Ensayo sobre Liderazgo

Ensayo sobre Liderazgo

Luis Miguel Montes Vásquez

Marzo 14 de 2014.

En el último año he visto cómo poco a poco el liderazgo se ha venido integrando a mi vida. Antes, aunque considero que en algunos episodios desempeñaba la función de líder ocasional, no me interesaba tanto por estos temas. En vez de pensar mi vida dentro de un marco social y colectivo, solía hacerlo dentro de mi individualidad, en función de mí mismo. Los demás eran, en ese entonces, un horizonte lejano, una parte más del paisaje que pasaba frente a mis ojos sin atención. Vivía en una burbujita aislado del mundo, entretenido con mis libros, mis sentimientos y mis ideas. No sabía de las inmensas posibilidades que tenía de intervenir la realidad con mis acciones, mis capacidades y mis sueños; de la alegría de construir con personas que conciben el mundo de manera similar y diferente a ti; del espejo tan maravilloso que es la sonrisa de quien te agradece.

En este sentido siento que empecé a ejercer la función de líder mucho antes de ser consciente de ello. Hace un año ingresé al programa de Misión País Colombia, a la ONG Enseña por Colombia y al proyecto educativo-solidario ColombiaCrece. Hoy siento que estas tres experiencias han dado vuelta a mi vida. En ellas tuve la maravillosa oportunidad de descubrir potencialidades antes ocultas en mí, aspectos de mi personalidad que no había podido desarrollar en la educación que recibí en el colegio. Fue hermoso ver cómo aptitudes y actitudes que no conocía florecían a cada instante. Verme al espejo cada mañana y sentir un cambio de piel.

En estos tres escenarios también descubrí los abismos, brechas y heridas que desangran a nuestro pueblo, que consumen a nuestra gente. Pude experimentar las injusticias y las desigualdades, el abandono y el olvido. Vi la realidad desde una nueva perspectiva. Una que me llevó a comprender que vivimos el mundo compartiendo con otros, en constante convivencia; que dependemos entre nosotros sinérgicamente; que la alegría nunca la encontraremos encerrados en nosotros mismos; que para que entre la luz a nuestras vidas es preciso abrir puertas y ventanas.

Y por otros no me refiero sólo a los seres humanos. Me refiero también a la naturaleza, a los ríos, a los árboles, a los animales. Hoy, más que nunca, es preciso pensarnos como parte de la naturaleza, no como algo superior a ella. No podemos seguir creyendo que una distinción imaginaria legitima la violencia que ejercemos contra ellos. No quebrantemos la armonía de un equilibrio en silencio con los gritos del dolor y la indiferencia.

Todos estos fueron cambios que surgieron en mí hace masomenos un año. Desde entonces, al transformar mi conciencia, transformé mis acciones. Empecé a actuar, pensar y hablar de maneras diferentes, mucho más coherentes con mis nuevas creencias. Y al sentir esta tranquilidad interior, este reposo espiritual, fue que sentí las energías de ser parte de un cambio, de liderar sueños, oportunidades y alternativas para un mundo más equitativo. Hoy siento que gran parte de lo que hoy soy es fruto de semillas sembradas en mi alma hace años por mi familia y por mis experiencias de contacto con la naturaleza. Aprender a escucharme y a sentirme ha sido el mayor aprendizaje de mi vida. Entender que construir mi propio camino es el primer paso para ayudar a construir el de los demás.

Por todo esto fue que

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