ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Ensayo De Etica


Enviado por   •  30 de Diciembre de 2013  •  2.385 Palabras (10 Páginas)  •  305 Visitas

Página 1 de 10

DESAFÍOS DEL PROFESIONAL DE HOY: LA ÉTICA PROFESIONAL EN UN MUNDO LABORAL DESMORALIZADO.

Algunos de los mayores desafíos que enfrentamos los seres humanos en nuestro tiempo están relacionados con las potenciales amenazas que sobre la supervivencia de la especie humana se ciernen desde diferentes puntos. El calentamiento global, una colisión intergaláctica, le extinción del sol, son algunos de los eventos apocalípticos que anuncian la destrucción del planeta. Sin embargo, estas y otras profecías como el fin del calendario maya, dejan de lado el problema que subyace en el trasfondo de la incertidumbre que induce a este tipo de especulaciones, el gran peligro de autodestrucción al que ha llegado nuestra civilización. En el siguiente ensayo abordaremos el tema de la crisis social y humanitaria analizando las fuertes raíces que hunde esta problemática en el plano socioeconómico, tomando como ejemplo la realidad de la ciudad de Cartagena en el tiempo presente.

El veintitrés de Enero del año 2009 el diario estadounidense The Washington Post publico un artículo escrito por Juan Forero, en el que comparaban a Cartagena con a África especialmente con la de la región subsahariana, donde se encuentran las poblaciones más miserables del mundo. Lo paradójico es que este articulo contrasta con la realidad expuesta desde los medios de comunicación sobre la prosperidad del país y desde los que se vende la imagen de una Cartagena “vibrante y prospera” dispuesta para recibir grandes flujos de turismo, con una logística equiparable a la de ciudades como Manhattan donde una noche en un hotel cuesta 500 dólares, y se puede encontrar restaurantes y apartamentos al mejor estilo de las ciudades más vanguardistas del mundo. (Forero 2009)

A decir verdad, la realidad imperante es otra. Vimos en una ciudad de un millón de habitantes, donde 600.000 son pobres y cientos de miles se encuentran en la miseria absoluta, sin alcanzar a suplir sus necesidades básicas y viviendo prácticamente en la misma situación de indigencia que algunas de las regiones de África donde el agua y el alimento escasean y las posibilidades de trabajo son casi nulas.

Recientemente, el discurso estatal se ha centrado en los bondadosas proyectos de vivienda sobre en donde se anuncian 2.500 casas en un tono que recuerda más un proyecto de reelección, que un verdadero deseo de resolver el problema de la gente sin techo. Al fin y al cabo, que son 2.500 casas (si es que se les puede llamar así) para una ciudad donde el déficit habitacional es de “64 mil unidades, la mitad, hogares que están en malas condiciones, y la otra mitad hogares que necesitan una vivienda nueva" Por otra parte, como una obra maestra hecha para tarjeta postal, al norte de la ciudad se construyen 7 mil nuevos apartamentos en sectores exclusivos, los cuales, a diferencia de las 2.500 casas para los pobres, si tienen garantizados el acceso a establecimientos educativos, de salud y esparcimiento. Ahora bien, ¿quiénes son los futuros residentes de estos apartamentos y antagonistas del grueso de la población menos favorecida de la ciudad? Sus identidades, al igual que sus procedencias son muy dispares, no obstante hay un rasgo en común que los identifica: pertenecen a le elite del 2% de la población mundial que posee más del 50% de los activos globales, obtenidos casi siempre a expensas de las atrocidades causadas por sistema capitalista y las políticas neoliberales.

La gran pregunta que nos seguimos haciendo es ¿cómo se sostiene un sistema social montado sobre unas bases tan dispares que fomentan el desequilibrio y la desigualdad social? Para asomarnos al trasfondo del tema, volveremos sobre algunos postulados básicos sobre organización social y sustentabilidad, como lo son la ética y la moral aplicadas al entorno empresarial que es a fin de cuentas, el núcleo desde donde se expande el capitalismo que devora como lobo los valores de la sociedad.

Uno de los principios básicos que cohesiona los grupos de individuos, es la búsqueda de un bien común. Este se entiende como un proceso que involucra a todos los miembros de una colectividad en una búsqueda a la que todos anteponen los intereses particulares. Es decir, en una sociedad como la nuestra en donde existe hambre, miseria, enfermedad, impunidad y destrucción, se camina en la dirección contraria a la que señala la visión progresista del hombre moderno y no se busca el bien común. Como vemos, la búsqueda del bienestar hoy día, es más un sinónimo de discurso político que una realidad tangente. Por otra parte, la imposición de las ideologías de los grupos dominantes a través de los medios de comunicación, han logrado desplazar a un plano subvalorado la defensa de los principios básicos del bien común como lo son el alimento, el empleo, la seguridad, la paz, incluso la vida. La realidad de nuestra economía a la luz del bien común, muestra en primer lugar, un estado capitalista arrodillado a los intereses económicos de los capitales nacionales y principalmente extranjeros en y en segundo lugar, a los banqueros dándose un banquete con los pueblos servidos en bandejas de plata por las oligarquías, acostumbradas a anteponer los intereses materiales por encima de los intereses de las personas.

En conclusión, es imposible pensar que en este país se respeta el bien común mientras la tercera parte de la población viva en las condiciones en las que viven la mayoría de los cartageneros. Las grandes desigualdades sociales de nuestra sociedad constituyen un atropello violento y descarado del bien común, por cuanto el poder de una minoría se opone a la satisfacción de las necesidades básicas de la mayoría impotente. (Gonzales 1996 pp. 248)

En este punto, cabe preguntarse por el papel de la empresa como agente social que articula una de las actividades prioritarias del estilo de vida moderno; el trabajo, y, por la figura del empresario como símbolo del conquistador del nuevo milenio. Según el filósofo Fernando Savater, el empresario es el emblema de una época marcada por productividad y la economía de grandes capitales. “Todos quisieran llegar a ser como él, ya que representa el prototipo de persona que ocupa el nivel más alto y envidiable de la escala social”

Aunque históricamente el proceso de industrialización a gran escala lleva más de dos siglos, en nuestro país y en especial en nuestra sociedad cartagenera, este proceso ha mostrado su peor cara, a tal punto que, aun en el inconsciente colectivo, se conservan implícitas las estructuras de dominación impuestas tras varios siglos de esclavización, y estas son reafirmadas por los discursos ideológicos al servicio del capital y el consumo para que aceptemos sumisos el saqueo progresivo

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (14 Kb)  
Leer 9 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com