y lo que puede ver; esto depende de nuestra ubicación y del aprendizaje de los códigos visuales a los que estamos expuestos a lo largo de nuestra vida. En muchas ocasiones la enseñanza de los códigos visuales queda en manos de los medios de comunicación masivos que estandarizan las formas de ver y estandarizan también la forma en que, para los hechos escénicos, los actores deben adoptar determinado código corporal para comunicar lo que los espectadores han aprendido por la exposición a los medios masivos de comunicación (básicamente la televisión comercial). Esto que se conoce como cliché, establece ciertas “reglas de comunicación” de la expresión corporal de los ejecutantes que, convencionalmente, producen una reacción emocional. Esta reacción es percibida por el espectador como normal, pero  puede ser manipulada intencionalmente. Realizar una lectura más profunda de los rasgos pertinentes y secundarios de la expresión del cuerpo del ejecutante, permite acceder al código visual para obtener una referencia que enriquece la mirada del espectador en relación a la decodificación del movimiento corporal, como una forma de ampliar la cultura visual del espectador, pero también, como una herramienta comunicativa del ejecutante escénico.

La condición humana es corporal, materia de identidad en el plano individual y colectivo, el cuerpo es espacio que ofrece vista y lectura, permitiendo la apreciación de los otros. Por él somos nombrados, reconocidos, identificados a una condición social, a un sexo, a una edad, a una historia. (Le Breton, 2010, p. 17)

La creación coreográfica es algo que se tiene que hacer con un sentido claro y una dirección determinada; esa es ruta para generar un espectáculo que tenga “sentido” para el público espectador, entendiendo el sentido desde sus múltiples acepciones, todas entrelazadas en la producción escénica. Así pues esta la definición de Sentir-se como ser consiente de lo que nos pasa internamente, también se entiende sentido como cada una de las facultades localizadas en cada uno de los órganos sensoriales, con las que los seres animados perciben el mundo exterior, como la capacidad para entender y particularmente, para juzgar o apreciar las cosas, para la danza son fundamentales el sentido del ritmo y el sentido de la orientación. [1]

La palabra sentir viene del latín sentire que originalmente significaba oír, pero luego pasó a representar la percepción de todos los sentidos, de ahí se originan las palabras asentir, sensato, sentido, sensible, sensitivo, sensación, sensibilidad sentimiento y resentimiento.

Desde su origen significó (en latín) experimentar una sensación que te llega por los sentidos y a la vez, el sentimiento, reflexión o acto de decisión que ésta percepción conlleva o provoca. Sentido, es tomar una dirección por haberse orientado a través de los sentidos; significado que aún conservamos cuando hablamos del sentido de un movimiento. El coreógrafo debe tener presente cuál es el sentido único de su obra; debe saber cual es la dirección que le quiere tomar y cómo darle integridad a sus ideas.

Para componer el coreógrafo debe tener una idea de cuál es su lenguaje y trabajar para que dicho lenguaje tenga sentido. Al componer se espera que considere el sentir de sus bailarines (popiosepción) y aplicar ese sentir a favor de la obra, recordando que los intérpretes no son él y al mismo tiempo son elementos vivos e independientes de la obra, así el creador busca darle un sentido determinado a los movimientos de los ejecutantes.

¿Cuántas danzas comienzan con una idea estimulante vestida con movimientos controlados, pero de pronto se extravían sin clímax o concluyen de manera vacilante, con una detención, no un verdadero final? Hay individuos con talento que poseen un sentido innato de la forma y el contraste dramático, pero quienes carecen de esta habilidad pueden ser entrenados para que la adquieran como parte del oficio de la coreografía, porque sin ella con toda seguridad están perdidos. (Humphrey, 2001, p. 21)

El coreógrafo también debe conocer de música, saber cómo se organiza en el papel y ser capaz de leer una partitura, conocer asimismo la historia y la literatura de la música y tener una opinión informada sobre lo que va a elegir; ser capaz de poder hablar con cualquier músico, aunque éste probablemente sepa poco o nada de la danza. En las relaciones con los compositores, el conocimiento musical es en particular importante para facilitar el sentido de la música dentro de la coreografía.

La idea de sentido verbal es necesaria para las danzas con significado, porque para las que se basan únicamente en el movimiento físico, basta el lenguaje de la acrobacia.

La buena danza debe armarse con frases, y éstas deben tener una forma reconocible, un principio y un final, ascensos y descensos a lo largo de la línea, y diferencias de duración para lograr la variedad. La frase nunca debe ser monótona por la razón ya mencionada de que la danza pertenece al reino del sentimiento y éste nunca se manifiesta como una línea recta horizontal. (Humphrey, 2001)

Sin importar el tema, la dirección del creador es lo que da  sentido a la obra, –esa dirección es un texto cinético que narra en su discurso una secuencia de significados–, que nos informan sobre la situación de los estados emocionales de los intérpretes.

Los creadores que trabajan dando sentido a sus obras logran grandes producciones  donde todos los elementos se incorporan en la misma dirección. Si bien no es necesario que todas las obras tengan un carácter literario, o estén llenas de sentimientos, incluso las coreografías de carácter abstracto al contar con una dirección, orientan al espectador hacia un destino de experiencia estética en donde los signos adquieren significado.

La danza en sí misma cuenta con los elementos para evocar emociones dentro de su vocabulario, para excitar el sentido cinético y para manifestar las sutilezas del cuerpo. En el escenario el lenguaje del cuerpo a pesar de tener limitaciones definidas, se comunica con el espectador que sin poder usar el sentido del tacto utiliza el sentido de la vista para tocar y le resulta sencillo comunicar más allá de la experiencia susceptible de expresarse mediante la acción física.

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