El neoliberalismo y su fracaso
yamilethmercedesTutorial11 de Octubre de 2013
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El neoliberalismo y su fracaso
El balance de la década de los 80 es una caída de producto bruto interno por habitante, una deuda externa creciente y un incremento global de los precios. Se duplica la pobreza y se triplica la indigencia. La incapacidad del Estado para redistribuir la renta y sus deficiencias en la gestión de los servicios públicos fue el resultado del clientelismo, el control partidista sobre la función del servicio social, la corrupción administrativa y la ausencia del control social.
El gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-1992) anunció un nuevo modelo económico y político. La situación económica del país aunada a la crisis estructural de la economía mundial llevó a la adopción de “políticas de ajuste” impuestas por el Fondo Monetario Internacional en los países del “Tercer Mundo”.
La “solución mágica” para los problemas fue la “retirada del Estado”, que fue condenado como “centralista” e “intervencionista”; así, se abandonaron las prerrogativas del mismo en la planificación económica, por ejemplo, se disminuyeron la regularización del mercado laboral y los controles de precios y salarios. El resultado de la aplicación del modelo neoliberal fue la expansión e intensificación de males sociales como el hambre, la pobreza, la desigualdad y la exclusión social, política y económica, el racismo y el clasismo.
El neoliberalismo esgrime el discurso de la “liberalización del mercado”, que supuestamente llevaría de manera “espontánea” a la libertad en todas las esferas sociales y políticas. Sin embargo, la creciente desigualdad generada por el modelo limita el ejercicio de las garantías y derechos ciudadanos a quienes por su posición social tienen como pagarlos, dejando a un lado a quienes por no ser propietarios, ni contar con títulos académicos que les permitan incorporarse a los espacios sociales de ejercicio de ciudadanía, deben conformarse con vender su mano de obra barata a la clase propietaria, ya que ni siquiera les es posible participar directamente en la toma de decisiones sobre la redistribución de la riqueza, la organización del trabajo, el salario y la seguridad social.
Al imponer la lógica de la maximización de la ganancia, el neoliberalismo negó las potencialidades del desarrollo endógeno, en función de priorizar los negocios financieros y petroleros eminentemente transnacionalizados, sin impacto en la generación de empleo productivo y desarrollo endógeno. Como manifestación del proceso de centralización y concentración del capital, el totalitarismo economicista del mercado mundial busca homogeneizar las relaciones de producción, profundizando las asimetrías sociales y la dependencia. Las medidas neoliberales estaban dirigidas a satisfacer el afán de lucro de los grandes capitalistas y de sus acólitos y no a satisfacer las necesidades de toda la población de manera equitativa.
En Venezuela la destrucción de los espacios económicos locales y regionales de carácter endógeno y relativamente autosuficiente ha tenido cuatro etapas:
• La invasión europea de finales del siglo XV destruyó los modos de producción indígenas en casi todas las regiones de la actual Venezuela.
• La férrea dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935) que impuso la centralización política y económica y el rentismo petrolero, desbaratando las tradiciones productivas de las regiones, arruinando la agricultura y la producción artesanal.
• El modelo desarrollista que buscó la industrialización sin cuestionar los patrones de consumo impuestos por el capitalismo mundial y sin contemplar las tradiciones productivas propias.
• Las medidas de ajuste neoliberales que pretendieron homogeneizar el espacio económico nacional con la estrategia privatizadora y aperturista al mercado mundial.
Así, fueron barridas las autonomías regionales, tanto económicas como políticas, imponiendo el centralismo y una dependencia creciente de los aparatos de dominación del capitalismo transnacional, negándose la posibilidad del desarrollo endógeno.
En la actualidad, el proyecto neoliberal que pretende imponer el oposicionismo contempla:
• Restablecer el mecanismo de “concertación tripartita” -confabulación entre tecnócratas, empresarios privados y cúpulas sindicales corruptas- que privó a la clase trabajadora del derecho a empleos seguros y salarios justos, de disponer de sus ahorros, de pensiones dignas para todos(as), de la retroactividad de sus prestaciones sociales y de servicios de capacitación laboral, recreación y salud públicos, gratuitos y de calidad.
• Erradicar el control de cambios para favorecer la especulación financiera, la fuga de capitales y los negocios vinculados a importaciones indiscriminadas y corruptelas.
• Focalizar el gasto público hacia los negocios privados de empresarios parasitarios del Estado, en detrimento de la inversión en Economía Social y en servicios públicos.
• Impulsar políticas públicas “descentralizadas” a través del sector privado, para privatizar los servicios públicos.
• Limitar la producción de rubros agroalimentarios (en cantidad y en rubros) para favorecer al sector importador, en detrimento de los pequeños y medianos productores, del desarrollo agrario y de la Seguridad y Soberanía alimentarias.
• Nueva doctrina militar que garantice la implementación del modelo neoliberal y la obediencia al imperio y a sus organismos financieros internacionales.
• Política petrolera basada en la sobre-producción para bajar los precios y en el uso de la regalía en los negocios privados de explotación y exploración y no en inversión social.
Los neoliberales intentan reinsertar a Venezuela en SU Nuevo Orden Mundial, imponiendo la preeminencia del mercado sobre la sociedad y el Estado. El rol asignado al país “desde arriba y desde afuera” fue el de “suministrador seguro y confiable de petróleo”, es decir, el mismo rol asignado por el imperialismo desde 1920 e implementado por la oligarquía criolla por igual en tiempos de dictaduras militares o de dictaduras civiles, de aplicación del modelo desarrollista o del modelo neoliberal.
En cualquier caso, ninguno de los modelos de desarrollo señalados implementó las políticas que debían transformar la estructura económica y social del país en beneficio de las mayorías sociales y de la soberanía nacional, las cuales eran perfectamente posibles por los enormes ingresos derivados de la exportación petrolera.
El fracaso del neoliberalismo plasmado en la pobreza, la desigualdad, la exclusión y la desnacionalización, determinó hitos históricos como la rebelión popular de Febrero de 1989 contra la implementación de las medidas de “ajuste estructural”; las rebeliones militares de Febrero y Noviembre de 1992 contra el gobierno que pretendió aplicarlas contra la voluntad de las mayorías; y el triunfo de la opción bolivariana en las elecciones presidenciales de Diciembre de 1998 con una agenda alternativa de gobierno, de corte humanista.
El desarrollo de la Revolución Bolivariana obedece a las demandas de las mayorías sociales, contrarias al neoliberalismo, ello determina el proceso de debate público sobre el modelo de desarrollo que requiere la Nación, sobre la mejor manera de aplicarlo y, sobre los retos inherentes a los períodos históricos de cambio social. Ese proceso de debate tiene un objetivo esencial: Restituir los equilibrios que hagan posible la Independencia con Igualdad y Justicia Social, bases de la felicidad de los pueblos.
Economía Social, Economía Popular y Economía Solidaria: un debate inacabado
Presentación:
El presente documento persigue exponer en cortas líneas un debate intelectual que viene gestándose a partir de las diferencias conceptuales y contextuales de los conceptos que enuncian el documento. De lo que se trata es de hacer un corto pero sustantivo ejercicio de definiciones para ubicar e intentar sistematizar estos términos. Ante la confusión existente en Venezuela desde la Constitución Nacional hasta el discurso diario de los actores políticos del momento, resulta pertinente hacer la presente contribución, la cual servirá de documento base a las reflexiones que hoy se expondrán.
1. La Economía Social
1.1 Síntesis histórica.
La Economía Social no es un concepto novedoso, data del siglo del XIX en Europa, de los movimientos obreros cristianos, socialistas y anarquistas, ya para el año 1900 había un salón en la exposición Universal de París que llevó su nombre. La Economía Social se definió como un concepto polisémico es decir, designaba diversas aproximaciones teóricas y disciplinarias que buscaban una interpretación integral del fenómeno más allá del mero hecho económico.
El término se utilizó para designar algunas practicas económicas en donde prevalecía la democracia y el empresariado colectivo. Sin embargo, hasta el presente existe la ambigüedad en cuanto a su verdadera naturaleza, se le ha vinculado a diversas tendencias en el campo de las ciencias sociales, específicamente en la economía y la sociología.
Durante el siglo XIX y principios del XX la economía social tuvo entre sus principales exponentes a Charles Dunoyer, Charles Gide y L. Walras este último como representante de la escuela Liberal. De estos tres es Charles Gide entrado el siglo XX quien propone definir a la economía social como aquel conjunto de empresas y organizaciones cuyas reglas
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